No hay una manera sencilla de explicar al pueblo matancero por qué la Biblioteca Provincial Gener y Del Monte ha permanecido cerrada por casi 20 años. Y subrayo casi, pues se trata de un estimado al que pocos han podido arrojar luz, porque no se recuerda con exactitud el inicio de esta historia amarga.
No hay una forma simple de contar cómo en este tiempo parte de su patrimonio se ha rescatado, destruido y dañado, en algunos casos de manera irreversible. Cómo han pasado decenas de brigadas, proyectistas, constructores estatales y privados, y ni siquiera para este año se tiene certeza del posible avance, siempre frenado por los presupuestos, la disponibilidad de materiales o los trámites tantas veces tardíos.
Tampoco hay cómo resarcir a los investigadores y las generaciones de jóvenes matanceros, que apenas recuerdan los años de funcionamiento del otrora Casino Español, aunque algunos de sus servicios se mantengan vitales. Mucho menos puede entenderse el “descarte” de cientos de libros y colecciones de hemeroteca, en uno de los episodios más tristes del devenir de este inmueble, y del que muy pocos se atreven a hablar.
Es complejo asimilar que a la reparación de una obra con Grado 1 de Protección Patrimonial se le asigne para todo un año el mismo presupuesto que a la construcción de un parque ejecutado en tres meses; o menos de lo que ha costado restaurar otros monumentos, no una, sino varias veces en el mismo espacio temporal. También quedamos a la espera de respuestas sobre por qué, a pesar de formar parte del Plan 325, fue esta la única de las 55 obras previstas que no se pudo concluir.
Por suerte, un nuevo proyecto de reparación ejecutado por Construcciones Diamante pretende desmarcarse del resto y devolver al edificio el esplendor de antaño. Sin embargo, muchas interrogantes, contradicciones e incertidumbres rodean el desarrollo de esta obra.
SOMBRAS DEL TIEMPO PERDIDO
Quizá porque marcó el inicio de su vida laboral en el centro, Leisdha Lorenzo Labrada, especialista del Departamento de Fondos Raros y Valiosos de la Biblioteca Gener y del Monte, es de las pocas personas que en esta ciudad puede ofrecer certezas en torno al cierre definitivo de la biblioteca.
“Llegué en noviembre del 2007 y ya existía un estado de deterioro avanzado. Sí sé que desde el 2002 se venía trabajando, pero fue en esa época, justo al día siguiente de entrar, que se cerró”.
Desde entonces numerosas brigadas han intervenido en el sitio, con varios períodos de suspensión total de los servicios y otros, en los que el funcionamiento de algunas salas ha permanecido limitado. Numerosos resultan también los contratiempos experimentados en estos años y que han frenado —hasta retrocedido— el avance de la obra, como las desacertadas ejecuciones, la falta de control sobre los bienes patrimoniales del inmueble o la inestabilidad de los recursos.
Un factor común ha sido determinante en la dilación de su reapertura: la ausencia por casi 10 años de un proyecto de ejecución que guíe las acciones constructivas. Este es un aspecto que, a juicio de especialistas, debió concebirse como parte de una inversión y no de un mantenimiento constructivo, como permanece planteado aún.
Con la misma paciencia con que ha explicado tantas veces el “deber ser” de un proyecto como este, Bielka Cantilo González, directora de Patrimonio en Matanzas, detalla que, como en la vida diaria, pero especial en los edificios patrimoniales y en cualquier obra que se pretenda realizar con éxito, hay que tener muy claras las etapas a ejecutar y lo que se quiere lograr con ellas.
“La biblioteca arrancó sin este estudio. Empezó montándose en el plan de mantenimiento constructivo, atendiendo una serie de problemáticas elementales y visibles; pero ya desde entonces se podía ver que el edificio necesitaba otras cosas”, argumenta.
Deficiencias que condujeron lógicamente a desaprovechar recursos, no optimizar los tiempos y no tener claridad de muchas prioridades por más de una década, sin que el asunto llamara la atención, al menos desde el punto de vista práctico.
