Peña de Nuestra América: no todo está perdido

Viernes, 9 de la noche, Bar Mirador El Eclipse, en los altos del hotel Sunbeach, en la calle 17, en Varadero. Un lugar hermoso, climatizado, con las mejores vistas, excelente servicio y donde impera el buen gusto. Y en medio de ese ambiente acogedor comienza a sonar la música del grupo Nuestra América.

Teclado, guitarra, percusión y cuatro voces, dos masculinas y dos femeninas, componen la formación. Por dos horas regalan un programa que va desde lo mejor de la nueva y la novísima trova, hasta temas de Los Beatles y otros de habla inglesa; el Son, el Chachachá y la canción cubana en general.

Con un programa diferente cada semana, además del repertorio habitual, sus cantantes se desdoblan en dúos o como solistas. Destacan, sobre todo, la intimidad que logran con el público y el trabajo de voces, que ha sido uno de los fuertes tradicionales de la agrupación cardenense.

Con esta descripción, uno podría imaginarse un espectáculo tranquilo y hasta un poco aburrido; pero nada de eso. En la peña del grupo Nuestra América se escucha, pero también se baila y se disfruta de una manera sana. Uno de los momentos más esperados tiene lugar después de la primera hora, cuando Ángel Baró Jiménez (Pachuli), el percusionista, interactúa con el público, mostrando sus habilidades con los tambores.

Después de 6 meses esta Peña ha ganado un público respetuoso, amante de la buena música agradecido de que el Turismo ofrezca espacios donde prime el buen gusto. Pero, ¿cuánto cuesta para el hotel y el grupo mantenerla?

Cultura- Turismo: una relación compleja

Con 50 años, el grupo Nuestra América es fundador del Movimiento de la Nueva Trova; y aunque oportunidades no les han faltado y quizás hubieran vencido el provincianismo que termina aplastando, nunca emigraron hacia la capital del país.

Desde finales de los 80 del pasado siglo, esta agrupación, con sede en Cárdenas, municipio que alberga el principal polo turístico de sol y playa de Cuba, sin abandonar el trabajo social, ha estado vinculada al Turismo. Así que si alguien conoce los entresijos de ese complejo matrimonio llamado Cultura-Turismo, son ellos.

Por años este tema ha ocupado horas y horas de discusiones y acuerdos en comisiones, reuniones y congresos de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), sin que esa conjunción llegue a feliz término con frecuencia. Es una relación que parece condenada por el factor económico o la preparación de quienes dirigen ambos entes.

Puntualmente se contrata a artistas de renombre, pero no es regla que en las instalaciones turísticas se exhiban nuestros mejores valores. Con espectáculos muy parecidos, a veces manidos, el turista no siempre recibe lo mejor de nuestra Cultura.

La trova, particularmente, ha quedado relegada; y con escasas excepciones no encuentra lugar en un territorio dominado últimamente por los exponentes del género urbano, que además, cobran casi siempre un “ojo de la cara” por cada presentación.

Luis Llaguno Pérez, director fundador del grupo Nuestra América, comparte esa función con la de presidente de la Sección de Música de la Uneac en la provincia de Matanzas. El artista refiere que en este asunto ha habido mejores y peores momentos, y que depende mucho de la sensibilidad de quienes dirigen los hoteles o las cadenas.

En la clausura del IX Congreso de la UNEAC, a finales de junio de 2019, el presidente cubano Miguel Díaz-Canel Bermúdez señalaba: “Hay que ser auténticos y dejar de vender “shows enlatados”, productos de seudocultura que responden más a la rentabilidad que al orgullo de mostrar quiénes somos realmente”.

Y agregaba: “Cuba es una potencia cultural y hoy el turismo (…) todavía tributa mucho menos de lo que podría si los turistas salieran a consumir bienes y servicios, no solo culturales, pero sobre todo culturales”.

«Nuestra América tuvo una Peña similar a la que desarrollan hoy. Ocurrió entre los años 1986 y 1992 en el Cabaret Continental, del Hotel Internacional y por ella pasaron como invitados Silvio Rodríguez, Frank Fernández, Albita Rodríguez, Pablo Milanés, Donato Poveda, entre otros», rememora Dolores Márquez de la Torre (Loly), una de las cantantes y pilar, junto a Llaguno, del grupo.

Pero en general, como a todos los artistas y agrupaciones cuya profesionalidad los distingue, muchas veces les cuesta abrirse paso y tener un espacio habitual. Tras la covid-19 y la implementación del Reordenamiento Monetario, el panorama se ha tornado más crítico.

Hoy el Grupo Nuestra América solo tiene como espacio fijo vinculado al Turismo la Peña en El Eclipse, algo que tienen que agradecer a la sensibilidad de la anterior directora del Sunbeach, Eulalia Llópiz Ávila (Lalita). “Ella, desde donde ha estado, siempre ha propiciado contratos con lo mejor de nuestra cultura local”, rememora Llaguno.

