Con una dedicatoria a los teatristas cubanos donde quiera que estén, especialmente a aquellos que se desempeñan en las provincias, recibió la actriz Míriam Muñoz Benítez el Premio Nacional de Teatro 2025, la tarde de este miércoles 22 de enero, Día del Teatro Cubano, en la Sala Papalote de Matanzas.
Mirita, como cariñosamente se le conoce, insistió en recibir aquí, sobre los escenarios de su ciudad, en los que amó y sufrió a partes iguales, donde ha dado vida a su pasión por tantos años de labor ininterrumpida, el más alto galardón que se le otorga a un artista del ámbito escénico en nuestro país.
«Lo que mas me ha conmovido es reacción que ha tenido el público, no podía permitir que me lo entregaran lejos de la gente que cada día me saluda, me felicita, me da aliento», afirmó la fundadora de Teatro Icarón durante a la ceremonia a la que asistieron la viceministra de cultura, Lillitsy Hernández Oliva; la presidenta de la Uneac, Marta Bonet y la presidenta del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, Rachel García Heredia.
En sus palabras de elogio, el actor Carlos Padrón la retrató como «una mujer que consagró al teatro toda su energía. Dificil es ser actriz y más difícil en una provincia de un país pobre, ejemplo de esa digna especie es Míriam Muñoz, una de las artífices de la matanceridad», quien ha sabido «elevar a la calidad de auténtico arte un sacrificado y a la vez placentero quehacer».
Por su parte, el dramaturgo Ulises Rodríguez Febles hablo de ella como una artista muy querida por el pueblo, cuyo premio fue esperado con ansias en esta ciudad. «Es un símbolo de la persistencia y la fe en el teatro».
La también instructora de arte recibió el homenaje de un grupo de sus alumnos del taller de actuación, de los poetas matanceros Alfredo Zaldívar, Leymen Pérez, Maylan Álvarez y José Manuel Espino, músicos de la Orquesta Sinfónica yumurina, la soprano Vanessa Herrera y los bailarines de Danza Espiral, junto a su directora Liliam Padrón.
Míriam Muñoz ha sido una pieza clave del movimiento escénico de la Atenas de Cuba. Formó parte del elenco de Teatro Papalote, del Conjunto Dramático de Matanzas, luego Mirón Cubano y del colectivo fundado por ella, Teatro Icarón. También mantuvo una estrecha relación de colaboración con Teatro D´Sur y su director Pedro Vera.
Ha tomado parte en obras como El cruce sobre el Niágara, El gato y la Golondrina, Feo, destacándose los monólogos Edith y Las penas que a mi me matan, este ultimo fue escrito especialmente para ella por el director y dramaturgo Albio Paz. Por su fecunda labor como instructora ha contribuido a la formación de varias generaciones de actores.
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