El Premio Aldabón de la AHS, que se celebró los pasados 4 y 5 de octubre, se le dedicó al narrador, editor, periodista e investigador Norge Céspedes Díaz, con un significativo trabajo en dos de las editoriales matanceras, y también con una obra que abarca diferentes aristas, como son los acercamientos a Juan Gualberto Gómez, Lino Novas Calvo, José Martí, al Mal del Alzheimer o su compilación de entrevistas a escritores matanceros, entre otros libros.
A la Casa de la Memoria Escénica, que el próximo 17 de octubre celebrará sus 30 años de fundada en el marco de la Jornada de la Cultura Cubana, también Norge ha realizado aportes esenciales a través del proyecto Memoria Oral, lo que se ha concretado en cuatro libros, uno publicado, dos inéditos y uno en proceso de trabajo; lo que muestra su laboriosidad, rigor y sensibilidad.
Rómpete una pierna es uno de los que estoy seguro constituirá un bestseller en el universo teatral, que el autor define como “un programa mínimo para un espectáculo entre bambalinas”. Está estructurado en seis capítulos, los cuales recogen anécdotas de más de 30 creadores escénicos de toda Cuba, y en diversas especialidades, como el teatro para niños, el callejero, el lírico…; lo que ofrece una visión múltiple de testimonios sobre lo que ocurre en el teatro, detrás del escenario.
Entre los que ofrecieron sus historias, se encuentran varios premios nacionales de teatro, o figuras esenciales de la escena nacional; que desde su perspectiva y experiencia exponen sucesos que muchas veces hacen referencia a creadores desaparecidos, como pueden ser Albio Paz, René de la Cruz, Vicente Revuelta, Berta Martínez, Luis Alberto García, Raúl Pomares, entre otros.
De la misma manera, aparecen colectivos que ya no existen, como el Teatro Político Bertolt Brecht o el Conjunto Dramático de Oriente.
Lo que se cuenta en cada una de las páginas, lo mismo ocurre en Cuba, que en cualquier escenario de Europa, donde nuestros artistas y agrupaciones se presentaron.
Lea también
Fotografía en pos de preservar lo natural
Ana Cristina Rodríguez Pérez – Insectos, arácnidos, aves autóctonas, algunas especies cuya actuar del hombre han puesto en peligro de desaparecer, capturadas por el lente de aficionados y profesionales de la fotografía que buscan… Leer más »
Como Norge es además editor, tengo el libro delante de mí, con todas las marcas de la otra labor que lo prestigia, la de ser uno de nuestros más serios y prestigiosos editores, que demuestran su constante búsqueda de la perfección y el respeto que se le tiene en el panorama literario.
Rómpete una pierna es un libro homenaje al teatro y a la cultura cubana; pero además es entretenido, un aporte singular a la identidad, la memoria y el patrimonio de la nación cubana, que se diluye en su transcurrir efímero, y que a veces no se concientiza, dándole la importancia y el apoyo que necesita.
Recuerdo que en el proyecto inicial, por ejemplo, estaba el actor y director de El Mirón Cubano, Francisco (Pancho) Rodríguez Cabrera, portador de innumerables anécdotas que contaba con su gracia, en conversaciones entre colegas, pero cuya desaparición física impidió que estuviera en el libro, aunque está en el testimonio de otros.
Desde la Casa de la Memoria Escénica, siempre se ha trabajado sobre el pensamiento del intelectual africano Amadeu Hampata, de que “en África, cuando un anciano muere, es como si una biblioteca se quemara”.
Norge con esta obra, y muchas otras, ha contribuido a enriquecer los archivos espirituales, vivos del patrimonio escénico, que se rescatan, conservan y difunden de muchas maneras.
Quizás el libro salga a la luz en el 2025, con ese título un poco extraño, pero de raíz teatral, contribuyendo a dignificar y potenciar la memoria teatral cubana. Será una manera de celebrar el trabajo de salvaguardar el patrimonio, punto de partida para otros proyectos. Un espacio de luz, por cuyas páginas, el teatro vivirá de otra manera.