Artes marciales: disciplina y pasión

Artes marciales: disciplina y pasión 

En nuestro país, se tiene como la fecha del primer contacto de artes marciales el 14 de julio de 1614, cuando pisó suelo cubano el Samurai Hasekura Rokuemon Tsunenaga. Muchos años después, a finales de 1800, aparecen las primeras manifestaciones, cuando llegaron a Cuba emigrantes asiáticos. 

Los chinos hacen su asentamiento en La Habana, en el barrio Zanja. Mientras los japoneses fundaron colonias en la Isla de Pinos, Cienfuegos y en varios lugares de la zona oriental.

Las artes marciales son parte importante de la cultura matancera, sobre todo el karate y el judo. Desde su arribo en 1978 y 1995, respectivamente, estas disciplinas han crecido en popularidad y son fundamentales en la formación de jóvenes en la provincia. 

El karate llegó a Matanzas en la década del 70 del pasado siglo, liderado por el profesor Francisco Espinosa, cuando se seleccionaron 12 compañeros para cumplir una misión especial, bajo la dirección de Nilo Pon, mayor del Ministerio del Interior.

Esto marcó el comienzo de un camino que ha conducido a muchos jóvenes a descubrir no solo un deporte, sino un estilo de vida. Desde entonces, el karate ha evolucionado y se ha integrado en la cotidianidad de miles de matanceros.

Uno de los principales referentes de la disciplina en el territorio es el maestro Juan Antonio Soca, quien ostenta el séptimo dan en el estilo Shotokan. Su compromiso con el karate y su pasión por la enseñanza dejan una marca indeleble en sus alumnos, quienes lo consideran una figura paternal y un ejemplo a seguir.

El dojo Yoshitaka Funakoshi, ubicado en la secundaria básica Baraguá, del reparto Reynold García, constituye un pilar en el desarrollo de este deporte, al servicio de la población durante 38 años. El sitio ha sido testigo de innumerables historias de superación y amistad.

Bajo la guía de Soca y otros profesores, los estudiantes no solo aprenden técnicas de combate, sino también valores como la disciplina, el respeto y la perseverancia. Estos principios son fundamentales en la formación de los jóvenes, quienes encuentran en el karate una forma de canalizar su energía y desarrollar su carácter.

El maestro Soca es presidente de jiu jitsu en la provincia y uno de los tres maestros de esgrima Kali en la región. Su profundo conocimiento en diversas disciplinas lo convierten en un referente dentro de las artes marciales. (Texto y Fotos: Diego Riera, estudiante de Periodismo/Edición web: Miguel Márquez Díaz)


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