Moradores del poblado de Ceiba Mocha, en la periferia de esta ciudad, retomaron este jueves la identitaria procesión de la Virgen de la Candelaria, evento religioso y cultural con raíces en el siglo XVIII, limitado durante los últimos dos años por la pandemia de COVID-19.
Las tradiciones hacen falta, afirmó convencida Sara Díaz Hernández, una de las devotas a la virgen, quien contribuye a la organización de la procesión para que se mantenga como legado de la espiritualidad y la historia ahora que la situación epidemiológica lo permite.
Mi tarea es la organización de la procesión, dirijo el recorrido con las hermanas de la iglesia -comentó Milagros Pérez Alpízar, vecina del poblado-, la banda de música que armonizó la marcha se contrató con el apoyo generoso del pueblo que gustosamente contribuyó para pagar los servicios, lo que habla de admiración y respeto.
Los jóvenes Luis Felipe Quintero Ramírez y Yoandry Vega Perelló asumieron la responsabilidad del repique de las campanas, tarea de acompañamiento al tránsito de la virgen por las arterias del poblado para bendecirlo y pedir por el bienestar y la paz.
Vega Perelló explicó que desde niño le atrajo el sonido de las campanas, específicamente el 2 de febrero se toca el perico-gallina, repique tradicional que anuncia festejos; para asumir la tarea se debe estar atento porque hay momentos de silencio para rezar y pedir por el pueblo.
Mientras transcurre la simbólica procesión en la que las efigies de la Candelaria y de San Agustín, patrón del poblado, en hombros de los ciudadanos recorren calles principales escoltadas por una multitud, no faltan quienes desde los portales o azoteas admiran el paso.
Además de la misa y las ofrendas a la deidad que van desde flores hasta prender velas a la también conocida como virgen de las candelas, el pueblo acoge equipos de recreación, y vendedores ante cuyas ofertas no faltaron este jueves los criterios de incomodidad debido a los altos precios.
Del siglo XVIII data el origen de las fiestas en tributo a la Candelaria en Ceiba Mocha, como expresión de la cultura de nativos de la región de Alicante e Islas Canarias que emigraron al asentamiento cubano desde la Península de La Florida, entonces colonia hispana donde radicaban.
José Manuel Lemus Hernández, vecino de Ceiba Mocha, confirmó que siempre más que un acto religioso el Día de la Candelaria constituye una fiesta a la que llegan personas de provincias diversas, y persiste la creencia de recortar el cabello en la fecha, para que crezca más fuerte y hermoso.
(Tomado de ACN)
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