El pueblo matancero, encabezado por sus estudiantes de Ciencias Médicas y las principales autoridades de la provincia, rindió homenaje este 27 de noviembre a los ocho estudiantes de Medicina asesinados por el Cuerpo de voluntarios, con la habitual marcha hasta la otrora casa de Carlos Verdugo.
Sunay Pérez Borroto, presidenta de la Federación Estudiantil Universitaria en la Universidad de Ciencias Médicas de Matanzas (UCMM), recordó que «estos jóvenes fueron acusados sin pruebas, sacrificados en nombre de una violencia que no tendría lugar en una sociedad justa; su única culpa fue ser estudiantes comprometidos con la verdad y la justicia de un tiempo en que el diálogo y la razón eran desplazados por la represión y el miedo».


«Cada uno de nosotros tiene el poder de marcar la diferencia en la vida de los demás. Sigamos su ejemplo, pues, a pesar de la adversidad, nunca claudicaron. Su memoria se convierte en símbolo del compromiso por construir un mundo mejor, donde la paz prevalezca y donde ningún otro joven tenga que sufrir la infamia que vivieron nuestros compañeros», concluyó.
Ante el llamado de «¡adelante, matanceros, que la Patria os contempla orgullosa!», la marcha partió del Parque de la Libertad y culminó en la barriada de Versalles, exactamente en Isabel Primera, entre Vera y Navia, donde residió Carlos Verdugo, mártir yumurino de los estudiantes de Medicina ultimados, a quien se le dedicó una ofrenda floral.
La UCMM organiza cada año este homenaje donde el pueblo de Matanzas lanza un llamado a que una de las páginas más oscuras de la historia cubana no se vuelva a repetir jamás, y para ello emplea el acto de recordar como forma de inmortalizar el ejemplo de los ocho mártires y aborrecer la vileza del infame Cuerpo de voluntarios.
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