Carlos Torrent Molina, director provincial de Cultura entre 2011 y 2018, tuvo a su cargo la enorme responsabilidad de impulsar el Plan 325. En este proyecto se depositaron no pocas expectativas en torno a la Gener y del Monte, que asegura fue una de las prioridades de la etapa, a pesar de no haber logrado su reapertura en el período.
“Recuerdo que se cerró porque comenzó un hundimiento en el piso, unos 15 cm aproximadamente, lo que alertó del peligro de derrumbe. Cuando llegué en 2011, lo primero que hicimos fue buscar quien estudiara lo que estaba pasando en el lugar. Se contrataron los servicios de la Empresa Nacional de Investigaciones Aplicadas (Enia), se hizo un estudio que demoró alrededor de un año y costó cerca de 100 000 pesos. Se trajeron los equipos más modernos con que contaba el país en ese momento y arrojó que se trataba de un acomodo de carga en el terreno. A partir de ahí se diseñaron y se ejecutaron las acciones de reforzamiento.
“Empezamos por lo que debió ser el principio, y es cierto que el tema mantenimiento constructivo se debió haber gestionado de manera diferente, pero yo ya no podía pedir una inversión”.
Osbel Marrero Acosta, actual director provincial de Cultura, asegura que fue como parte del Plan 325 que se abrió el mantenimiento constructivo de la biblioteca, presupuesto que se ha respetado, si bien resultaba evidente que no iba a permitir ejecutar la obra como se debía.
Evidencia que solo quedó en lo obvio, lo que todos reconocen hoy, pero que nadie consideró en su momento, quizás por la complejidad en términos operativos que podría generar este cambio, a pesar de los beneficios que pudo representar en la asignación de recursos y el devenir del inmueble.
Una vez realizado ese diagnóstico, se trabajó en toda la carpintería exterior, en la electricidad, la red hidráulica e hidrosanitaria. Se demolieron también, a partir del propio estudio de la Enia, un grupo de paredes que se le habían agregado en los pisos superiores. Datan también de este período las reparaciones y la búsqueda de soluciones a la cubierta y la impermeabilización de otras áreas ante las filtraciones.
“Quedaron pendientes en aquel entonces dos cosas —empieza a explicar Torrent—. Una fue el piso, que como parte de la reparación hubo que levantarlo, se dañó mucho por la antigüedad y había que reproducir mosaicos. Lo otro eran el mobiliario y la estantería, muy caros, y no había presupuesto en ese momento para poderlo renovar.
“Realmente durante el 325 se le dio prioridad, pero no toda la que necesitaba. Se fue avanzando en la Sala White y el Sauto. La Biblioteca al menos estaba abierta. Asimismo, se reparó el edificio Guiteras para poder concentrar en él un grupo de servicios. En mi opinión, el problema esencial que frenó la reapertura en esa época no fue de presupuesto, sino de encontrar lo que llevaba, como el piso específico, por ejemplo.
“Pienso que también tiene que haber un empeño como se hizo con la Sala White, que estuvo 16 años cerrada, y se dijo: ‘Hay que terminarla’, y se terminó; o como el Sauto. No quiero hablar del período anterior a mí, ni del posterior, porque no me corresponde, pero sí creo que hubo muy poca agresividad en otros directivos de la biblioteca, porque otras obras sí se terminaron”.
“La institución estaba en el Plan 325 y se chequeaba junto al resto de las obras de la Plaza de la Libertad, y se quería terminar porque las principales autoridades de la provincia insistían mucho, pero el proceso no estaba ordenado como debía. Eso ya se ha ido solucionando, y con la nueva dirección es cuando más se ha avanzado”, enfatizó Bielka.
No obstante, este avance, como consecuencia lógica de las inconsistencias heredadas, ocurre a pasos muy lentos por la ausencia de materiales, ejecuciones deficientes, pandemia de por medio y las cuentas, siempre apretadas, de un presupuesto que no responde a las exigencias de este inmueble patrimonial, para recuperar los valores de antaño.
