Si eres asiduo de las redes sociales de seguro que te has topado con alguna publicación o meme sobre Roro, la novia perfecta. Una muchacha que se dedica a grabar videos para sus redes donde cocina y hace manualidades para complacer a su pareja.
Si somos realistas, el contenido de la joven se ha vuelto viral por la polémica que ha desatado entre usuarios que defienden diferentes posturas en Internet. Mientras los más conservadores la adoran y afirman aspirar a una pareja como Roro, otras cuentas la critican por su rol sumiso en la relación.
Lo primero para entender este nuevo fenómeno es que Roro es una creadora de contenido que asume un personaje para poder llegar a sus audiencias y, que además, le ha venido muy bien todo el debate que se ha generado en torno a sus videos.
Por encima de la muchacha y su novio, el verdadero protagonista de esta historia es el rol que debe asumir una mujer ante la sociedad y en las relaciones de pareja. Una vez más el término “trad wife” se coloca sobre la mesa, de la mano de cientos de influencers que resaltan los valores de la mujer tradicional, la que cuida a los niños, lava la ropa y hace la cena.
Por otra parte están las críticas exageradas a la conducta pasiva y poco feminista de la muchacha, cuando evidentemente esta muestra en sus redes una versión ficccionada de su propia realidad para llegar a más personas.
Los que defienden a la “esposa clásica” y al contenido de Roro, omiten la cuota de sexualización que existe en el asunto, porque la muchacha cocina y hace manualidades, sí, pero además es atractiva. O acaso ¿Por qué no se han vuelto virales las miles de amas de casa cuarentonas que graban videos sobre sus actividades domésticas?
Deberíamos preguntarnos seriamente ¿Por qué este tipo de contenidos se viraliza? ¿Tanto nos preocupa la relación de pareja entre dos jóvenes desconocidos? ¿En serio existe una batalla cultural tan profunda sobre los valores que deben defender las mujeres y su rol en la sociedad?
Cada fémina, y cada persona en general, debe poder decidir que hacer respecto a su vida, sin mediaciones. El feminismo no va de decirle a una mujer que es sumisa porque cocina, pero si es realmente peligroso que resurjan ciertos cánones de feminidad y que se establezcan como “correctos” y “aceptados”.