Matanzas y su universidad: Las bodas de oro (+Fotos)

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En un campus de la Universidad de Matanzas (UM) hay una valla muy curiosa que refleja su historia y algo más. Representa una especie de línea del tiempo que despega el 9 de mayo de 1972 con el inicio de la educación superior en esta provincia cubana. Una vez llega al presente 2022, la línea continúa extendiéndose con optimismo hacia un futuro incierto, pero necesariamente ligado a la búsqueda del conocimiento.

Sobresalen entre sus graduados más conocidos Esteban Lazo Hernández, actual presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP), y el joven Elián González Brotons, aquel niño cubano que el clamor de su pueblo y el mundo salvó de la mafia de Miami. En 1991 la visitó Nelson Mandela, el ícono mundial de la lucha contra el apartheid, quien dialogó en aquella ocasión con alumnos sudafricanos.

El último medio siglo no ha sido un camino de rosas para Cuba. Grandes acontecimientos y no pocas dificultades enfrentaron y enfrentan todavía quienes educan y aprenden en las aulas de la academia matancera donde muchas cosas materiales faltan, pero sobra el talento y la voluntad de salir adelante.

Reflejo de los tiempos

Una meta importante es lograr una mayor vinculación de los alumnos y profesores de la academia al contexto de la provincia de Matanzas. En la imagen: una representación del centro participa en el desfile del Primero de Mayo de 2022. Foto: Cortesía UM.

Un nuevo curso comenzó hace muy poco en la UM con más de 14 000 alumnos, su matrícula más alta hasta ahora. La rectora Leyda Finalé de la Cruz, diputada a la ANPP, entiende ese crecimiento con una suma de nuevos retos, pero también de potenciales oportunidades.

“Esto obedece a la meta de ser una institución cada vez más inclusiva para todos los sectores de la sociedad. Este mes constituiremos una nueva facultad, la octava. En los últimos años incorporamos disciplinas estratégicas para el desarrollo del país, como Medicina Veterinaria e Ingeniería Eléctrica. Incorporamos un grupo de programas de técnico superior, una novedad para el país. Todos responden a las necesidades del territorio.

“En el devenir de los estudios superiores en la provincia se identifican varias etapas. Hay una primera de antecedente, desde 1962 con la reforma universitaria y la creación de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey, adscrita a nuestra academia. En el inicio fuimos subsede de la Universidad de La Habana. Se trasladaron un grupo de jóvenes estudiantes y recién graduados para constituir aquí varias carreras tecnológicas, educacionales y de las ciencias médicas.

“Hay otra etapa de 1972 hasta el 1976, en la que se crea el Ministerio de Educación Superior, un periodo de consolidación. Desde aquel entonces hasta el 2002 se crearon instituciones como la Universidad de Matanzas Camilo Cienfuegos, el Instituto Superior Pedagógico Juan Marinello, y la local Universidad de Ciencias Médicas.

“A partir de esa fecha y hasta la actualidad se produjo la universalización y nuestra provincia fue de las primeras en el país que inició este movimiento. Precisamente en octubre próximo se cumplirán dos décadas de la constitución de las sedes universitarias en todos los municipios. En esta fase ocurrió la integración, en 2014, de las facultades de Cultura Física adscritas al Inder, el Instituto Juan Marinello y la Camilo Cienfuegos en lo que hoy es una sola academia”.

Más oportunidades para llevar lo aprendido a la práctica parece ser un reclamo común a los alumnos de la carrera de Agronomía. Foto: Roberto Jesús Hernández.

En los últimos 50 años suman 56 150 los graduados, entre ellos más de un millar de extranjeros procedentes de casi 60 países. Durante todo ese tiempo ha madurado la relación de Matanzas con su universidad, un compromiso que pone en valor la ciencia para dar soluciones a los problemas más acuciantes.

“Se avanza en la formación de posgrado. Hoy tenemos cursos, entrenamientos, diplomados, maestrías, especialidades, seis programas autorizados para la formación doctoral. Participamos en 12 proyectos internacionales, además de varias iniciativas a escala nacional, territorial, sectorial e institucional.

