La yumurina Constitución de Jimaguayú 

La yumurina Constitución de Jimaguayú 

Ejemplar de la carta magna aprobada en Jimaguayú

El museo Oscar María de Rojas, situado en Cárdenas y segundo más antiguo de Cuba, posee un amplio archivo documental, donde se encuentran más de 270 cartas realizadas por 45 generales de las guerras de independencia. También se conservan órdenes de ascenso, algunas firmadas por Carlos Manuel de Céspedes, Bartolomé Masó y hasta por Juan Gualberto Gómez.  

Entre lo atesorado está un manuscrito de dos hojas unidas, escrito a tinta en sus cuatro caras, en papel grueso de la época, original de la Constitución de Jimaguayú, aprobada el 16 de septiembre de 1895. 

Fue una sorpresa hallarlo entre las colecciones del centro. Dicen que por años aparecía y desaparecía indistintamente, citado en documentos y periódicos de ese entonces, pero no fue hasta 2015 que el museo notificó su existencia.

Con motivo del 130 aniversario de que el documento se aprobara en medio de las guerras de independencia, la institución museística inauguró la muestra Constitución de Jimaguayú: un original negado al olvido, donde se exhibe el ejemplar de confirmada autenticidad.

JIMAGUAYÚ EN LA HISTORIA

El 24 de febrero de 1895 reinician las luchas por la independencia de Cuba. Apenas unos meses después, por iniciativa del propio José Martí, figura protagónica en la gesta, se decide realizar una asamblea con el objetivo de reorganizar el movimiento revolucionario, además de establecer un gobierno y una constitución.

De ahí que en septiembre del propio año, en Jimaguayú, Camagüey, se realizara el icónico encuentro en el que participaron representantes del país, en su mayoría figuras nuevas y de la intelectualidad. 

Fermín Valdés y Cisneros Betancourt seguían las ideas del Apóstol, y proponían un gobierno civil, con independencia para el mando militar; mientras que Maceo planeaba un gobierno militar, para evitar las dificultades de la guerra del 68.

Jimaguayú trascendió por conseguir el equilibrio entre el mando civil y el militar, ajustándose a las condiciones y la realidad cubana, y con ello unificó y reorganizó el movimiento independentista. 

El 16 de septiembre se aprobó una constitución con la que se consolidó el estado nacional, documento que en el artículo 24 autorizaba que, si al cabo de dos años, seguía la guerra, se debía realizar una nueva asamblea. 

Contenía el documento los principios políticos y la ideología de la revolución naciente, así como la determinación de que no podía existir paz sin independencia. Tras la asamblea, Cisneros Betancourt quedaba como presidente; Bartolomé Masó, vicepresidente; Carlos Roloff, secretario de guerra; Máximo Gómez se ratificaba como general en jefe del Ejército Libertador; Maceo, lugarteniente general; y Estrada Palma fue designado agente diplomático.

UN ORIGINAL NEGADO AL OLVIDO

El coronel del Ejército Libertador Francisco López Leyva, representante y secretario de la mesa de aquella Asamblea Constituyente, fue quien donó el documento donde están estampadas las firmas de los presentes. “Es tan original como el que está en la Academia de Ciencias”, asegura el licenciado Danilo Martínez Carmenate, especialista principal del centro. 

Según se tiene como referencia y así consta en anotaciones realizadas por el propio Oscar María de Rojas, fundador del museo, la Constitución llegó a sus manos el 3 de septiembre de 1918, por gestiones del doctor Alejandro Neyra Rangel, miembro del Comité Protector de la institución. 

La muerte de Rojas en 1921, el ciclón del 33 —que dañó la edificación y afectó una parte las colecciones—, robos y el deterioro del edificio que trajo consigo un cambio de sede, llevaron al engavetamiento del documento por muchísimos años.

“Inicialmente, el museo estuvo donde se encuentra el combinado deportivo Antonio Nores. Luego, el Gobierno municipal entrega el edificio donde radica en la actualidad y que fue la Casa de Gobierno desde la Colonia hasta esa fecha. 

“Tras el movimiento, todos los papeles se archivaron. Quizás en algún momento se ojeó alguno, pero no fue hasta que comencé mis recopilaciones de las cartas de los generales —que culminaron en el libro Los generales escriben— que se manosearon al detalle todos aquellos archivos. Aún así, tampoco notamos su presencia de golpe”, rememora Danilo.

En septiembre del 2015, mientras veía el programa Mesa Redonda junto a su esposa, conservadora del museo, escuchó hablar de la Constitución de Jimaguayú y la afirmación de que solo existía guardado un único ejemplar de ese suceso. 

Pero ella, que le había ayudado durante dos años en su investigación de las cartas de los generales y llevaba la relación de cada uno de los documentos en existencia en el museo, con detalle de los lugares donde se depositan, los sobres en los que estaban, recordó haber visto la Constitución de 1895.

“¡Y sí, estaba inventariado! A partir de ese momento, las interrogantes se relacionaban con si era 100 % auténtico y, de ser así, cómo había llegado al archivo documental del Oscar María de Rojas. Hasta que hallamos publicaciones de periódicos y otras evidencias que confirmaban la veracidad de lo encontrado. No quedan dudas: en Cárdenas existe una original de la Constitución de Jimaguayú”.

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