Náthaly Hernández Chávez, vivir para escribir

Náthaly Hernández Chávez, vivir para escribir

La joven escritora matancera, Náthaly Hernández Chávez culmina otro año productivo, en términos literarios, con tres nuevos proyectos en su haber y nuevos reconocimientos y galardones.

Entre ellos tenemos la novela La biblioteca de Alexa, premio Calendario 2024; El ángel secreto, un libro que fue mención en el concurso Bustos Domecq; El ladrón de ciruelas amarillas, premio Sed de Belleza; y el poemario Piedras negras.

A estas buenas noticias se suma que su libro La hora violeta, publicado por Ediciones Aldabón, recibió la distinción La Calle de Rimbaud, un reconocimiento que entrega la propia editorial a los textos más vendidos del año.

A Náthaly la conocí en la universidad. Por aquellos días había asumido la tarea de nuclear a los amantes de la literatura en la casa de altos estudios, junto al escritor y periodista Guillermo Carmona, en un proyecto que llamarían Grafómanos. Hoy continúa siendo la misma persona amable y apasionada, lo que un poco menos introvertida, algo que ella misma reconoce.

—¿Cuéntame todos los detalles sobre tus nuevos libros?

—Este año, por suerte, han sido varios los proyectos que han visto la luz o que saldrán a inicios del año próximo. Así que creo que es mejor ir uno a uno para no perdernos y que los lectores de Girón puedan decidir si alguno les llama la atención.

La biblioteca de Alexa saldrá como parte de la colección de los premios Calendario, que convoca cada año la Asociación Hermanos Saíz (AHS). Esta novela de ciencia ficción es una distopía tecnológica de 80 páginas, el libro más largo que he escrito hasta la fecha.

“El título hace referencia a la biblioteca de Alejandría y tiene referentes de obras de ficción realistas como Alguien voló sobre el nido del cuco. Siento que por encima de los conflictos futuristas que propone, este texto logra ser muy intimista.

“La trama propone un mundo donde existe un grupo de personas que no son capaces de cumplir con ciertos patrones de exigencia social y son llevadas a centros donde se les extraen los sueños para almacenarlos y comercializarlos para diferentes tipos de uso. Al final el grupo de protagonistas llega a un punto en el que decide escapar de esa realidad alterna a la que los han sometido y deciden escapar.

“Esta es mi primera novela, una experiencia que tengo que reconocer que fue agotadora y con la que hoy todavía no estoy conforme, creo que podría mejorar mucho más. Pero reconozco que es parte del proceso de aprender y de crecer como autora.

“También están los libros de cuento El ángel secreto, que saldrá por Ediciones Matanzas; y El ladrón de ciruelas amarillas. Ambos contienen relatos que abordan aspectos como los conflictos familiares y personales, la soledad, la muerte, el amor y el desamor.“

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Asimismo, no menos importante, está el poemario con el que gané el concurso Portus Patris, que convoca la filial de la AHS en la provincia de Las Tunas, titulado Piedras negras.

“El nombre del libro lo escogí porque así se llama uno de los pueblos por el que pasaron muchos de los cubanos que emigraron por la ruta Nicaragua-Estados Unidos. Es una localidad que se encuentra cerca del Río Bravo y que servía como una especie de último destino antes de cruzar.

“Como es evidente, el poemario trata sobre la emigración, pero sobre todo la última gran oleada que ocurrió después de la pandemia. Recuerdo que por aquellos días dejé de ver de un día para otro a amigos, familiares y conocidos, algo que realmente me impactó y que tuve que expresar desde mi poesía”.

—¿Cómo logras escribir cuatro libros en un año? ¿Cuál es tu rutina de trabajo?

—Realmente hay que trabajar bastante, dedicarle tiempo, organizarse y tener bien claro qué camino seguirán nuestros textos. Aunque reconozco que he podido escribir más en este último año cuando comencé a trabajar en Ediciones Matanzas.

“Antes me dedicaba al magisterio, pero es una carrera que exige mucho tiempo y dedicación, además de que uno llega a desvincularse de la creación literaria. La editorial es igual de demandante pero uno mantiene una relación estrecha con otros autores y aprende mucho de cuestiones como la edición y la autoedición.

