Una serie o película de culto llamará siempre la atención de cualquier espectador. Son historias que se han ganado un espacio propio en el mundo de la ficción, a veces con el paso del tiempo y otras de forma instantánea. Neon Genesis Evangelion es uno de esos ejemplos. El anime que tiene como protagonista a Shinji Ikari se ganó la admiración de fanáticos y críticos en los años noventa. Debido a su estructura retadora los televidentes debían analizar cada fotograma y diálogo, así como los personajes que se presentaban.
Evangelion narra la guerra sin cuartel entre una organización llamada NERV y los ángeles, seres de envergadura gigantesca y poderes sobrehumanos que llegan al planeta Tierra con la misión de encontrar a Adán. Las armas que este grupo utiliza son cuerpos de combate llamados Evas, mecas armadas con rifles de asalto y cuchillos. Son pilotados por los elegidos: Shinji, Asuka y Ayanami Rei. Juntos conforman el trío protagónico que acompañará al espectador en un viaje a través de la psiquis humana donde la cordura de todos será puesta a prueba.
A lo que parece ser un anime de robots gigantes tradicional se le van sumando subtramas que le confieren una nueva atmósfera. Diversas referencias bíblicas se van reiterando a medida que los capítulos se suceden y una apuesta por la ciencia ficción pura la convierten en una experiencia superior e inolvidable. No es un anime más, no es una serie más, su último tramo se podría comparar con ir a terapia, y la belleza de sus paisajes es tal que recuerda a los cuadros del pintor español Sallvador Dalí.
Hay que dejar una cosa bastante clara. A pesar de la excelencia con que se cuenta esta historia, su final es uno de los más anticlimáticos que he podido ver. No por eso la calidad del producto se vuelve dudable. Es necesario decir que dicho anime es el resultado de adiciones que se han ido haciendo con el paso del tiempo y que han ayudado a explicar elementos de su final que dejó más preguntas que respuestas. Ovas, películas, Wikilibros y muchas teorías en Reddit han ayudado a conformar un universo tan rico como este. Un universo que va desde la ciencia ficción más cyberpunk hasta el body horror más gore y repulsivo.
Se puede notar con su desarrollo el impacto que tuvo su argumento en futuros mangakas. Attack on Titan es un ejemplo clarísimo de cuánta influencia tuvo la obra de Hideaki Anno en los titanes y protagonistas humanos de Hajime Isayama. Ambos autores apostaron por empezar contando una historia de elementos simples que sirvieran para construir el mundo donde se desarrollarían los acontecimientos. Guerra y filosofía, autodestrucción y destrucción, psicoanálisis y locura, en las dos series estos elementos juegan roles importantes que sirven para moldear a sus personajes y justificar las decisiones que toman.
Pero, Anno fue capaz de introducir temas con un enfoque maduro y una clara apuesta por la empatía. El sexo y la depresión, separados y o en el mismo lugar son las antípodas del Ikari Shinji, dos puntos separados por millones de kilómetros que convergen en un cóctel de placer y dolor. Es inexplicable cómo Hideaki Anno logra que esta fusión funcione, mi única respuesta es la honestidad con la que cuenta esta historia.
Ikari Shinji sufre la ausencia de su padre vivo y su madre muerta, es víctima de pulsiones sexuales a las que no sabe cómo reaccionar o controlar, cree que debe intimar sexualmente con todas las chicas que conoce, muestra indicios de una bisexualidad que aún no acepta. A todo eso hay que sumarle sus ganas de agradarle a todo el mundo y no enojar a nadie, características claras de su deteriorado estado mental, también tiene soliloquios existenciales e inseguridad a la hora de tomar decisiones importantes.
Es un personaje fuera de su tiempo. Mientras que todo el mundo bailaba con las canciones pop de los ochenta o disfrutaba del auge del terror en el cine, Hideaki Anno sobrellevaba una depresión clínica. Plasmó todas sus ideas en este anime con la esperanza de que se convirtiera en una especie de terapia, y el milagro sucedió. Se convirtió en una obra de nicho con una base de fanáticos que sobrevivía a todo tipo de crisis: familiares, económicas, sociales. Generaciones enteras encontraron en un muchacho de catorce años la depresión que ocultaban. Por eso a día de hoy su impacto sigue siendo vigente, porque apuesta por hablar de los sentimientos, apuesta por la paz, apuesta por la interconexión entre los humanos, apuesta por la calma antes que el caos, apuesta por la vida y por seguir adelante.
Hay un antes y un después en la vida de todos los que la ven. Sus personajes secundarios también supieron ganarse un espacio en mi corazón, no por sus cualidades o defectos, sino por la forma en que están escritos. Por un lado, está Ayanami Rei, la favorita, la chica de pelo azul y ojos rojos que habla muy poco. De entre los elegidos es una de las más eficientes, pero, su origen supone una mirada a la parte oscura de la ciencia.
También está Asuka, la chica que cree ser la mejor de sus compañeros, es egocéntrica y tiene baja autoestima, una combinación que la destroza física y mentalmente. Es la petulancia que muestra cuando aparece lo que hace más trágica y desesperante sus últimas apariciones. Y por supuesto, todo el equipo de Nerv, los científicos y oficiales de altos cargos que juegan a ser dioses solo porque han conseguido encarcelar a uno, se creen omnipotentes.
Neon Genesis Evangelion es todo un compendio de universos e historias que utilizan la parafernalia del género de mecas para hablar de la depresión y la soledad. Muy pocas veces he visto tanta honestidad puesta en un producto. Eso demuestra confiabilidad en lo que se está narrando y unas ganas enormes de elevar artísticamente al televidente. Con una línea tan simple y poderosa como Merezco estar aquí es que Hideaki Anno termina esta obra y hace un intento más por tratar de darle un rumbo a su vida, y eso es cuando más admirable.