LA LEVEDAD DE NO SER
Para Magalis Cárdenas Cepero, directora desde hace dos años de la Biblioteca, asumir este cargo ha representado una dosis de esfuerzo extra. Ante las complejidades de la pandemia, no solo ha tocado replantearse los servicios que hoy presta el edificio juvenil Antonio Guiteras, sino lidiar con la restauración en condiciones muy poco comunes. Durante el pasado año, por ejemplo, solo se pudo ejecutar el 32 % de lo planificado, unos 379 000 pesos.
“En 2021, nos asignaron para la restauración 1 150 000 pesos. Producto de la pandemia estuvimos haciendo gestiones para poder transportar, después de las 12 del día, a los constructores hasta su punto de origen, y no nos autorizaron. Por ello estuvimos unos cuatro meses paralizados. Empezamos en septiembre, pero el 11 de noviembre, por decisión del Gobierno, se volvió a parar todo”, rememora el administrador, José Duarte Martínez.
Al referirse al tema, Osbel Marrero declara que se indicó parar por problemas de materiales y la situación económica del país. De todas formas, insiste en señalar este último hecho, pues sus consecuencias se arrastran hasta hoy, especialmente en la redistribución del presupuesto anual, partida en la que hubo que colocar los atrasos del 2021. “Las obras que se paralizaron afectaron el plan 2022, porque no estaban previstas, y hubo que ponerles dinero. En este caso se retiró el financiamiento de que disponían y nunca se nos devolvió ese dinero”.
La biblioteca permanece en la mira pública y no solo por la insuficiente gestión que ha guiado su restauración, sino porque en reiteradas ocasiones se ha expresado la voluntad gubernamental de impulsar la obra; si bien cuando se habla de prioridades y asignación de recursos en la dirección de Cultura no siempre figura la Gener y Del Monte en la lista.
“De las 35 obras aprobadas en el plan, las dos escuelas de arte representan las principales proyecciones de la Cultura —la EVA con 10 millones de pesos, la escuela de nivel medio superior 1 885—; mientras que la Biblioteca Gener y del Monte con 1.7 millones”, explica Rubén Izquierdo Castañeda, especialista en inversiones de la dirección provincial de Cultura.
Con tales cifras, ajustadas además a la reducción en un 15 % de lo solicitado del plan al Gobierno provincial, hubo que hacer cuentas de nuevo y reajustarse sobre una lógica que habla, otra vez, de trámites dilatados, innecesarios y de un sistema que concibe la eficiencia de unos sobre la ineficacia de otros.
Para este año, por ejemplo, se habían pedido para la Biblioteca 2 201 000 pesos, pero luego de la reducción hubo que disminuir el monto a entregar. Izquierdo Castañeda explica que se escogieron justamente las obras de mayores montos, porque hay otras con valores muy bajos, que, o se quitan del plan, como ocurrió con algunas, o al disminuir los montos prácticamente no les alcanzan para nada.
“La biblioteca no es un proceso que tiene continuidad. Nuestro propósito para 2022 es terminar la planta baja. No debe alcanzar ese dinero, pero a mediados de año, la inejecución de obras en la provincia permite hacer un movimiento del presupuesto. Tengo proyectos que a lo mejor en ese tiempo no han ejecutado más del 20 % o quizás no han iniciado, y ese dinero se le puede pasar a la biblioteca. Se le solicita al Gobierno y, en los casos en que haya necesidad, lo pueden aprobar, siempre y cuando la disponibilidad del país lo permita”, concluye Izquierdo Castañeda.
No obstante, en conversaciones con los directivos de la esfera del Gobierno provincial, se ha mostrado la disposición para otorgar más financiamiento en la medida en que vaya avanzando la obra, según asegura Darkis Chinea Pedraza, inversionista de la dirección provincial de Patrimonio.
Este avance ha iniciado con casi tres meses de retraso, y parte del monto para ejecutar permanece pendiente de aprobación, aunque son muchas las expectativas con la mipyme Construcciones Diamante.
