En la ciudad de Matanzas, en los últimos años, se han acometido varios grandes proyectos, muchos de ellos emparejados a los aniversarios cerrados de la ciudad. Cuando esta, en el 2018, celebró su cumpleaños 325, se habló de transformar la céntrica Calle del Medio en un boulevard, al ser la vía donde se concentraba gran parte del comercio de la urbe y en que más transeúntes pululaban.
Para ello, se comenzaron diversas labores como el levantamiento del asfalto para recuperar parte de los adoquines que permanecían debajo de este, soterrar el tendido eléctrico y crear pasos alternativos para poder cerrar el tránsito en parte de ella. El primer plan que se hizo abarcaba desde la Plaza de la Vigía hasta 2 de Mayo; sin embargo, solo se trabajó en tres cuadras de las 10, aproximadamente, que se concibieron.
Cuando la euforia por el 325 acabó, se hicieron algunas tareas pendientes menores, y hasta ahí. Cinco años más tarde —en el 330 que se conmemoró en el pasado 2023— no se había avanzado un metro más y se debieron realizar acciones de restauración en lo ya hecho, porque el tiempo y seres poco cívicos desgastaron y destruyeron el patrimonio: pintura carcomida, cestos de basura de concretos rotos, que aún me pregunto si Hércules estuvo haciendo de las suyas por ahí.
Este caso no resulta único, algo parecido sucedió con Narváez, que se planificaba transformarlo en un paseo fluvial que le brindara cobijo a varios establecimientos culturales y gastronómicos. No obstante, la intervención también se quedó corta por varios metros, al no alcanzar las alturas del viejo mercado de la Plaza, como se le conoce. Hasta este 2024 no se ha adelantado una loza ahí, y nos quedan como recuerdos muchos cestos de metal de los que solo restan las bases, y árboles mustios.
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Varios ejemplos hallamos, al referirnos a cuando se ha emprendido una iniciativa con mucho ahínco, pero no se ha concluido. Algunos de los factores objetivos de la causa de este fenómeno se entienden: la irrupción de una pandemia que propició que se desviara gran cantidad de presupuesto hacia los insumos sanitarios y otros gastos, presiones externas (principalmente del gobierno estadounidense), políticas internas no siempre acertadas, y renglones económicos que solicitan una mayor inyección de finanzas.
Sin embargo, no puede suceder que los proyectos se queden a medias y luego se salte a uno nuevo y el anterior quede en el olvido porque su tiempo pasó. Incluso, se comprende que cada período posee sus propias prioridades, sobre todo en un país que de un año a otro afronta mayores retos.
Creo que se debería aplicar la máxima de que, si vamos a hacer algo, lo hagamos bien. No hablo de chapucerías e inversiones pocos funcionales, porque eso le correspondería a otro texto; y tristemente, aunque no debería ser así, ni se quisiera que fuera así, abundan. Si aplicamos los mismos métodos una y otra vez, por lo menos, en la Atenas de Cuba será como si al Partenón le hubieran construido las columnas y se le hubiera olvidado el techo. Al final, tendremos disímiles, hermosos proyectos incompletos y, por tanto, una ciudad incompleta.
El dinero no sobra ni en los bolsillos de la gente ni en los del país. Eso lo sabemos, como también que se debe dirigir a sectores de vital importancia (la alimentación o la salud), y en ocasiones para acceder a ellos te dejan con la lengua afuera o con una mano delante y otra detrás. Quizá, si analizamos el contexto, no resulta el momento más propicio para conversar de inversiones y obras públicas. No obstante, creo que cada centavo que se ahorra, si se coloca en el sitio correcto, ayuda.
Por dicha causa y por el crecimiento de un núcleo poblacional que quiere encontrarse a la altura de su belleza y de la calidad que sus habitantes merecen, se debería pensar mejor en cómo llevar estas ideas a feliz término, antes de enfrascarse en otra.
¡ Aayyy, mi niño…!!! casi es como que …llueve sobre mojado…
Hay algo impostergable, terminar los proyectos inconclusos y el mantenimiento permaneeenteee, puesto que lo requiere. Un abrazo, acompañando tu objetividad.
Los cubanos y en este caso los Matanceros, somos así, vivimos del » numerito » , formamos tremenda bulla ante un aniversario, nos proponemos más cosas de las que podemos cumplir, hablamos hasta por los codos de todas ellas, pero como vienen las autoridades provinciales y nacionales y nos felicitan, ! ahí se quedó todo ! , se acabó la cuerda y como siempre después nos caracteriza, NADIE viene a chequear si continuamos o no, nos acomodamos, le echamos la culpa a cualquier cosa y ahí se quedaron las intenciones.
Por eso el pueblo tiene razón cuando dice que no tenemos fijador, que somos inconsistentes, que prometemos cosas que no se cumplen, si no analicen cuantas obras sociales y comerciales que se han inaugurado en Matanzas que NO FUNCIONAN pero que fueron felicitadas y televisadas en su momento y hoy nadie habla de ellas.
Ej. la famosa Casa de la Miel en la calle del Medio, en la capital yumurina por citar un ejemplo con muchas variedades que más nunca se han visto.