Muchas ciudades dentro de una ciudad: Néster Núñez
Los adoquines guardan el sonido de nuestros pasos. Las paredes aún recuerdan el tacto de nuestras manos. Cuando pasamos por delante de viejos cafés contemplamos a través de los vidrios de sus ventanas a viejas versiones de nosotros soplar el café, pero sabemos que no somos los mismos. Entonces, ¿cómo podemos sentirnos solos en una ciudad que hemos fecundado de recuerdos?
Néster Núñez nos lo pregunta con su uso del blanco y negro, con sus encuadres amplios donde los personajes parecen pequeños, como si la urbe los aplastara, los arrojara a una esquina de la fotografía. Quizá quiera contarnos que por eso mismo, por la memoria táctil de las piedras, por la cantidad de fantasmas nuestros que pueblan los rincones de Matanzas, por la palabra dicha que no regresará a la caja de trastos de la boca en que la soledad nos apabulla.