Llópiz Ávila, quien durante años ha dirigido varias instalaciones de la cadena Gran Caribe, sostiene que “Nuestra América nos distingue y prestigia, y siempre he tratado de que tengan un espacio en los lugares que dirijo. Su calidad es un disfrute”.

Fuera de eso, la agrupación se han presentado esporádicamente en instalaciones turísticas y los primeros sábados de cada mes desarrollan la Peña El Jardín de Isabel, que han mantenido por 18 años en el Museo Oscar María de Rojas, en Cárdenas; además de participar en las actividades sociales a las que son convocados, parte de sus deberes como agrupación subvencionada por la Empresa Provincial de la Música Rafael Somavilla, a cuyo catálogo pertenecen.

Sensibilidad Vs.Presupuesto

Alianna Pérez Marcheco es la directora general del hotel Sunbeach desde febrero último; pero antes fungía como subdirectora, así que cuando heredó la Peña de Nuestra América, como conocía el proyecto desde el inicio, no le fue difícil enamorarse de él y defenderlo ante algunos detractores.

La joven directiva confiesa que conocía al grupo solo de nombre y de verlos por la televisión. “Las personas a veces no tienen confianza en los proyectos, sobre todo en los tiempos que estamos viviendo, cuando la trova se ha quedado un poco de lado. Pero yo siempre tuve confianza. Al inicio las peñas fueron flojas, pero han ganado un lugar.

“Fíjese si ha sido un éxito, que los viernes recibimos muchas llamadas para saber si toca Nuestra América, hay clientes repitentes que se hospedan solo para estar en ese espacio; pero hoy la mayoría vienen de la calle, de la comunidad, y eso le agrega valor como servicio extrahotelero.

“Al inicio prevalecían la borrachera y la vulgaridad, porque las personas se acostumbraron a un tipo de música diferente, a la discoteca que se hacía aquí”, rememora Loly, en alusión a cómo han ido atrayendo a un público que sabe a qué viene; mientras Llaguno confirma que lo han ganado, “sin hacer concesiones con la música, sin dejar de ser nosotros”.

Con la primera peña, Nuestra América tuvo a su cargo la reinauguración de El Eclipse tras su reparación capital, en diciembre de 2022. La inversión, que ascendió a cinco millones de pesos, ejecutada por el Fondo Cubano de Bienes Culturales, dio al mirador una imagen moderna y acogedora.

Nuestra América-Peña Eclipse. Fotos: De la autora

Pero mantener estas propuestas culturales le cuesta al hotel. De hecho este año se sobregirarán en el presupuesto anual del área de animación, que, planificado desde el año anterior se quedó corto y según su directora afirma, tendrán que suplir con los ingresos por otros servicios.

Hoy están renegociando todos sus contratos. “Aún manteníamos para el pago a los artistas el cambio de 1 dólar por 24 y estamos intentando que sea a 1 por 65. La cadena Gran Caribe, a la que pertenecemos, en consenso con Cultura, decidieron que fuera así porque ambos tenemos una afectación en nuestros presupuestos”.

Se trata de otro atolladero en el pago a los artistas, que ha hecho que muchos declinen actuar bajo esas condiciones desiguales, en las cuales el Turismo pierde, pero Cultura pierde más si tenemos en cuenta que el cambio oficial del dólar por el peso cubano es a razón de 1 X 120, pero en la economía real se duplica esa cifra.

Para los artistas tampoco da la cuenta. “La peña es más por amor que por otra cosa”, confiesa Luis Llaguno. “No se ha logrado un pago adecuado. Hoy estamos en un mínimo que nunca habíamos recibido por actividad, y los gastos de producción se nos van por encima de lo que recibe el artista”.

“Como era un proyecto nuevo, en un hotel que no tenía los presupuestos necesarios para emprenderlo e hicieron un gran esfuerzo, lo hemos mantenido y defendido; además, con la felicidad de que con cada peña se va logrando un ambiente más favorable”, agrega Loly.

No todo está perdido

El cantautor habanero Frank Delgado, uno de los cuatro grandes de la Novísima Trova, quien participó como invitado a la Peña de Nuestra América en agosto, apreciaba la importancia de tener una propuesta así en un lugar como Varadero.

Cantantes de Nuestra América con Frank Delgado. Fotos: De ecla autora

“Al contrario de lo que los empresarios creen, hay un público ávido por escuchar trova, boleros o cualquier género de la música tradicional, que hoy son relegados”, reflexionaba el músico, quien dijo soñar con una “terracita de la trova en Varadero”.

De hecho existe la Terraza de la Trova, en un área del Hotel Pulman, una intención malograda debido, entre otras causas, a los presupuestos insuficientes para pagar a artistas que por razones obvias, no pueden trabajar sin cobrar. También existen espacios para el bolero, condenados por el mismo problema económico.

