Con profundo dolor hemos conocido del fallecimiento, este martes, de uno de los más grandes lanzadores cubanos de todos los tiempos, Jorge Luis «Tati» Valdés, el Zurdo de Oro de la pelota cubana.
Como homenaje a este grande, desde Periódico Girón los invitamos a releer la entrevista que hace unos años concediera al medio, cuando era partícipe de la preparación de los tiradores del equipo local, en febrero del 2022.
Jorge Luis Valdés Berriel es una leyenda del deporte cubano. Su hacer como lanzador zurdo se considera lo más brillante en la historia de las series nacionales de béisbol, iniciadas en el lejano 14 de enero de 1962.
Entre 1980 y 1990 fue muy notable su desempeño en el montículo, tanto dentro como fuera del país.
Durante muchos años sus 234 éxitos devinieron récord absoluto en la nación. Fue Pedro Luis Lazo Iglesias, estelar picher derecho —ya apartado de la vida activa de los estadios—, quien logró superar esa cifra.
Se mostró impecable en la olimpiada de Barcelona-92, en mundiales, copas, panamericanos y juegos centroamericanos y del Caribe, con la impresionante cantidad de 30 victorias, y solo par de reveses en la arena internacional.
Y como si lo anterior no fuera suficiente, en los juegos continentales de La Habana-91, con un estadio Latinoamericano abarrotado, dio no jit no run a Canadá y propinó nueve ceros a la poderosa novena de Estados Unidos.
Los anales de la historia recogen que el 31 de enero de 1984 Tati Valdés dejó sin jit ni anotaciones a la no menos potente selección de Villa Clara, en la que militaban, entre otros, Víctor Mesa, Pedro Jova y Héctor Olivera, destacados peloteros de entonce s.
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Su consistencia, sin la sombra de lesiones, era tal que le apodaron El zurdo del brazo de hierro. Fue una época en que era menor el rigor del reglamento para los pícheres, pero el volumen de entrenamiento físico y técnico era de consideración, sin desdorar el presente.
Por ejemplo, antes del amanecer, cuando otros peloteros dormían, solía correr y ejercitarse con movimientos de su especialidad, por la zona de aviso del terreno en el Victoria de Girón. Ha constituido siempre un ejemplo a seguir.
Tal fortaleza le propició sustanciales resultados en su vida, pues devino un imposible para los rivales, sobre todo por su peculiar forma de enviar sus dardos envenenados hacia el home play. Se convirtió en una máquina de ganar. Él y los diestros Braudilio Vinent (El Meteoro de la Maya) y Pedro Luis Lazo (El Rascacielos Verde) conforman una trilogía inolvidable e histórica.
Durante varios años el carismático pelotero estuvo afectado por el alcoholismo, lo cual requirió asistencia médica, además de la ayuda de familiares, amigos, y otros peloteros. Durante ese período, miles de aficionados se preocuparon por esta Gloria del Deporte, cuyo virtuosismo se mantuvo incólume ante tamaña adversidad circunstancial.
Quienes por estos días asisten al coloso deportivo yumurino se alegran de verlo en la instalación, inaugurada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, el 20 de febrero de 1977. Y es que este hijo ilustre de Jovellanos es partícipe de la preparación de los tiradores del equipo local en la actual temporada. “Tati” Valdés, como algunos le llaman, celebrará mañana, 12 de febrero, su cumpleaños 61, con plena capacidad para guiar a sus pupilos.
“Me llamaron y aquí estoy para entregar conocimientos y experiencias, tanto a zurdos como derechos, y perfeccionar su forma de lanzar”, explicó quien, activo en su arsenal, incluyó cinco envíos, como rectas, sinker (bola descendiente) y la knuckleball (bola de nudillo).
“Con la última dominé a grandes bateadores, incluido el capitalino Lázaro Vargas, difícil de sacarle out teniéndolo enfrente. Pero cuando comencé a tirarle la knuckleball pude retirarlo con relativa facilidad. En cuanto a los equipos, todos eran fuertes, nunca me confié, sobre todo de Las Villas, en las Selectivas. Había hombres capaces de cambiar la decoración del juego con una conexión. Me cuidaba del primero al último. Nada fácil, porque ellos esperan y aprovechan la oportunidad.
“Es importante aprender la mayor cantidad de lanzamientos, pues con el bate de madera se sabe dirigir la bola y conectar con más efectividad, por lo que mis colegas deben tener varias armas para defenderse. Hay que saber qué tirar en cada momento. Yo estudiaba a cada hombre parado en el plato, en particular a los más peligrosos, y sabía dónde poner cada envío, siempre en el lugar que le doliera y se le hiciera difícil llegarle con toda su potencia.
“Para lograr esa efectividad es necesario el control, mucho control. Se requiere práctica, entrenar al máximo. Dominar la técnica del picheo en su conjunto y saber hacia dónde batea mejor cada pelotero, ponérsela en la zona de duda”.
Su viraje causó estrago entre los corredores. Una táctica especial, que luego su coterráneo Lázaro Garro empleó con idéntico resultado positivo. “También lo aprendí con mucha práctica, por lo que significa como sistema defensivo individual y colectivo, pues sorprender a alguien en base es una carrera en potencia menos. Además, influye de forma negativa en la mente de los hombres capturados”.
Valdés Berriel aconseja a los pícheres jóvenes escuchar, aprender de los más veteranos, seguir sus indicaciones. Jamás creer saberlo todo, en cada juego se reciben nuevas lecciones. “Así aprendí, seguí las recomendaciones de Miguel Valdés, al que considero un gran profesor, al igual que a Gerardo “Sile” Junco, con el que ganamos los campeonatos nacionales de 1990 y 1991, con el equipo Henequeneros.
“No olvido a otros buenos mentores como Juan Bregio, Tomás Soto, Orlando Quirantes y al actual, Armando Ferrer, quien nos guió el campeonato después de muchos años. Y tengo muy en cuenta a Víctor Mesa, que revolucionó el béisbol, le dio nueva vida al llegar aquí.
“Considero al Matanzas una buena selección, y será capaz de ganar cada vez que quiera, para ello debe ser más cohesionado, porque tiene un buen director y técnicos”.
Jorge Luis Valdés, que ganó 20 juegos a Japón y perdió solo uno, que ante Brasil disfrutara de 12-1, destaca a “lanzadores zurdos como Yera, con una calidad como para imponerse en cualquier liga del mundo; a Damichel, a Góngora y a Naykel, con un futuro envidiable si se lo proponen y son rigurosos en su formación”.
La obra deportiva de Jorge Luis (Tati) Valdés Berriel constituye un acicate para todos los peloteros. Su fructífera trayectoria llena de orgullo no solo a nuestra provincia, sino a todo el país. (Foto: Rigoberto León Luján)