Ernesto Che Guevara se convirtió en un ícono de la lucha por la libertad de los pueblos, en una leyenda que reforzó aún más su perpetuidad como símbolo tras el hallazgo de sus restos mortales en Bolivia y el traslado a Cuba el 12 de julio de 1997, fecha memorable de la cual se cumplen 26 años.
Fue una noche inolvidable. El avión aterrizó en el aeropuerto militar de San Antonio de los Baños, al oeste de La Habana, con los osarios del Guerrillero Heroico y de los cubanos René Martínez Tamayo (Arturo), Alberto Fernández Montes de Oca (Pacho) y Orlando Pantoja Tamayo (Antonio), los bolivianos Simeón Cuba (Willy) y Aniceto Reynaga (Aniceto); y el combatiente peruano Juan Pablo Chang (El Chino).
El Comandante en Jefe Fidel Castro presidió la ceremonia de bienvenida que fue privada y los restos mortales del Che y de los combatientes de la guerrilla boliviana fueron depositados en el Ministerio de Fuerzas Armadas Revolucionarias, en La Habana, hasta que se organizara el homenaje póstumo en la Plaza de la Revolución José Martí y el traslado al Mausoleo construido en la plaza que lleva su nombre en la ciudad de Santa Clara.
Sobre las pesquisas para encontrar a los guerrilleros, el doctor cubano Jorge González, al frente de las investigaciones, en declaraciones que hizo en aquellos días a la prensa, señaló que el sábado 28 de junio, a las nueve de la mañana, «al labrar en la fosa, la pezuña de la máquina enganchó el cinto del Che, que había sido enterrado con su uniforme, y así salieron sus osamentas».
Siete esqueletos estaban en la fosa común en la vieja pista del aeropuerto de Vallegrande y el del Comandante Guevara fue el segundo en hallarse. La osamenta carecía de manos, y eso resultó uno de los primeros indicios que hicieron pensar que era el Che, pero igual constituyeron exponentes de su identidad la prominencia de los arcos superciliares de la frente y la dentadura que coincidía con su ficha dental.
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Los militares bolivianos tras la muerte del Guerrillero Heroico habían propagado como versión principal la presunta incineración del cadáver y el esparcimiento de sus cenizas sobre la selva. Aunque igual se divulgaron alrededor de otras 100 versiones que incluían el resguardo del cuerpo en un sótano de la CIA en EE.UU. o en Panamá.
El general boliviano retirado Mario Vargas Salinas declaró a medios de prensa en noviembre de 1995 que Guevara de la Serna estaba sepultado bajo la pista de aterrizaje del antiguo aeropuerto de Vallegrande, lo que levantó una conmoción internacional.
Gonzalo Sánchez de Lozada, el entonces presidente de Bolivia, autorizó que un grupo de expertos cubanos liderados por el doctor Jorge González, director del Instituto de Medicina Legal de Cuba, como representante de los familiares de los guerrilleros junto a especialistas argentinos e italianos iniciaran la búsqueda sobre el terreno en diciembre de ese propio año.
Tras cerca de dos años de búsquedas siguiendo numerosas pistas en la zona del antiguo aeródromo hallaron las siete osamentas y vieron que una de ellas tenía una chaqueta verde olivo que usó el argentino cubano y trozos de su cinturón de cuero, que llevaba el día que fue asesinado. También tenía una bolsita con tabaco en picadura y residuos del yeso de la mascarilla mortuoria que le hicieron sus asesinos.
En el memorial existente en la Plaza de la Revolución en la ciudad de Santa Clara están los restos de la mayoría de los combatientes de la guerrilla del Che, quienes fueron encontrados en agrestes parajes de la selva, a partir de que el gobierno de Bolivia permitió iniciar in situ las excavaciones, aunque ya había transcurrido mucho tiempo de la caída de los revolucionarios y la geografía había sufrido cambios como el cauce de ríos o las arboledas montañosas.
El 17 de octubre de 1997, el Comandante en Jefe expresó en la inhumación de los restos mortales de Guevara de la Serna y sus guerrilleros: “No venimos a despedir al Che y sus heroicos compañeros. Venimos a recibirlos. Veo al Che y a sus hombres como un refuerzo, como un destacamento de combatientes invencibles (…) Veo además al Che como un gigante moral que crece cada día, cuya imagen, cuya fuerza, cuya influencia se han multiplicado por toda la tierra”.