“Lo que pretendemos es ejecutar una reparación capital de la biblioteca, la cual hemos dividido en tres etapas. La primera incluye el pulido del piso de arriba con el cuarto de informática abajo y el salón donde estaban los baños. En la segunda queremos trabajar con los elementos ornamentales de la cubierta y el piso interior, que está bastante deteriorado. Lo más probable es que haya que levantarlo todo, hacerlo nuevo e imitar las losas. En una tercera etapa se incluiría la fachada. El financiamiento solamente alcanza para la primera etapa, que debe concluir el 15 de mayo.
“Yo explicaba al Gobierno que este año, si todo fluye como lo hemos planificado, esperamos que el Casino tenga por lo menos un valor de uso, es lo que nos queremos proponer si el tema de financiamiento y recurso se destraba. Dejaríamos para el año que viene las actividades, que son fundamentales también pero no influyen directamente en su funcionamiento. Por ejemplo, puedo ir restaurando la carpintería con el edificio en funcionamiento”, plantea Santiago Paez Molina, presidente de Construcciones Diamante.
Con esta última idea, sustentada por la dirección provincial de Cultura y la administración de la Biblioteca, no están de acuerdo Bielka y la directora de la Oficina Provincial de Monumentos, Mayra Hernández de León. Ambas dejan claras varias razones por las que este proceder no es recomendable.
“Ya dijimos que no, porque la intervención de un edificio es desde arriba hacia abajo y de atrás hacia adelante. Si no lo haces así, no funciona bien el resto. Ya se lo comunicamos a la dirección de la Biblioteca. Aquel día se decidió que tienen que terminarse las acciones de planta alta y que había que explicárselo a las autoridades, porque si no se organiza ya vamos a empezar mal.
“No podemos seguir repitiendo errores. Creo que también hay que dar una idea clara a la población de lo que se pretende y de qué va a estar terminado en la Biblioteca y qué no, cuando termine el 2022”, destaca Bielka.
En tanto, Mayra aclara que “hay que restaurar todas las bases de las columnas, la parte del techo, los plafones y las escocias, porque es un inmueble muy antiguo. Lleva muchos años cerrado y eso conspira. Arriba hay que cambiar todo el techo, pulir el piso, y no se va a dar un servicio en medio de esa construcción”.
No existen soluciones mágicas ni fórmulas únicas para reparar un daño que acumula demasiado tiempo y efectos que trascienden lo material. Una parte considerable de la colección ha desaparecido por no contar con la conservación adecuada, y otra, igualmente relevante, se perdió en los sucesivos procesos de “descarte”. A ello habría que añadir la imposibilidad de digitalizar parte de los fondos raros y valiosos, procedimiento para el que tampoco existen respuestas concretas en estos momentos.
Para quienes esperan ansiosos el día en que las puertas de la Biblioteca abran con el esplendor que merece, los años pesan y nadie puede juzgar la desesperanza tras una espera tan prolongada.
Cuando hablamos de la trascendencia de rescatar un inmueble con la función social de la Gener y del Monte, no se debe desestimar su historia, especialmente para no repetir errores, porque ignorar criterios, dilatar procesos o minimizar el seguimiento de la obra, a estas alturas, resultaría imperdonable.
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Que falta de empeño, interés y desicion firme oir parte de TODOS los que son responsables de la tarea. Ese edificio ni es propiedad de nadie, sino del Gobierno de Cuba, entonces porque no ponerle empeño en preservarse la historia no sólo de Matanzas, sino de Cuba entera. Claro está! mientras tras se hizo el Hotel Internacional y se termina el Complejo Oasis no hay más nada en que preocuparse. Puesto que los altos dirigentes cuando se hospedan no lo hacen en la Biblioteca 🤦♂️🤦🤦🤦♂️ Por supuesto que nunca he estudiado nada de Presupuesto ni de Economía porque no es lo mío. Pero si se de casas que se han hecho con el presupuesto y los materiales de esas obras. Que como tantas cosas se saben y se tapan los unos a los otros. Soy un matancero orgulloso de su tierra y loco por disfrutar en algún momento, la juventud en correspondencia con todo lo que me rodea como ciudad.