“La UM desarrolla una intensa labor en el ámbito extensionista. Recientemente nuestros jóvenes se sumaron al movimiento Sembrar Con-Ciencia, que permitió intercambiar con productores a propósito de las 63 medidas aprobadas en el país con el fin de dinamizar la agricultura. De ambas partes hubo un reconocimiento a los aportes de esa tarea.

Universidad de Matanzas enfrenta la Covid-19.
La Universidad de Matanzas contribuyó a salvar vidas durante la etapa de la pandemia de la Covid-19, como hospital de campaña. Foto: Cortesía UM

“Nuestro Centro de Estudios Biotecnológicos trabaja las líneas de probióticos y alimento animal, además de tributar resultados para la industria azucarera. Otro importante es el Centro de Estudio de Fabricación Avanzada y Sostenible, que se dedica fundamentalmente a la industria 4.0 y ha logrado introducir novedosas tecnologías, con resultados apreciables hoy en el área médica (producción de prótesis) y la industria. A la par de los anteriores, existe un Centro de Estudios Educativos, clave para el perfeccionamiento de la enseñanza”.

Para alguien que estuvo un tiempo sin visitar la sede Camilo Cienfuegos de la Universidad de Matanzas, hay cambios que pueden notarse hoy a simple vista. Un abarcador programa de mejoras impactó para bien en la funcionalidad, el confort, y la imagen de varios de sus espacios, como las residencias y los edificios docentes. Sin embargo, aún quedan varias asignaturas pendientes.

“Esas transformaciones estructurales nos permitieron estar en condiciones de habilitar un hospital de campaña para atender a personas positivas a la COVID-19, inicialmente como extensión del hospital militar Mario Muñoz, y luego como centro independiente. La respuesta de alumnos y profesores fue excelente. Sirvieron como voluntarios y lo hicieron con mucho amor. Significó mucho para ellos poder ayudar con esa tarea y proteger sus instalaciones. Su actitud no se olvidará nunca.

“Hoy es un gran asunto pendiente remozar los laboratorios y las instalaciones deportivas, porque tenemos aquí la carrera de Cultura Física y las necesitan en buenas condiciones para su adecuada formación. Hay voluntad de trabajar para dar respuesta a las demandas del alumnado y de la sociedad”.

Para lucir los 50

Desde 2019 la UM se propuso la meta firme de revertir el mal estado de su infraestructura, que aún contrasta con la alta calidad lograda en la formación de nuevos profesionales en sus aulas. El bloqueo económico, comercial y financiero que impone Estados Unidos a Cuba es el más prolongado de la historia, y se hace sentir en toda la geografía de la ínsula antillana.

Dany Ortiz Díaz, director general, explica que dentro del mantenimiento constructivo fue una prioridad la remodelación de las residencias en la sede Camilo Cienfuegos.

“Se trabajó al unísono en los edificios E y B, este último con un proyecto que tuvo en cuenta las necesidades y sugerencias de los propios alumnos, con un baño para cada cuarto de seis a ocho personas. El nuevo bloque C se estructuró de manera similar y esperamos poder avanzar en gran parte de este año a pesar de las limitaciones con el suministro de recursos.

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Un reciente encuentro con fundadores de la Educación Superior en Matanzas, que inició hace medio siglo. Foto: Cortesía.

“En 2021 se realizó un mantenimiento constructivo en los cinco inmuebles docentes, con una remodelación de los servicios sanitarios, pintura de las aulas, mejoras desde el punto de vista de iluminación y pintura. Cuando los muchachos volvieron a clases pudieron notar un cambio favorable.

