Raúl

Raúl

Este 3 de junio celebramos el cumpleaños 94 del General de Ejército Raúl Castro Ruz, de los cuales ha dedicado más de 70 a la lucha revolucionaria sin descanso, con una historia que abraza el pueblo y forma parte de sus afectos.

La trayectoria del pequeño nacido en Birán en 1931, el amor a sus padres, la preocupación por su familia, hacen de él un hombre de sensibilidades y de amigos eternos. Un hombre que combate, exige, cumple promesas y que aún se mantiene en pie de lucha por su patria, fiel al legado de su hermano de la vida y el combate, el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien en 1977 dijo de él:

“Raúl es mi hermano doblemente: hermano en toda esa lucha y hermano en las ideas. Pero Raúl no ocupa un cargo en esta Revolución porque sea mi hermano de sangre, sino porque es mi hermano de ideas y se ha ganado ese lugar con su sacrificio, con su valentía, con su capacidad”.

A los héroes de nuestra gesta, a los hombres como Raúl, a los revolucionarios que nunca claudican ni se doblan, el mejor homenaje no es la mera felicitación, sino el trabajo, el estudio de su pensamiento, la preparación constante para estar preparados y provistos de lo necesario para vivir y defender a Cuba.

Así lo expresó durante la entrega de diplomas a miembros del Ejército Rebelde alfabetizados, en el Campamento de Managua, el 18 de diciembre de 1959, cuando ya había asumido como Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias con apenas 28 años de edad:

“Y un rebelde sin cultivar, un rebelde que solo sepa marchar, ha­cer posta y tirar tiros, es como un Springfleld almacenado; un rebelde que no sepa leer, que no se preocupe por aprender —que cada vez quiera aprender más, incluso hasta estudiar una carrera profesional— es como un rifle sin parque(…)”.

Ese es Raúl, el que estaba consciente de que la guerra no había terminado y tenía la certeza de que vendrían más batallas desde la mala entraña de enemigos poderosos y había que estar listos para salir victoriosos. Él es el que ha acompañado el camino de la Revolución Socialista, la ha defendido y ha asumido con valentía el reto de los tiempos nuevos no sin antes advertir que nunca podía cederse en los principios, porque, como expresara el 7 de diciembre de 1959: “esta Revolución de los humildes, por los humildes y para los humildes entrará en una nueva fase, pero segui­rá siendo la revolución, porque se garantizará con la mayoría abrumadora del pueblo de Cuba el poder en manos del pueblo revolucionario”.

Ese es Raúl, el que consideraba que había que morir combatiendo como lo hizo Eduardo García Delgado, quien vivió un instante más, para lanzarle al enemigo el último disparo al escribir con su propia sangre el nombre de Fidel. La lealtad, la identificación de pensamiento con el máximo líder de la Revolución, son centro de su vida.

Un joven que después de asaltar el Moncada el 26 de julio de 1953, sufrir presidio, salir amnistiado junto a sus compañeros y luego tener que partir al exilio para preparar el regreso con lucha armada, comenzó a prepararse con libros de guerra, estrategias, todo para garantizar el éxito de la nueva etapa. Su desempeño en la guerra demostró que aquella preparación dio frutos, y así se evidenció durante su paso por la Columna 1 José Martí, y luego por el Segundo Frente Oriental Frank País que fundó, y posteriormente con su labor al frente de las FAR, del Partido y de Cuba. Por eso Fidel siempre estuvo muy orgulloso de él.

Las Fuerzas Armadas están integradas por campesinos y por trabajadores, por los hijos del pueblo laborioso y, como las definió su fundador, el Comandante en Jefe, Fidel Castro, las Fuerzas Armadas constituyen el ejército de los humildes de nuestra pa­tria, de los explotados de ayer, el ejército de los que trabajan, de los que crean, de los que producen y que se fundó precisamente para defender sus derechos, se creó para que nunca más fueran oprimidos ni explotados. Heredera de la gesta inmortal del ejér­cito mambí, las Fuerzas Armadas Revolucionarias surgieron del Ejército Rebelde, de la lucha armada del pueblo cubano contra la tiranía pro yanqui que oprimía a Cuba, y crecieron, se templaron y fortalecieron, parejamente con la conciencia revolucionaria del pueblo y la pujanza de la Revolución, hasta convertirse en una formidable fuerza de combate, capaz de derrotar cualquier agre­sión contra la patria.

Raúl Castro Ruz

Así las definió el 25 de enero de 1964 en Mangos de Baraguá, Oriente. El Raúl que plantea que para ser militante comunista hay que ser mucho más que un buen trabajador, y que hay que serlo todo el tiempo, y enfrentar los problemas con honestidad, ejercer la crítica revolucionaria para hacer la Revolución; el que advierte no dejarnos llevar por la improvisación y el apresuramiento; no dar espacio a los cantos de sirena que nos llamen al desmontaje del socialismo; y sobre todo, el que nos convoca a fortalecer y cuidar la unidad, la niña de nuestros ojos, la que nos ha permitido resistir y vencer. El mismo General de Ejército que sabe que para lograr todo eso es imprescindible lo que expresó otras veces como en 1987: “Cuando se trabaja con amor hay resultados y para que exista amor hace falta motivación, sin motivación no hay amor y sin amor por la tarea que se cumple, por la responsabi­lidad que se ejerce, no hay resultados”.

El amor a la patria, a la Revolución, a los humildes; a nuestros héroes a los cuales él ha sido fiel; continuar avanzando con decisión, serenidad y auda­cia; sin prisas pero sin pausas, y evitando errores de significación estratégica; son parte del legado de un cubano que ha luchado durante toda su vida y continúa dándonos lecciones desde la modestia que lo caracteriza, pero con la autoridad moral del líder que combate, crea y guía con éxito.

Un joven que fundó una familia hermosa de la mano de una heroína tremenda: Vilma Espín Guillois. Juntos combatieron, se casaron en enero de 1959 y en lo adelante cada uno en su nuevo frente comenzó a construir una patria diferente y mejor para todos los cubanos. Y justamente desde aquellos inicios del noviazgo, casi al cierre de 1958, quedó definido el rumbo de esa relación hermosa, tal como se evidencia en un mensaje que Vilma le envía en momentos en que los rigores de la etapa final de la guerra los mantuvieron en lugares diferentes durante algunas jornadas:

“Mi puesto está allí, ahora con más razón que nunca. Recuerda lo que dijiste que mientras más buenos revolucionarios fuéramos más nos querríamos, pues bien, en ese caso tú eres el que más debe cuidarse, luego el mínimo riesgo que yo deba correr es el que tú corras”.

Raúl Castro Ruz

Revolución, rebeldía, riesgos; Amor, amistad, altruismo; Unidad y Lealtad, son algunas de las esencias del joven impetuoso que desde hoy comienza vivir su año 95 y al que también sé preparándose para dar la voz de mando de los nuevos y próximos combates.

Felicidades, Raúl.

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Sobre el autor: Cubadebate

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