Sobre el rapper cinema, experiencias comunes entre Cuba, España y Glasgow, perspectiva feminista y herramientas para crear desde lo audiovisual, se debatió durante los días 12 y 13 de diciembre, en el Taller de Cine Dialógico, que tuvo lugar en la sede matancera de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas.
Auspiciado por el Havana Glasgow Festival Film, el proyecto Karibuni: Cuba en África, Historia Oral y la Unión de Periodistas de Cuba en Matanzas, el encuentro propició la formación y el diálogo entre comunicadoras, periodistas y líderes de proyectos comunitarios, con el objetivo de crear, a partir de la horizontalidad, productos audiovisuales que desde la cultura y la perspectiva de género contribuyan a multiplicar las conexiones entre estas ciudades.
EXPERIMENTACIÓN EN TIEMPOS DE CRISIS
Cuando en 2020 los profesores de cine Núria Aruña Baró y David Archivald emprendieron la filmación del ensayo cinematográfico, que presentarían en el Congreso Screen, no suponían el rumbo sorprendente que tomaría esta experiencia tras el inicio de la covid-19, un camino insospechado para ambos, surgido de la espontaneidad, con el que comenzaba además una nueva etapa de creación.
«El proyecto nace un poco por la fuerza, pues con David nos habíamos comprometido a realizar, en vez de una investigación de tipo teórica para ese evento, un ensayo de tipo audiovisual. Nos interesaba que fuera de corte feminista y ya habíamos comenzado la investigación sobre algunas directoras que tocaban el tema, pero llegó el covid y nos quedamos en casa.
«La idea siguió en pie, pero pensamos que en vez de trabajar sobre la obra de directoras que ya tenían una proyección más transnacional, lo que pedía el contexto de la pandemia era de repente mirar lo cercano, lo local, nuestras redes y espacios, y cómo se transformaban en momentos de encierro, al menos en España, en períodos de mucho trauma. Fue un momento en el que salieron a flote las ‘costuras del capitalismo’ y cómo se mostraba la fragilidad de las personas, que quedaban tan vulnerables ante la ausencia de servicios públicos o de organizaciones para dar respuesta a estos temas. Creímos que teníamos el deber y el compromiso de reflejar esa realidad”, explica Núria, quien es además profesora de la Universidad Rovira i Virgili, de Cataluña.
Así surgieron intercambios fílmicos vía Internet entre ambos cineastas, que derivaron en una propuesta que decidieron denominar cine dialógico, precisamente por el modo de producción y por la coherencia discursiva que se iba tejiendo a medida que avanzaban.
“Nos tocó empezar a trabajar a distancia. Compartíamos pantalla e íbamos visualizando lo que obteníamos. A medida que David me enviaba sus materiales, yo intentaba responder buscando en lo que sucedía a mi alrededor. Se creó un compromiso con lo que estaba ocurriendo y, cuando yo le devolvía mis tomas, pues él intentaba trabajar de ese mismo modo.
“Tratamos de conectar espacios, buscar esos nexos comunes y de solidaridad entre nuestras ciudades, siempre desde la perspectiva feminista, buscar qué estaban haciendo y cómo se organizaban las mujeres en sus contextos, cómo seguían manifestándose por sus derechos: mostrar cómo esa rutina seguía de alguna manera y obligaba a la gente a replanterase sus formas de vida.
“Luego de ese intercambio fílmico, empezamos a teorizar sobre este modo de trabajar no jerárquico, en que los dos estábamos en el mismo lugar gracias a lo que hacíamos, en que intentábamos relacionarnos con el entorno de forma horizontal, y cómo las imágenes y los sonidos nos permitían también intercambiar experiencias, empatizar con los otros lugares. Buscamos tener esa visión de lo local, pero también centrados en lo translocal, es decir, cómo a la vez yo puedo percibir un sentimiento de comunidad y de localidad en otro sitio distante de mí, y a partir de ahí se nos ocurrió este proyecto”, añade.
Los materiales generados lograron captar conexiones históricas entre sus respectivas ciudades, tras lo cual aparece Cuba en el horizonte de esta iniciativa, pues La Habana y Matanzas se encuentran hermanadas con Glasgow y Vilanova I la Geltrú, respectivamente.
“Nos parecía, por tanto, muy interesante probar este intercambio de discursos fílmicos con otras localidades con las que también existiera esa relación histórica. Queríamos acercarnos a eso que una vez las unió e intentar tejer o reconstruir esas alianzas, pero partiendo de la voz de las mujeres, en mayor medida silenciadas por la historia”, asegura.
LA VOZ DE LAS MUJERES CUBANAS DESDE EL CINE
Bajo esta premisa y con la colaboración del Havana Glasgow Festival Film, dirigido por Eirene Houston, y el proyecto Karibuni, a cargo de Kenia Serrano Puig, llegan a Cuba. En opinión de Núria, ambos talleres han marcado nuevos horizontes a partir de las vivencias de comunicadoras y feministas cubanas, quienes, resaltó, representan un fuerte potencial para el análisis de temas sociales.
“Nos ha llamado mucho la atención la fuerte implicación, el amplio conocimiento y la conciencia que tienen las unas de las otras, algo que ha hecho que sintonizara muy bien esta idea del cine dialógico, a partir de las preocupaciones que se han planteado en estos talleres”, dijo Núria.
La visibilidad de las mujeres en sus contextos, la mujer migrante en condiciones de vulnerabilidad, las mujeres de la tercera edad y cómo enfrentaron la covid-19, así como los elementos culturales que desde la arquitectura conectan a las ciudades de La Habana y Glasgow, resultaron algunos de los temas abordados por las participantes de La Habana.
En Matanzas, el afrofeminismo, la identidad de la mujer y su papel en las religiones afrocubanas, las representación de la comunidad trans, los proyectos comunitarios liderados por féminas, la discriminación racial, la violencia y las barreras que enfrentan las personas con discapacidad estarán entre los ejes que guiarán este proyecto.
“En estos espacios, además de la presentación del proyecto cinematográfico, que agrupará a las cuatro ciudades, se ha intentado formar a las participantes en cuanto al dominio de la cámara y la teoría documental. Tanto en La Habana como en Matanzas quedaron disponibles para su desarrollo equipos de filmación y edición que tributarán a este y otros proyectos similares.
“La idea es trabajar de forma horizontal de la misma manera en que lo hacíamos con David, un método en el que íbamos tomando decisiones en medio del proceso, donde los dos nos sintiéramos cómodos. Creemos que eso puede funcionar aquí y que la propuesta vaya evolucionando hacia donde las participantes decidan. Por lo tanto, la idea inicial era que saliera una película de allí, o dos películas con nuestras ciudades hermanadas, pero lo que hemos vivido nos hace pensar en un largometraje con las cuatro, así como en otros productos más cortos que pueden tener salidas muy diversas”, explicó.
Por su parte, Kenia Serrano Puig, coordinadora de Karibuni, se refirió durante el cierre del evento a la relevancia de esta red de colaboración y las posibles proyecciones de cara al Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, precisamente por el carácter experimental de estos proyectos.
“En los dos lugares han surgido discusiones complejas y con muchos matices. Hemos vivido experiencias muy útiles en estos talleres y nos complace muchísimo la idea de seguir generando alianzas con Cuba, con Matanzas y La Habana a través de la voz y la creación de estas mujeres que tanto talento y sensibilidad han mostrado”, concluyó Núria.