De los deportes del agua, la natación artística, llamada también nado sincronizado o ballet acuático, fascina por su belleza. Tal aseveración se apoya en la presencia femenina por sus características físicas, y la conjugación de movimientos que combinan natación, gimnasia y danza, acompañados con música.
Si bien inicialmente era para mujeres, en los últimos años ha incluido varones en los dúos mixtos, en bajos niveles competitivos, porque Juegos Olímpicos y Mundiales solo las admiten a ellas.
Demanda habilidades acuáticas, resistencia física y flexibilidad, gracia, arte y precisión. Es importante, asimismo, que el atleta posea exacto control de la apnea bajo el agua, como parte de sus ejercicios de rutina.
Para Rodsany Aurora Rodríguez Peñate, tales exigencias resultan cotidianas desde que cumplió nueve años y decidió su manifestación favorita. A esa edad realizó las pruebas de aptitud. Aceptada, la entrenadora Doraima Santana la acogió en su grupo, para satisfacción de la pequeña, quien aún la admira por sus conocimientos y ternura.
“También recuerdo a las profes Yeleine, Ilsa, Tay, Lisandra y Noemí. Gracias a ellas, en la modalidad de solo, obtuve medallas de plata durante la Secundaria Básica, en competencias nacionales escolares. En noveno grado conquisté mi primer título, en dueto, junto a Yénifer Cárdenas, compañera de aula desde la Primaria.
“Yénifer y yo éramos inseparables. No pocas veces fuimos las reinas y subcampeonas, y siempre nos proponíamos ser mejores la próxima vez. Esa aspiración incluía una correcta imagen corporal, con mucho sacrificio en cuanto a alimentación, ejercicios, natación y descanso para estar en forma siempre”.
Esa dedicación le valió la captación como talento con apenas 12, y dos años después fue llamada al equipo nacional. “Significó algo muy grande para mí, no solo por la constancia personal, sino por todo cuanto ha hecho mi madre para lograr ese resultado”.
Desde hace tres cursos Rodsany es parte de la escuela nacional de esa disciplina. “Todo este tiempo mi principal rival ha sido Gabriela Alpajón Reyes, a la que admiro y quiero, además de la entrega mutua de experiencias”.
Los Juegos Panamericanos de Lima, Perú-2019, constituyen la prueba de más alto nivel para la entrevistada, donde participó en la rutina técnica. Se ubicaron séptimas, mejor lugar en relación con la cita anterior, en Toronto, Canadá.
“Ese año competimos y clasificamos en dueto, dueto mixto y por equipos para el Panamericano, que se desarrollará en la ciudad de Cali, Colombia. Tan pronto la covid-19 lo permita, reiniciaremos los entrenamientos”.
Yuriana Peñate Hernández, la madre, reconoce que la especialidad de dúo es la preferida. Asegura que en competencias, calificación por ejecución, impresión artística y grado de dificultad jamás habrá satisfacción, sino una propuesta permanente de ajuste que le haga ascender.
La joven ha disfrutado cuanto ha vivido como atleta, en particular los éxitos; aunque “cada derrota me dejó como enseñanza que debo persistir en la preparación general para ser mejor”.
Al preguntarle qué decide en los ejercicios técnicos y libres, si la coreografía de las entrenadoras o la calidad de las atletas, respondió que ambas, “pues debe haber armonía entre quienes elaboran lo que se hace en la piscina y sus ejecutoras”.
Con los 18 cumplidos, a esta linda sirenita aún le queda mucha agua por nadar. Entre sus aspiraciones está asistir a varios concursos; dos en particular: el Mundial y las Olimpiadas de París-2023. “Pero no quiero soñar en vano, debo lograrlo con idéntica consagración a lo hecho hasta ahora, apoyada en la inteligencia y los fundamentos de este estilo de natación. Entrega no faltará, le aseguro a quienes posibilitan que seamos atletas de alto rendimiento”.