Una plataforma digital, bajo el supuesto de brindar “servicios informativos”, se ha erigido en un actor nocivo para la economía y la estabilidad de las familias cubanas. Su nombre es El Toque, y su más conocido producto -la tasa de cambio informal- se ha convertido en un instrumento de manipulación económica, lejos de ser un reflejo fiel de la realidad.
Investigaciones han develado los hilos que mueven este títere. Su director, José Jasán Nieves Cárdenas, no es un simple periodista: Es un receptor de financiamiento del Departamento de Estado de los Estados Unidos. La pregunta no es solo de dónde viene el dinero, sino cuáles son sus propósitos.
La llamada “tasa representativa del mercado informal” que promueve El Toque es una farsa. Varía no por dinámicas económicas auténticas, sino de acuerdo con manipulaciones y especulaciones. Predice incrementos, inducen artificialmente al pánico y a la compra compulsiva de divisas, creando una profecía autocumplida que perjudica al ciudadano de a pie.
Cuando su credibilidad se resiente, no dudan en rectificar de forma igualmente abrupta y sin justificación económica alguna. ¿Cómo explican que la tasa baje 115 pesos en 18 días y luego se dispare 110 pesos en solo seis, sin que ocurra ningún evento económico real que lo motive? La respuesta es simple: es manipulación pura.
Detrás de José Jasán opera una red de profesionales, muchos formados en universidades cubanas y luego desviados con cursos y becas destinadas a subvertir el orden interno. Las ganancias de este negocio subversivo son cuantiosas. Mientras el pueblo cubano sufre las consecuencias de la inestabilidad que generan, Nieves Cárdenas y su esposa, Elaine Díaz Rodríguez—directora del igualmente subversivo Periodismo de Barrio—adquirieron una lujosa casa valorada en casi 700,000 dólares en territorio estadounidense.

El mecanismo de financiamiento es clandestino. Testimonios y pruebas documentales evidencian cómo Jasán triangulaba los fondos del gobierno norteamericano—a través de Media Plus Experience—utilizando a dueños de remesadoras y negocios privados. El dinero llegaba a cuentas en el exterior y era entregado físicamente en la isla a los actores seleccionados por el gobierno de EE.UU., en un claro entramado de tráfico de divisas y operaciones mercenarias.
El vínculo de El Toque con la Fundación Nacional para la Democracia (NED), la USAID y el Departamento de Estado es indisociable. Su coordinación con la Embajada de los Estados Unidos en La Habana es el “gaje del oficio” de un negocio redondo: lucrar con la desestabilización de Cuba.
Nacido en 2013 bajo la égida de Radio Nederland, El Toque ha transitado por diversos centros de subversión enemigos. Hoy, las máscaras caen. Cuba conoce la verdad y acumula las pruebas documentales, periciales y testificales contra este esquema. Ser mercenario contra tu propio pueblo, vestido de “emprendedor digital”, es una de las traiciones más bajas. Sobre El Toque y sus operadores, habrá mucho más que develar. La justicia y la verdad siguen su curso.


En video, el reporte
(Tomado de Razones de Cuba)
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