Fotos: David López
Durante el fin de semana del 8 al 10 de noviembre, la ciudad de Matanzas pudo disfrutar de su primer Festival y Coloquio Internacional de Fotografía FOTOCANÍMAR, luego de que el comité organizador de este evento sorteara trances que parecían insalvables, incluido el paso del huracán Rafael por el occidente de Cuba.
“Hemos logrado lo imposible y no lo digo desde un punto de vista poético sino como un concepto atemperado con las circunstancias —declaró Caridad Blanco, su curadora— Todo lo difícil se nos ha puesto en el camino, desde carencias económicas, apagones, problemas de conexión hasta un evento meteorológico. Es un privilegio formar parte de un equipo con tanta voluntad y compromiso para sacar adelante un proyecto”.
Dibujando círculos se titula la muestra central conformada por 82 artistas de Cuba y ocho países invitados, su propuesta desborda los espacios de las galerías Pedro Esquerré y Génesis y toma calles y edificios del centro histórico. La imagen fotográfica abordada desde todas sus vertientes: conceptual, testimonial, de naturaleza o retrato, en un esfuerzo por mostrar que este es un arte grande, abierto a la fusión y la experimentación.
Según el criterio de la especialista vinculada al Centro de Desarrollo de las Artes Visuales de La Habana, la curaduría “está inspirada en el aliento conceptual y poético de la fotografía de los noventa en Cuba, pero intentando dialogar con lo universal desde lo local.
“Acompañamos a los artistas para tomar lo mejor de cada cual, la pieza con más sustancia lírica, filosófica, existencial y eso se logra guiándoles, pidiéndoles que profundicen en ciertas aristas para poder construir su imagen, a manera de sincronizar nuestro pensamiento sobre el mundo con la voz de ese creador”.
Por su parte, Julio Cesar García, coordinador general, aseguró que el hecho de que exista este Festival no es casual sino la consecuencia en el tiempo de un movimiento que ha ido creciendo con los años y ganado el alcance y significación. “Hay participantes muy jóvenes que ahora tienen la oportunidad de introducirse en el mundo de la fotografía y verse expuestos junto a otros con una trayectoria labrada: May Reguera, Mónica Molinet, Ailen Maleta, Ricardo Miguel Hernández”.
Como correlato de la muestra central, se inauguraron tres personales. Las de las artistas ibéricas Nuria López Torres y Estela de Castro y la del cubano Ricardo G. Elias que se exhiben en Sala White, los exteriores de la Oficina del Conservador y la sede de la Uneac, respectivamente, con obras que reflexionan sobre temas tan diversos como la trascendencia de la herencia africana en la conformación de nuestra identidad, el trato ético hacia los animales o el declive de la industria azucarera y sus implicaciones sociales y culturales.
Otra de las propuestas del evento que durante tres días sacudió la vida cultural de la ciudad fue su programa teórico: el taller impartido por la fotógrafa española Carma Casulá o las conferencias magistrales, entre ellas El poder de la fotografía, a cargo del Proyecto Witness, que integran los mexicanos Erika Balestra y Ricardo Azarcoya y los cubanos Alain Pantaleón y Raúl Cañibano.
Azarcoya, quien se desempeña como profesional del lente en la revista Nacional Geographic, declaró sentirse muy complacido con lo visto durante estos días. «Creo que algo muy valioso es que se logra un recorrido visual a través de calles, cafés, salones y toda la ciudad se vuelve una gran galería. Cuando la fotografía sale al espacio público se construye cultura y Matanzas es ideal para eso.
“La forma en que ven el mundo los fotógrafos de aquí es única, la tremenda escuela que tienen en el país, a través del cine, el teatro, la música. Cada vez que veo sus trabajos, con o sin experiencia, es un deleite».
FOTOCANÍMAR apuesta por un enfoque integral del arte de la imagen, abriendo los cauces que conectan a la comunidad con los circuitos mundiales de creación y difusión, apoyando desde los espacios expositivos, teóricos o de formación a noveles creadores, atrayendo sobre la ciudad la atención de críticos y curadores, ubicando a Matanzas en el mapa mundial de la fotografía, un espacio al que ya pertenece por derecho propio.
