
En febrero de 2017 un grupo de cuatro personas bajo el nombre de Team Cherry: un diseñador, un programador, un artista visual y un compositor, crearon Hollow Knight, un juego indie que sería aclamado como la obra cumbre del género metroidvania y que catapultó la producción de otros títulos independientes en la industria gamer.
Tras siete años de desarrollo, finalmente pudimos jugar a su esperada segunda entrega: Silksong. Una obra que, pese a que repite mecánicas, concepto y hasta motor gráfico, supera en todos los aspectos a la anterior, incluido la dificultad.
Mientras que en la primera parte encarnábamos al caballero, una especie de héroe por casualidad, que en busca de su razón de existir descubre que sobre sus hombros recae una responsabilidad superior; en la segunda parte encarnamos a Hornet, quien ya conocíamos de Hollow Knight ya que hacía las funciones de rival y luego de aliada en el papel de la autoproclamada protectora de las ruinas de Hallownest.

En Silksong, nuestra protagonista se encuentra cautiva en el reino desconocido y mordaz de Pharloom, del cual se dice que está embrujado por una criatura superior que maldice a los pobres insectos a través de una especie de tela de araña.
Hornet deberá subir hasta la superficie, una ciudadela brillante, para descubrir por qué fue llevada a ese misterioso lugar, y descubrir el secreto que esconde. Lo cual contrasta con Hollow Knight, donde debíamos descender a las profundidades para combatir la infección.
A lo largo de la aventura, Hornet se enfrenta a diversos adversarios, bien complicado de vencer, y encuentra un grupo de variopintos y misteriosos aliados que la ayudarán a potenciar sus habilidades y le pedirán deseos, que desencadenan en misiones secundarias.
La mecánica es muy similar al primer juego, lo que el sistema de progresión es diferente en varios aspectos. Además, entra en juego el papel de la tela de araña propia de Hornet y el uso de la aguja, que la vuelven un personaje mucho más versátil que su predecesor.

En mi experiencia personal como jugador, he encontrado un tanto frustrante la dificultad, al menos de la primera versión del juego, sin parches, y lo dice alguien que disfruta de los retos a los mandos. En ocasiones he sentido que llegado un punto esa pelea de jefe o ese parkour para desbloquear un área nueva sobrepasan el nivel de lo justo, e incluso lo divertido, para volverse realmente tediosos.
En este tipo de títulos lo importante es que el prueba y error sea divertido, y que la progresión que otorga la exploración y la curiosidad, nos premie con una reducción en la dificultad que haga que valga la pena nuestro trabajo. En Silksong me ha faltado eso, por lo que me he estancado, en más de una ocasión, en una tediosa repetición de combates, hasta que casi por casualidad logro superar el desafío, sin ese sentimiento de progreso que generaba Hollow Knight.

Este juego no es para todo el mundo. Exige un nivel de habilidad a los mandos considerable y hasta cierto punto asume que pasaste la primera parte a modo de tutorial. Lo impresionante es que pese a esto, Silksong a llegado a millones de jugadores en todo el mundo y se ha vuelto increíblemente popular en las redes.
Un aspecto que tengo que resaltar, es la música. Vale la pena sufrir mientras recorremos Telalejana, solo por el placer de escuchar la preciosa banda sonora y descubrir las pequeñas canciones escondidas en las interacciones con el entorno o con algún que otro personaje.
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