En el noveno lugar de la tabla de posiciones, los Cocodrilos de Matanzas agonizan desde hace algunas semanas, en aras de mantenerse entre los primeros ocho puestos, garantizando así su inclusión en la fiesta de los play off de la Serie Nacional 61.
Hasta el momento en que se realizó este artículo, los yumurinos tenían 58 partidos celebrados, con 29 ganados e igual cifra de perdidos, para un promedio de 500 y distantes a ocho partidos del primer lugar.
Este resultado está muy por debajo de sus reales posibilidades, si tenemos en cuenta la fórmula de Billy James, que relaciona las carreras anotadas, las permitidas y los triunfos que puede alcanzar un equipo.
Por el momento, los matanceros tienen 320 anotadas y 283 permitidas, con un balance positivo que indica, según la fórmula antes descrita, que deberían estar jugando para 561 de promedio, o sea seis victorias más.
De esta manera el puesto en la tabla sería otro. Además, la realidad y la agonía por dejar atrás la línea imaginaria que divide a la avanzada de los rezagados no existiría.
Sin embargo, tienen menos triunfos debido a la poca producción a la ofensiva, sobre todo con corredores en circulación y en posición anotadora.
Como promedio dejan en las almohadillas alrededor de siete hombres por partido; una cifra extremadamente alta, valorando que el campeonato cubano se basa en el poder al bate, con un picheo deprimido en la mayoría de los conjuntos.
Es el bateo y su pobre producción de conexiones de largo alcance el factor que ha decidido los destinos de los subcampeones de Cuba, que se ven fuera de la postemporada.
Numerosas son las teorías que aducen aficionados y otros entendidos en temas beisboleros. Entre ellos, las ausencias que ha sufrido el equipo por contratos en el exterior, un fenómeno que incide en los actuales resultados, de eso estamos claros. No obstante, cuando se valora la nómina de Matanzas, sigue siendo superior en diversos aspectos.
Hombres como Erisbel Arruebarruena, Javier Camero, Yadil Mujica, Ariel Sánchez, Jefferson Delgado, Julio César González, y otros, poseen las condiciones para llevar adelante la ofensiva.
EL FACTOR PSICOLÓGICO
En busca de algunas respuestas, conversamos con Michel Poey Reyes, psicólogo del conjunto. “El trabajo psicológico se enfoca en cumplir las metas durante períodos cortos, cuando se entra en una etapa de bajo rendimiento. Además, darle responsabilidad a algunas personas que tienen que ver con el liderazgo y con varias funciones que realizan dentro del equipo, para que paulatinamente se cumplan esos objetivos.
“La correlación de acciones en función de las situaciones específicas del juego no era satisfactoria, sobre todo los rollings para doble play, sacar el out a la hora precisa.
“De igual modo, perjudican las ausencias que hemos tenido con seis bajas en el picheo de hombres regulares, que sacaban juegos adelante. Ahora tenemos que apelar a muchachos nuevos.
“En la parte ofensiva perdimos un center field y un primer bate, que eran los atletas más rápidos. No es que tengan toda la responsabilidad de lo que sucede, pero sí influye en la dinámica.
“Las ganas de vencer nunca se han perdido; lo que, si llega un momento donde las cosas no te salen bien, el estado psicológico se afecta. Cuando ves que no funciona lo que haces, empiezan las frustraciones y la duda ante determinadas situaciones; pero los deseos de luchar se mantienen.
“Precisamente por esa razón, hay que ir juego a juego, cada subserie, y ganar los partidos necesarios para clasificar, sin desesperarse y confiando en las capacidades de cada cual”.
SOBRE LOS HOMBROS DEL PICHEO
Analizando los números colectivos, llegamos a la conclusión de que el staff de picheo de los rojos es lo que ha cargado la mayor cantidad de éxitos y la posición que tienen hoy en la etapa clasificatoria.
Una pieza clave entre los lanzadores es, sin dudas, Dariel Góngora, un zurdo natural de Camagüey, que ha tomado protagonismo a partir de la salida de Yoennis Yera hacia compromisos internacionales.
“Para nadie es un secreto que si Matanzas queda entre los ocho primeros va a ser un rival difícil de derrotar, porque calidad hay y es un conjunto muy peleador, de mucha garra, y en un play off se torna complejo.
“Siempre se necesitan carreras para ganar, porque en el juego de pelota se vence por carreras. Ya tenemos buen picheo, solo nos queda aguantar y que la ofensiva, que está en una situación muy delicada, responda en los momentos claves.
“La afición cubana sabe que este equipo, hombre por hombre, es superior en el bateo a la mayoría de los restantes colectivos. Ahora está fallando, pero espero que clasifiquemos y confío en la recuperación durante el descanso para la postemporada”.
El bullpen yumurino tiene entre los más destacados a Naykel Cruz, quien le agrega seguridad a la hora de aguantar la ventaja. Entre los más jóvenes, ha tenido un ascenso significativo en los últimos encuentros Denis Quesada.
Un promedio de dos a tres carreras permite el relevo; un resultado que para la actual serie no está entre los peores y ha sido pieza puntual para mantenerse en la lucha por un cupo.
Trabajar en los ajustes ofensivos es una urgencia, si se pretende llegar a la segunda parte del campeonato y continuar seguros de que se pueden hacer mejor las cosas si se trabaja en equipo.
Los cambios en el line up, las jugadas para poner hombres en circulación y conectar con oportunidad son los elementos que están faltando en los últimos encuentros de los Cocodrilos.
Llega el momento decisivo y las subseries que restan se deben ganar al menos por la mínima, cuando la mayor parte de estas serán como visitante, aspecto en el que Matanzas tiene balance negativo.
Pinar del Río, Industriales y Mayabeque son los rivales más fuertes a los que se enfrentarán, y será esta la recta final para el objetivo que se trazó al comienzo de la Serie.