“El edificio de residencia A estaba muy deteriorado y, además de repararlo, se consideró un cambio de uso. Una parte se encuentra casi terminada y acogerá tres facultades. Otro espacio remodelado es el de la cocina comedor de estudiantes y trabajadores, que estuvo con mucha actividad durante la etapa que funcionó el hospital de campaña, y garantizó la alimentación de pacientes, médicos, paramédicos y personal de apoyo. Allí se ejecutó una inversión de más de ocho millones de pesos. En la actual etapa continuamos con los trabajos en la casa de cultura y el teatro Julio Antonio Mella, este último a punto de concluir, y la sala de Historia.

“De igual manera, se acometen labores en la sede Juan Marinello, donde se restableció el muro perimetral y se reparó el techo de la sala de calderas, además de otras labores en áreas externas. Igualmente fueron beneficiadas las filiales universitarias municipales, como la de Colón y Pedro Betancourt. Entre 2019 y 2021 sobrepasamos los 100 millones de pesos en mantenimiento constructivo”.

Encauzar el talento

La matancera fue la primera casa de altos estudios de Cuba en retomar las clases presenciales luego de la larga pausa impuesta por la pandemia, según recuerda con orgullo la vicerrectora Yanlis Rodríguez Veiguela, y explica que se tomaron todas las medidas para no bajar estándares en cuanto a la calidad de la enseñanza y la bioseguridad.

“Articulamos un sistema de formación híbrido, con mucha semipresencialidad, e incluso llegamos a utilizar todos los Joven Club de Computación y Electrónica de la provincia para dar las clases mediante videoconferencia. La COVID-19 trajo muchas cosas malas, pero propició que los jóvenes de distintas especialidades trabajaran en equipo, como las acciones en el seno de la comunidad. Esto implicó un cambio en la manera de pensar, de tomar conciencia de la necesidad de aportar al lugar donde se vive. Tenemos a un alumno de Informática que hizo una aplicación para la gestión, desde el presidente del CDR hasta el delegado del Poder Popular. Es una manera de ponerle ciencia e innovación a la solución de los problemas”.

La UM en su devenir ha tenido un crecimiento paulatino de los programas de pregrado. Hoy es un centro autorizado a impartir 42 de ellos que van desde las ciencias sociales y humanísticas, económicas, técnicas, agropecuarias hasta la cultura física.

“Contamos con 19 técnicos superiores de ciclo corto, y por primera vez nuestro centro rige uno de ellos, el de riesgos de impago en el turismo, que responde a uno de los sectores estratégicos para la economía del país. Tenemos cuatro centros universitarios municipales (CUM), y ocho filiales diseminadas por todos los municipios, incluido Ciénaga de Zapata, el más extenso y menos poblado de Cuba.

De acuerdo con la también doctora en ciencias económicas, el crecimiento se corresponde con un aumento en el volumen de oferta. Un ejemplo es el caso de la carrera de ingeniería industrial que por vez primera se abre en el municipio de Colón, con una alta demanda. Actualmente se ha incrementado la cantidad de unidades docentes como Fiscalía, la Contraloría, las delegaciones del Ministerio de Turismo y el de Agricultura, y empresas de la construcción.

“Un aspecto importante es la vinculación de los jóvenes con las tareas de impacto, desde el punto de vista de la innovación y el desarrollo de las nuevas tendencias en la gestión empresarial y pública. En los últimos años se percibe un incremento en el número de alumnos reconocidos con el Premio al Mérito Científico, lo que muestra relevantes resultados de investigación. Algunos ejemplos se enmarcan en el ámbito de la ingeniería industrial, en la aplicación del cuadro de mando integral de algunas empresas, lo que facilita la gestión y toma de decisiones. Tuvimos un alumno premiado que hizo aportes al funcionamiento de las mesas coordinadoras en medio de la pandemia, a partir de aplicar técnicas estadísticas y un análisis proyectivo.

“Somos una institución certificada por la Junta de Acreditación Nacional (JAN), a partir del nivel de calidad en la formación del profesional. Tenemos cuatro carreras de excelencia: Agronomía, Economía, Ingeniería industrial y Cultura Física. El año anterior en plena pandemia hicimos un levantamiento con los estudiantes de Agronomía de las cooperativas y el uso racional de las tierras; ellos también se vinculan con los centros de estudios que tenemos en la institución. Esta es una carrera vital debido a la importancia de la soberanía alimentaria en Cuba. Hoy tenemos en su primer año 92 estudiantes. Se trata de una disciplina con un prestigio y que tiene una demanda sostenida”.

