Camilo Cienfuegos con el ímpetu de la juventud y el vanguardismo

La figura del Comandante Camilo Cienfuegos Gorriarán sigue inspirando hoy, a 65 años de su muerte en accidente aéreo ocurrido el 28 de octubre de 1959, con el ímpetu de los símbolos de su juventud inmarchitable y el coraje que lo situó siempre a la vanguardia en el combate.

Tenía solo 27 abriles al ocurrir el hecho infausto que le costó la vida, al caer al mar el pequeño avión Cessna 310-C donde viajaba, tripulado por el primer teniente Luciano Fariñas, de 32 años, como piloto; y su escolta, de 28 primaveras, Félix Rodríguez, a todas luces derribado por la fuerza de una tormenta que los sorprendió en pleno vuelo, al regresar a La Habana desde Camagüey, tras cumplir una importante misión política.

Corría el primer año de la Revolución en marcha indetenible y los jóvenes dirigentes del nuevo gobierno cumplían de manera ingente objetivos del programa transformador del país, por el desarrollo y la justicia social, en medio del trabajo en defensa de ese proceso, pues ya el enemigo y sus acólitos habían empezado a crear obstáculos a la nueva vida que construían los cubanos.

El pueblo recibió un duro golpe por la inesperada muerte de Camilo, conocido ya como decisivo en la histórica Batalla de Yaguajay y su accionar como Comandante guerrillero en la Sierra Maestra, desde 1956.

Cuando se comprobó la crudeza del incidente fatal, después de larga búsqueda por litorales, comenzó la costumbre de peregrinar, en la fecha luctuosa, hacia costas e incluso ríos y presas, para dedicarle amorosas flores al Señor de la Vanguardia, siempre en la memoria. Otro homenaje se concreta en el funcionamiento del sistema de Escuelas Militares Camilo Cienfuegos, diseminadas por varias provincias del país, en las cuales se ha formado un relevo con alta preparación para la defensa, al tiempo que han cursado estudios de la enseñanza media que los inclina y adiestra con disciplina para futuras carreras universitarias, como la Medicina en el sector militar, y otras de alta prioridad nacional.

¡Camilo, qué bueno que andas cerca!

Recordarlo con la energía de su juventud patriótica y vivaz es fácil para todos pues, además de estar en la historia como protagonista de sucesos incontestables, también en torno a él y sus virtudes y características morales ha nacido una suerte de leyenda que lo hace aún más inolvidable y amado.

Heroísmo a toda prueba y carisma han hecho de él un joven eterno de mucha garra. Por eso hoy tanto a Camilo como a su entrañable compañero de guerrilla, el Che Guevara, quienes realizaron la decisiva invasión rebelde hacia Occidente, a fines de 1958, vuelven a encabezar con cercanía y autoridad innegables a los integrantes de los contingentes médicos y los destacamentos creados para la asistencia, muchas veces consagrada y heroica, y en las tareas por el desarrollo y la recuperación económica del país.

Y no cesa la corriente de valores que expresa la influencia de Camilo en los proyectos de vida, trabajo y combate de aquellos que creen en la justeza del programa revolucionario en marcha, a pesar del bloqueo feroz e inhumano impuesto por Estados Unidos.

Se recuerda a Camilo con su misma alegría, generosidad y humor criollo de siempre cuando las actuales generaciones laboran por la soberanía alimentaria, la bancarización o la baja de la inflación que tanto daño causa sobre todo a los más vulnerables, entre otras muchas tareas vitales.

Y a pesar de los obstáculos impuestos ante el quehacer de los cubanos, la influencia del optimismo del Héroe de Yaguajay también se manifiesta en los nuevos proyectos y se insiste en trabajar y crear en condiciones adversas, ahí se visualiza al héroe de la sonrisa franca y el sombrero alón.

Así fue él, lleno de energía, planes y actividades en todo momento, aceptando los retos incluso cuando más difíciles y al parecer imposibles eran.

Por eso, recordarlo 65 años después de su trágica desaparición encierra a su vez la suerte de exorcismo de su renacimiento dentro del pueblo cubano, en el cual siempre ha habido muchos Camilo como Fidel Castro reconoció un día.

El inmortal guerrillero nació en la popular barriada de Lawton, de la capital cubana, el 6 de febrero de 1932, hijo de dos emigrantes españoles que le inculcaron valores como la honradez, la solidaridad y una formación martiana.

Antes de tomar la decisión de incorporarse a la expedición del yate Granma, preparada por Fidel Castro desde México, Camilo se había fogueado en La Habana participando en huelgas y manifestaciones de lucha contra las injusticias del tirano Fulgencio Batista.

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Sobre el autor: Agencia Cubana de Noticias

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