
Viernes, 14 de febrero, pero se siente como un viernes 13 de toda la vida. Tener novio, novia, ajuntamiento o bodas de plata en Cuba está durísimo ahora mismo, y eso de “fácil quererla, lo difícil es llenarla” se ha vuelto la dura realidad de miles de enamorados.
El día comienza mal. Todos andan en búsqueda y captura de la flor más bella, esa que lleve implícita en su hermosura cuánto significa para ti el ser idolatrado, pero tal parece que Umberto Eco nunca llegó a saber cuál era “el nombre de la rosa” y ahora se llaman “huevo”, “aceite”, “gasolina” o “pechuga de pollo”, porque valen igual o más que los productos antes mencionados.
Para colmo, cuando llevas a ese ser de luz, a ese astro que “tirita azul a lo lejos”, a merendar, almorzar o comer en el restaurante más chic de la ciudad, pueden suceder dos cosas.
La primera, que a esa hora no “le tocara” al circuito donde se ubica. Y la segunda —puede que incluso más común que la anterior, y eso está duro— es que llegues al lugar con la tarjeta magnética repletica de todo el sudor de un mes —que cobraste hace solo un par de días, porque “en el banco también se va la luz, imagínate”—, lo primero que la mesera te diga sea: “no aceptamos transferencia”; y te llegas a las próximas 10 opciones solo para escuchar el mismo ultimátum, hasta que en la número 11 el muchacho de la puerta pone cara de lástima, al verte tan sudorosa, y dice: “solo la mitad de la cuenta, mi reina”.
Nuestros abuelos recuerdan, nostálgicos, cómo encontraron el amor entre boleros y copelitas. Hoy, como mucho, podrás decirle a tu “pieza”, entre mordisco y mordisco de un polvorón sin guayaba en el centro, que está “más rica que la playa de Cancún”; o, si tu esposo, mipymero resolutivo y humilde, te invita a comer a Narváez, escucharás a la vecina de los altos sorprenderse ante la noticia con un “¡wow Pedro!” —porque el susodicho se llama así, no por otra cosa… ¡Ustedes se las saben todas!—.
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El escritor cubano Francisco López Sacha asegura, en un aforismo tomado sabrá Dios de dónde, que los cuentos no son “la realidad”, sino “otra realidad”, y tal parece que las personas o establecimientos que venden “regalitos” para el día de los enamorados viven en esa “otra realidad” de la que nos habla el autor de Figuras en el lienzo.
Antes se regalaban perfumes, ropa interior, peluches gigantes. Ahora, un “llaverito”, “pulsitos” a juego o “postalitas” de piolines valen más de lo que costaba todo eso junto hace no más de 10, 12 años, y el enamorado queda encerrado también, por consentidor, en esa otra realidad a la que lo obliga el entorno.
El 15 de febrero, a primera hora, los tortolitos no sufrirán resaca de alcohol, sino de realidad, al ver que todos sus ahorros se esfumaron en menos de veinticuatro horas. Sin embargo, en un país que vive al día, el amor persiste, terco y creativo; lo difícil es encontrarlo en moneda nacional.
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Crónica de domingo: Desordenamiento cárnico y amoroso – Si me quieres, de verdad, este 14 de febrero regálame un bistec. Deseo uno jugoso y gordo, que se desmorone cuando lo pinche con el tenedor. Read more »
Imposible no concordar con usted. Esta es una triste realidad que acompaña
a los que no tenemos más sustento que el digno salario, muy digno, pero poco efectivo. Si a lo anterior se suma la posición de nuestros privados, quebrantando las normas relacionadas con el pago en línea, llenos de argumentos, entendibles también, pero que añaden más gota a la copa…. y el tiempo pasa y la felicidad se nos escurre ante nuestros ojos y no solamente con motivo del llevado y traído 14 de febrero. Un saludo respetuoso para usted.
La realidad es que festejar cualquier cosa en cuba, es toda una odisea, a veces es mejor pasar por alto todas esas fechas porque ni el salario alcanza para un mínimo regalo y la situación del país entre la escasez, los apagones y el desanimo que existe por todo lo antes mencionado hace que la gente ni tenga deseos de celebrar nada, y con el tiempo …si la cosa sigue así..se irán perdiendo esas costumbres.
Se que el mundo no está mejor, pero señores…en Cuba todo es bien difícil y es triste, pero muy triste ver como el cubano ni siquiera tiene ánimos ni medios para celebrar.
Hagan una encuesta por favor, y notaran el desanimo y la falta de ganas del cubano promedio, para celebrar algo.