Conrado Benítez García tal vez hubiera cumplido 81 años este 19 de febrero de 2023. Pero el muchacho humilde de 18 abriles, evocado por el Poeta Nacional Nicolás Guillén como el maestro, amigo puro, el verde joven de rostro detenido… pasó a la eternidad y a la memoria de su pueblo en la flor de su vida, tras su salvaje asesinato por bandas contrarrevolucionarias operantes en las montañas del Escambray en la década de 1960.
Había nacido en 1942, en la localidad de Pueblo Nuevo, de la occidental provincia de Matanzas, en el seno de una familia muy pobre, de piel negra, apegada a los valores de la honestidad y el trabajo. A partir del segundo grado compartió los deberes escolares en la enseñanza pública con labores de panadero y limpiabotas para contribuir con el sustento en el hogar.
Cuando logró graduarse de sexto grado en 1954, se inscribió en la escuela primaria superior pues amaba el estudio y era notable su interés por el conocimiento, aunque su posición social no lo favorecía. Parecía demasiado puro y soñador ese chico tímido, respetuoso, preocupado y servicial con todos.
La llegada de la Revolución cubana marcó un antes y un después en su vida y en la de su familia desposeída y discriminada. Nació su fe y entonces los allegados conocieron que le interesaba ejercer en un futuro el magisterio y más adelante, quién sabe, estudiar ingeniería eléctrica.
Por eso no vaciló en acudir con presteza, desde mayo de 1960, al llamado del líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, para formar contingentes de maestros voluntarios que llevarían la luz de la enseñanza y cumplirían una Campaña de Alfabetización masiva por todo el país.
La escuela o campamento de preparación de esos futuros maestros radicó en las altas lomas de Minas del Frío, en la legendaria Sierra Maestra. Allí recibió entrenamiento Conrado junto a muchos jóvenes bisoños como él, del campo y la ciudad, de distintos puntos del país, animados por el entusiasmo que solo una obra de tamaña nobleza despertaba.
Identificado plenamente con el proyecto de transformaciones y justicia del país, hasta llegó a manifestar que estaría dispuesto a quedarse a vivir en aquella apartada región y a recibir preparación militar para defender a la Patria, si era necesario.
Fue una etapa también muy hermosa porque allí conoció el amor casi a primera vista, inspirado por una brigadista como él, la joven Nancy Inerárity, quien le correspondió con ternura.
Cuando se graduaron en agosto de 1960, el dispuesto Conrado fue ubicado en el enclave conocido como La Reunión, parte de la central Sierra del Escambray cercana a la localidad de Trinidad, hoy perteneciente a la provincia de Sancti Spíritus.
Por esa región operaban bandas de contrarrevolucionarios armados y pagados por la CIA de Estados Unidos, con el fin de impedir el desarrollo de los programas de justicia social del gobierno encabezado por Fidel Castro, usando métodos de terror y crímenes salvajes.
Entre los más connotados testaferros al servicio del asesinato Made in USA estaban los tristemente célebres Emilio Carretero y Osvaldo Ramírez, a quienes llegara más adelante la justicia del pueblo.
Desde su llegada al aislado paraje donde cumpliría su misión, el siempre bien dispuesto Conrado tuvo que empezar por improvisar una escuelita rústica en la nave de un viejo aserrío de tablas desgastadas.
Hizo pupitres con listones de madera colocados sobre roncos de árboles y allí diariamente daba clases a 44 niños de día, e igual número de adultos en la noche. Y todavía encontraba tiempo para ayudar en las faenas del campo. Rápidamente se ganó el cariño y el respeto de los habitantes de aquel antes olvidado y paupérrimo lugar, que el programa del Moncada intentaba cambiar para bien.
Llegó el momento de unas pequeñas vacaciones navideñas que fue a pasar a La Habana, en compañía de la familia de su novia. Antes de irse les había prometido a algunos utilizar parte de su primer salario en comprar libros de cuentos y para colorear, así como algunos útiles para la escuelita. Promesa que intentó cumplir el inolvidable maestro, frustrada por el crimen monstruoso.
El 4 de enero regresa a sus emplazamientos de trabajo, junto a la educadora Magalys Olmos, con quien había cambiado de punto de residencia para que no estuviera en uno más recóndito. Ella accedió a dormir en casa de un campesino, quien los alertó de un peligro inminente. El joven Conrado decidió seguir su camino en medio de la noche cerrada.
Hay reportes de que salió solo, otros de que fue sorprendido en la vivienda del campesino que lo hospedada: Eliodoro Rodríguez, también vilmente asesinado, tras ser torturado junto al maestro.
Por último, al amanecer del 5 de enero de 1961 sus cuerpos martirizados, mutilados y sangrantes fueron encontrados sin vida colgados de dos árboles. Fue la banda de Rodríguez la encargada del hecho atroz. Capturados después, uno de ellos declaró que el jefe del abominable grupo le ofreció a Conrado perdonarle la vida si se unía a ellos, y el valiente brigadista respondió: ”Soy revolucionario. Yo no traiciono a los míos”.
Cerca del lugar también fueron encontrados semienterrados los cadáveres de los lugareños Antonio Navas, El Currito, Luis Conesa y otra persona no identificada.
Un Obelisco se levantó en la zona conocida como Tinajitas o Las Tinajas, donde a todas luces tuvieron lugar los horrendos sucesos.
Cuando poco después de su muerte los cubanos, enlutados pero nunca amilanados, arrancaron en firme la colosal cruzada contra la ignorancia que fue la Campaña de la Alfabetización, sus miles de participantes lo hicieron enarbolando el nombre mil veces heroico de aquel casi niño héroe: Conrado Benítez.
Siempre habrá que volver a aquellos sucesos, por el héroe y para que las nuevas generaciones conozcan la verdadera naturaleza falsa y criminal de quienes desde el Norte revuelto y brutal mienten sobre Cuba y se autoproclaman paladines de la libertad y la democracia. Hoy, como ayer, siguen actuando desde su naturaleza injerencista y salvaje.
Y volviendo al inolvidable maestro, nunca ha dejado de emocionarnos y hacernos vibrar el alma cantar una y otra vez: “Somos las brigadas Conrado Benítez, somos la vanguardia de la Revolución…”. Como hizo él.
(Tomado de ACN)