“Siento que he aprendido mucho a corregir mis propios textos y eso me permite tener un ritmo de trabajo más rápido. Además de que me gusta mantener varios proyectos a la vez para poder decidir a cuál dedicarle atención según mis deseos y mi estado de ánimo, para que escribir sea un proceso divertido y satisfactorio.

“Otro punto importante es que me gusta abordar una amplia variedad de temas y probar diferentes géneros y estilos. Esto me permite estar buscando nuevas maneras de hacer constantemente y contribuye a mantenerme enfocada y motivada.

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“No sé si a los demás autores les pasa, pero cuando yo estoy atascada en un libro de un género y tema específico, me puedo tomar la licencia de cambiar para otro y dejar al primero reposar para continuarlo después, cuando tenga deseos y me sienta en condiciones de hacerlo.

“Algo que aprendí este año es que me tomaré mi tiempo en volver a proponerme escribir otra novela, porque realmente fue difícil y desgastante. Eso sin contar que tuve que reescribirla varias veces hasta que el resultado se pareciera lo más posible a lo que tenía en mente y eso llevó horas.

“Una novela requiere que todas las piezas del puzzle que viene siendo la trama encajen perfectamente y de manera natural, para que el lector entienda lo que sucede y logre percibir ese sentimiento y esa historia que una como autora le quiere transmitir.

“Están los personajes que tienen que evolucionar o al menos cambiar de un punto a otro, o no, según la intención. Son realmente demasiados aspectos que hay que llevar de la mano si no queremos que todo se vaya al traste.

“Por otra parte, el cuento y la poesía fluyen de una manera diferente, y no digo que puedan requerir de esfuerzo o de semanas y meses de revisión, solo que son menos exigentes y que le dan la posibilidad a una de concretar las ideas”.

—¿Qué sientes como escritora al ganar todos estos reconocimientos?

—Lo principal es que estos premios me han servido para crearme un ritmo de trabajo, porque me mantienen motivada. Además, me crean esa exigencia de tener textos preparados para poder participar en el siguiente concurso.

“En cuanto a los concursos, pues se vuelven ese mecanismo de presión que imponen una fecha de entrega a mis proyectos, para enviarlos en el plazo establecido y comenzar de nuevo. Me ayuda mucho a luchar contra la procrastinación que es un mal del que padecemos los artistas.

“Además, con la compleja situación que atraviesa nuestro país con el tema de la tinta, el papel y el resto de recursos que necesita un libro, ganar un premio al menos te da la seguridad de que unos cuantos ejemplares puedan salir en formato físico, aunque al final la obra se comercialice en digital.

“Creo, y aclaro que esta es una opinión muy personal, que las presentaciones de libros digitales llegan a ser frías, falta de personalidad, porque tanto los autores como los lectores todavía no están adaptados a este tipo de formato.

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“Es cierto que se han realizado esfuerzos para que sea más dinámico, como la firma digital en los PDF o compartir marcadores con códigos QR que te permitan descargar la obra, pero aún así falta esa interacción con el libro físico, el hecho de poder mostrarlo como un producto terminado que se puede manipular, regalar o compartir.

“En el caso de Ediciones Matanzas estamos produciendo libros digitales y subiéndolos a la plataforma Cubaliteraria, un sitio nacional de descarga gratuita. Hasta ahora la editorial no ha abierto contratos con plataformas de pago, porque realmente es un proceso que apenas empieza en el país y que todas las cuestiones no están claras todavía.

“También hemos tenido que aprender sobre la edición de libros digitales casi que autodidacta, porque no se ha realizado un curso nacional para capacitarnos y nuestros recursos son bastante limitados.

“Pero, de vuelta a tu pregunta, que me he desviado del tema, estoy súper agradecida porque otros reconozcan mi trabajo entre tantos buenos escritores que hay hoy en día en Cuba y que mis historias lleguen a cada vez más lectores.

“Este nuevo año comenzaré nuevos proyectos y terminaré otros que ya están en proceso. Continuaré mi trabajo en la editorial y seguiré mejorando como editora, como diagramadora e incluso como presentadora. Estoy muy feliz de lo que he logrado y agradezco de corazón a todos los que me han apoyado y me han brindado su consejo”.

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Sobre el autor: Boris Luis Alonso Pérez

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