
En los últimos tiempos en el Hotel Brisas del Caribe, del polo turístico de Varadero, se aprecia un repunte de entusiasmo y buena vibra en un colectivo que se entrega en cuerpo y alma para alcanzar altos índices de satisfacción en los clientes que optan por esta institución hotelera.
Muchas son las acciones que se han emprendido en el período reciente, para mejorar el servicio, a la vez que remozan áreas emblemáticas del inmueble.
Si le preguntaran a los trabajadores, mucho del esfuerzo transformador tiene que ver con la llegada del nuevo director general Raúl Enrique Cruz Hernández, quien denota compromiso con el personal que dirige y permanece atento a cuánto acontece en cada espacio de la instalación.
Para él, las horas laborables de un día se multiplican y superan a veces las 10, desde su arribo bien temprano en la mañana, hasta su salida, avanzada la noche.
Recorrerá varios kilómetros, desde el lobby, al área de la piscina, del restaurante al bar-café, siempre receptivo a la opinión de los clientes y presto a brindar una orientación oportuna a un trabajador, quienes deben tener como premisa la atención expedita hacia los clientes, razón de ser de la hostelería. Velar por la calidad de los servicios y que los huéspedes participen activamente en las actividades diseñadas para hacer más placentera su estancia marca el derrotero a seguir, según comenta Cruz Hernández.
Con este fin, agradece el sentido de pertenencia de una plantilla con personas que han entregado más de dos décadas de vida a esa institución. A ello se suman las nuevas acciones que se emprenden desde la administración, para mejorar las condiciones de vida de los que allí laboran. Como parte de esas obras, el directivo enumera el remozamiento de las duchas, el comedor, las taquillas; decisiones que buscan estimular la principal materia prima y horcón donde se cimienta cualquier logro futuro de una organización: la propia fuerza laboral.

Y ese aire de cambios positivos que se perciben a cada paso lo celebra desde su puesto de labor Mabel Martín Mejías, quien se ha desempeñado durante 25 años como dependienta de servicios gastronómicos en el centro.
“Estamos en una nueva etapa, como de renacimiento, con altos índices de ocupación. Cada día entregamos nuestro mayor empeño para dar un servicio de excelencia, y los clientes nos felicitan por el estándar de calidad en los bares y en la confección de los alimentos”.
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Desde el instante en que los clientes arriban al hotel, el colectivo se esmera por obsequiar una experiencia grata que quede grabada en sus mentes. Justo en el lobby, inicia el recibimiento especial que incluye la participación del talento artístico del grupo de animación y las palabras de recibimiento de los directivos, deseándoles una excelente estadía, marcada por las diversas ofertas recreativas que el hotel pone a su disposición.
Junto a la belleza de una de las playas más afamadas del planeta, también podrán disfrutar de las actividades desarrolladas para la familia.

A pesar de las serias dificultades con el abastecimiento, realidad a la que no escapa la industria hotelera, en Brisas del Caribe se reinventan para lograr altos niveles de satisfacción, con platos que denotan la sapiencia culinaria de experimentados chefs de cocina.
Uno de los momentos más trascendentales que vivirán los huéspedes está relacionado con una festividad especial conocida como el Día Cubano. Desde bien temprano, los cocineros y dependientes se ponen en función de esa celebración que reúne en un mismo espacio los sabores de la cocina tradicional con la sonoridad de la música cubana.
La festividad iniciará con una conga cubanísima que anuncia una especie de convite que ha devenido en sello de distinción. La clave cubana activará los cuerpos en un deleite contagioso que no reparará en la nacionalidad de los danzantes. Incluso, las cocineras quedarán rendidas ante el ritmo del son, propiciándose un ambiente de empatía y concordia ante el que se rendirán todos los presentes, sin excepción.
Por instantes así, perdurables en la memoria, Vivian Villafranca siempre se decide por este hotel, “el Brisas”, como le llama con cariño. “Me siento muy complacida, nunca pensé pasarla tan bien, ni que fuera objeto de tantas atenciones y cariño”.
Como Vivian, son muchos los huéspedes que han notado los aires de cambio que baten en esta institución perteneciente al Grupo Cubanacán S.A.

Raúl Enrique Cruz Hernández está consciente de que aún restan muchos escollos por superar en un sector que ha sufrido los duros embates que afectan muchos renglones decisivos de la economía nacional. No obstante, tiene la convicción de que un colectivo inspirado y bien atendido puede lograr imposibles. Por ello, no siente agobio ante la difícil misión que representa hoy dirigir en el sector turístico y alcanzar la satisfacción de los clientes.
En las últimas semanas, las diferentes encuestas realizadas muestran favorables índices de satisfacción, lo que ratifica que van por un buen camino. Mantener ese ritmo y dirección ante los buenos vientos que baten centra los esfuerzos de los trabajadores del Hotel Brisas del Caribe.