Pudiera extenderse la idea de que el artista visual José Manuel Díaz Herrera no es un gran orador, dada su parquedad de palabras. Ciertamente él prefiere las frases cortas, pero precisas, sin ciertos rebuscamientos innecesarios.
Eso sí, llama las cosas por su nombre sin medias tintas, es una de sus grandes virtudes. Si bien como entrevistado quizá ponga en apuro a más de un periodista, ya que la grandilocuencia no es lo suyo, todo entrevistador soñaría con interactuar con un creador de su calibre, que consigue expresarse con sus manos como pocos.
Noly Díaz encarna al artista atareado en su taller, que ha devenido en ese refugio donde permanece durante horas sin darse cuenta del paso del tiempo. Y son sus manos el modo que consiguió de desatar sus inquietudes creativas. Mediante ellas logra hilvanar las ideas y transmitir poderosos mensajes que a nadie dejan indiferente.
Así se puso de manifiesto en la tertulia Verte, Matanzas, que conduce Jesús Martínez León y que contó en esta ocasión con Noly como invitado especial. El encuentro tuvo lugar en la Sala de Arte de la Biblioteca Guiteras y tuvo gran afluencia de público, ávido de conocer detalles de la vida del creador matancero, así como de una de sus obras más singulares: la Gaviota del San Juan.
Entre los presentes y el artista surgió una química espontánea, porque a veces no se necesita emitir demasiadas palabras, sobre todo cuando la obra logra comunicar lo suficiente. Y todos los allí reunidos afirmaron haberse detenido una vez al menos para retratar la Gaviota que Noly Díaz creara como parte de su muestra expositiva presentada en el proyecto Ríos Intermitentes, subsede de la XIV Bienal Internacional de la Habana.
Aunque haya pasado ya más de un año, todavía queda en el recuerdo de muchos el impacto estremecedor de aquella propuesta presentada en la Gruta del San Juan, bajo la curaduría de Alexander Rodríguez y la participación de Esteban Grau; sin duda, uno de los momentos más espectaculares de esa edición de la Bienal, de la que se hablará por mucho tiempo.
Precisamente entre las obras pensadas para aquella exposición se encontraba una gaviota de grandes dimensiones, que rendía homenaje a una de las leyendas matanceras recogidas por Américo Alvarado.
Sin pretenderlo el escultor, la pieza escultórica se ha convertido en símbolo de la matanceridad, con el que pueden interactuar los yumurinos con tan solo sentarse a orillas del San Juan debajo de ella. Muchos prefieren retratarse para inmortalizar el momento. ¿Qué mayor trascendencia para una obra?
Los tertulianos también conocieron el proceso de creación del Corazón del San Juan, escultura ideada por Agustín Drake y que Noly logró concretar, como homenaje al escultor que tanto admiró y a quien le debe parte de su formación.
El vínculo, según se explicó esa tarde, surgió cuando Noly se topó, como por casualidad, con una pieza del maestro Drake, y se estableció una relación especial que se consolidaría con los años.
La velada estuvo amenizada por el pianista Gustavo Ramos, la cantante Yordana Rodríguez y la narradora oral Iliana Hernández. Entre lo más esperado, destacó la entrega de una rifa que consistió en una fotografía de la mencionada gaviota de ojos verdes emplazada en el río San Juan.