Conseguir la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres rurales constituye un elemento esencial en la lucha contra la pobreza extrema, el hambre y la desnutrición. Así lo ha reconocido la ONU, en ocasión de celebrarse este 15 de octubre el Día Internacional de la Mujer Rural. Este grupo – una cuarta parte de la población mundial- trabaja como agricultoras, asalariadas y empresarias, garantizando con su necesaria labor la seguridad alimentaria de sus comunidades.
Sin embargo sufren también de manera desproporcionada los múltiples aspectos de la pobreza, no disponen del mismo acceso a la tierra, créditos, materiales agrícolas o mercados. En el mundo esta realidad trasciende el ámbito laboral y limita además sus potencialidades de superación, de acceso equitativo a servicios públicos, como la educación y la asistencia sanitaria.
Varios son los retos para disminuir estas brechas y garantizar condiciones equitativas para las mujeres rurales en el mundo, sobre todo si tenemos en cuenta que de contar con el mismo acceso que los hombres a los recursos, la producción agrícola en los países en desarrollo aumentaría entre 2,5 y 4%, y el número de personas desnutridas en el mundo disminuiría aproximadamente entre un 12% y un 17%, según datos de la FAO en 2011.
A pesar de ello continuan las manifestaciones de discriminación significativa en lo que respecta a la propiedad, la remuneración, la capacidad decisoria o el acceso a recursos y mercados.
En Cuba las mujeres representas alrededor del 16% de los usufructuarios y el 32% de las propietarias de la tierra (MEP-PNUD, 2021); el 13% de las personas asociadas a cooperativas, el 33% de las que trabajan en empresas agropecuarias y el 55% entre el personal de las entidades rectoras del ramo, por lo general instituciones ubicadas en zonas urbanas, donde casi siempre se desempeñan como técnicas y personal de apoyo (SEC-MINAG, 2021).
Por tanto resulta importante no solo visibilizar su aporte en un sector de vital importancia para nuestro país, sino también garantizar la equidad en este sector así como disminuir las brechas salariales en algunas ramas como la industria azucarera. No olvidemos que son las mujeres, además, quienes dedican más tiempo a las tareas domésticas y de cuidados dentro del hogar, sin que su aporte sea remunerado.
“Los gobiernos y la sociedad deben prestar atención a sus necesidades e invertir en ellas, buscando el empoderamiento político y socioeconómico de las mujeres rurales y apoyando su participación plena e igualitaria en la toma de decisiones a todos los niveles, tenerlas en cuenta en sus políticas, desarrollar programas de asistencia específicos y servicios de asesoría para promover las habilidades económicas de las mujeres rurales en la banca, los procedimientos comerciales y financieros modernos y la provisión de microcréditos y otros servicios financieros y comerciales, o la elaboración de leyes para garantizar que las mujeres rurales tengan derechos plenos e iguales a poseer tierras y otra propiedad, por nombrar solo algunas de las medidas necesarias ”, destacó en su portal web la organización de Naciones Unidas. (Fotos: Ayose S. García Naranjo)