En una publicación en mi perfil personal en Facebook, en la cual reconocía a Nuestra América por defender su proyecto, Rey Pantoja, trovador radicado en Matanzas, escribió: “porque sé lo que es reinventarse sin el más mínimo apoyo, lo aplaudo”.

Y agregaba: “Me parece necesario, en esos predios donde la Trova siempre ha sido una especie de Cenicienta y se ha prescindido de ella con cierta marginalidad, como si no fuera un género protagónico en este país”.

Mientras, la musicóloga matancera Lourdes Fernández Valhuerdi hablaba de “la necesidad de ganar nuevos espacios para que la música, en toda su variedad, esté presente en la programación que se brinda al público, sea nacional o foráneo, una responsabilidad de los decisores de cada lugar.

“Se debe poner asunto a que el gusto de quién decide, no siempre es el adecuado y que hacerlo prevalecer, resulta en influencia malsana y prácticas inadecuadas”.

Y remataba: “Nuestra América ha ganado, pero en buena medida es resultado de las batallas que ha librado y libra por defender su lugar en el espacio sonoro que eligieron como destino de su propuesta artística. Y aún es insuficiente para que sea conocido y reconocido por su historia y valores”.

Ante la pregunta de qué pasará con la Peña, Pérez Marcheco no duda. “Para el hotel ha sido un éxito. Creemos en Nuestra América. Todo no es dinero y presupuesto, por lo que se va a mantener. No podemos mirar para el lado y porque vayamos a tener pérdidas, prescindir de una peña que prestigia nuestra instalación”.

***

Nuevamente viernes, ahora pasadas las once de la noche, El Eclipse; Nuestra América entona Cantata, de Juan Carlos Pérez. Un público ávido por la buena música escucha atento el bello texto que convida a ver el mundo con ojos de amor y esperanza, y disfruta el magnífico trabajo de voces, en este, uno de los temas que les acompaña desde hace décadas en sus presentaciones.

Un público que a veces no encuentra opciones en otros sitios, agradece a Nuestra América y a Gran Caribe por este matrimonio que demuestra que todo no está perdido en la relación Cultura-Turismo. Habrá que seguir negociando, pero cuando pasan cosas como esta peña que mantienen a pulmón y corazón un hotel y un grupo de trova de Varadero, gana Cuba.

(Por: Yirmara Torres Hernández)

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7 Comments

  1. Vuelvo a Felicitar a Nuestra América por su espacio ganado, por su historia y presente. A Yirmara por visibilizar esa parte de la cultura que nos podría salvar, pero en los poderes pertinentes, no en los que hoy asumen la masividad.
    Y por último a la Lalita, por su sensibilidad y apoyo incondicional.
    Ahora, espero que con las ganancias que generen el Santa María Músic Fest» y el «Josone» nos paguen los salarios correspondientes de hace 6 meses.
    Una de cal y otra de arena.

  2. Excelente que se muestre a través de estas actividades las verdaderas raíces del cubano. Recuperar nuestra esencia y transmitirla a los más jóvenes, con orgullo, debe ser voluntad de todos. No veo razón alguna para perder tiempo y dinero en festivales escandalosos con ciertos personajillos que para nada representan a nuestro pueblo. Tenemos a Nuestra América, y a muchos más. Sólo tenemos que gratificar su talento y reconocer su valor para nuestra cultura. No tenemos que ostentar lo ajeno, lo nuestro vale mucho más. Gracias por el artículo, no le falta ni una coma.

  3. Es una lástima que el binomio turismo-cultura haya dejado de funcionar desde hace tanto tiempo, en Cuba que tanto se ha invertido en la formación de profesionales de la cultura. Hace unos cuantos años Varadero recibía las actuaciones de primerísimas figuras de la música nacional, y contaba con lugares nocturnos con identidad que satisfacían las demandas de los vecinos y de turistas nacionales y extranjeros. Ahora cada hotel cuenta con un animador que reproducen en la península espectáculos y actividades similares y en la mayoría de las ocasiones de escaso valor artístico y estético, por lo que el Proyecto de Nuestra América en El Eclipse es una honrosa excepción, confiemos en que los criterios económicos, que predominan, no frustren esta experiencia que tantos aplaudimos, mi agradecimiento al Grupo y a la dirección del hotel por una noche bien agradable que disfruté allí hace muy poco, con muy buena música y un ambiente agradable.

    1. Gracias a ud por su comentario. Es como dice. Penosamente los hoteles pasan por aprietos económicos que a veces no se reconocen… y la cultura es la primera que sufre… Pero más allá de eso, también falta sensibilidad, falta negociación, falta más respeto por el artista… y también más cerebro, para darse cuenta de que la Cultura,
      por sí misma ya es un producto turístico y que puede halar más que una buena playa o el sol…

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