
La psicoprofilaxis representa una de las estrategias más humanas dentro del Sistema de Salud cubano. No se trata de preparar a las mujeres para el parto, sino de acompañarlas emocionalmente durante todo el proceso de gestación. Esa atención integral, que mezcla ciencia, educación y sensibilidad, marca una diferencia visible en los resultados sanitarios del territorio.
La psicoprofilaxis enseña a las gestantes a respirar, a relajarse y, sobre todo, a confiar. En el Hogar Materno Celia Sánchez Manduley, en Unión de Reyes, en los consultorios del médico de la familia, y en las consultas de Ginecología, los encuentros se convierten en espacios de aprendizaje y apoyo mutuo. Allí, las futuras madres comparten dudas, miedos y expectativas, mientras aprenden ejercicios que reducen el estrés y fortalecen el vínculo con el bebé.



Los profesionales de la Salud que atienden el programa en el territorio, liderados por la licenciada en Enfermería Rosa Poey Poey y un grupo multidisciplinario aseguran que estas acciones no solo mejoran la experiencia del parto, sino que salvan vidas.
En 2024, Unión de Reyes cerró con cero mortalidad materna e infantil, un logro que evidencia cuánto puede lograrse cuando la prevención y la educación andan juntas. La psicoprofilaxis, más que un complemento, se consolida como un pilar del programa materno-infantil en la localidad.

Sin embargo, el mérito no se limita a los indicadores. En cada sesión existe una historia de superación y de confianza recuperada. Las mujeres aprenden a reconocer las señales de su cuerpo y a asumir su papel protagónico en el proceso de nacimiento. También incluyen a las parejas, a las familias lo que refuerza la responsabilidad compartida y el acompañamiento emocional en el hogar.
En Unión de Reyes apuestan por un parto más humano y respetuoso. Esa mirada, sustentada en la ciencia y la sensibilidad, coincide con las recomendaciones internacionales que promueven la participación activa de la gestante. De ahí que la psicoprofilaxis sea vista no solo como un método, sino como una filosofía de atención más cercana y empática.

Aun así, el reto continúa. La capacitación constante del personal, la disponibilidad de recursos y la ampliación del programa a comunidades rurales siguen siendo tareas pendientes. Pero lo logrado hasta hoy demuestra que la psicoprofilaxis es mucho más que una técnica: es un acto de amor y de compromiso social con la vida que está por llegar. (Por Roxana Valdés Isasi)
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