Siempre joven

Sabrina Pámenes Brito y Carlos Enrique Lista Sánchez cursan el segundo año de la carrera de Agronomía en la UM. Ambos se mantienen muy activos en el quehacer de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU). Visten pulóveres con el logo de los 50 años de la casa de altos estudios que reproduce una meta a modo de eslogan: “Por la ciudad de los saberes”.

Sabrina, de 19 años, asegura que cada vez se enamora un poco más de la especialidad que eligió para encaminar su futuro. “Desde primer año empezamos a distancia por la pandemia y siempre el claustro ha sido maravilloso. Ya en este curso vamos profundizando más en los contenidos. Al igual que el resto de mis compañeros quisiera la oportunidad de salir más al campo, pasar más tiempo de prácticas para poner a prueba lo que aprendemos”.

Universidad de Matanzas
Desde el año 2019 se lleva a cabo un importante programa de inversión y mantenimiento constructivo para mejorar la infraestructura de la academia, en particular la sede Camilo Cienfuegos. Foto: Roberto Jesús Hernández.

Carlos Enrique tiene 20 años y admite que sus intereses como alumno van mucho más allá de las clases, y apunta a cualquier actividad que fortalezca el aprendizaje, en particular la participación en proyectos, el vínculo con las empresas y el intercambio entre universidades.

“Lo que me ha parecido más interesante de mi carrera hasta ahora es ser partícipe en una investigación y aportar a sus resultados. Yo formo parte de un proyecto de la estación Indio Hatuey relacionado con la utilización del biochar y el biofertilizante IHPLUS en el cultivo del frijol, en la que se analiza el rendimiento y otros aspectos como los indicadores productivos. Hemos realizado pruebas en el terreno. Es un trabajo muy interesante. Me gustaría tener más espacios para aprender en la práctica, porque a veces estar tanto tiempo en el aula se hace monótono”.

Mayeneimis de la Caridad Macías Hernández estudia el cuarto año de Contabilidad y Finanzas. Cada jornada de esfuerzo la acerca un poco más a la meta de obtener su título, pero también al momento de decir adiós a su Universidad.

“Esto lo voy a extrañar”, dice la muchacha de 21 años de edad. Como tantos otros de sus compañeros ella encontró una motivación adicional en el movimiento de artistas aficionados, muy activo en los últimos años. El retorno de las actividades presenciales permite retomar los festivales de ruedas de casino, los festivales de trova, las presentaciones de canto coral.

“Al principio, mi mamá no me dejaba entrar al centro de aislamiento como voluntaria, por problemas de salud. Fue la primera vez lejos de mi casa. Estaba en el tercer año. Mis compañeros del equipo de trabajo me apoyaron bastante, me enseñaron. Fue tremenda experiencia entrar a zona roja a las seis de la mañana a limpiar, repartir desayuno. Nunca pensamos que tantos estudiantes universitarios estuvieran dispuestos a dar el paso adelante.

“Yo soy muy sentimental, y me llegaba de cerca cuando había algún niño chiquito en la sala, o algún fallecido. Cuando alguien cumplía años lejos de su familia por iniciativa propia le regalábamos un nasobuco o un par de guantes, lo que se nos ocurriera. Fue impactante por ser la primera vez para todo, sin haber estudiado medicina y sin vacunarme todavía porque soy alérgica al tiomersal. Yo lo haría de nuevo”.

Ni el transporte casi siempre esquivo que tantas veces impide llegar a tiempo a clases, ni la mismísima pandemia, han podido apagarle las ganas a la juventud que es el tesoro más valioso de la UM. Las poses son otras, las ropas son distintas, pero sus rostros de todos los matices humanos se parecen muchísimo a los de aquellos fundadores de las viejas fotos.

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