Para un veterano de la franquicia Resident Evil, su octava entrega puede sentirse lenta en sus inicios y realmente tarda bastante en darte el control total de tus acciones. Casi toda la primera escena del juego es como una larga cinemática en la que tendremos que avanzar por el camino que nos indican y comernos los sustos casi que ha pulso.
Una vez el juego nos cuenta la historia nos suelta en una aldea sin nombre con un tono europeo en la que se mezclan rasgos modernos y antiguos. El móvil de nuestro personaje, Ethan Winters, es salvar a su hija que ha sido secuestrada por lo que parece una secta un tanto peculiar.
Sin adentrarme demasiado en el argumento para no hacerle spoilers a nadie, a partir de ese momento el juego nos presenta a los jefazos que tendremos que derrotar y nos muestra detalles sobre sus poderes, para luego llevarnos al primer área puzle del juego.
Reconozco que tardé lo suyo en adaptarme a la mecánica, peor comencé a disfrutar de verdad la experiencia cuando comprendí que el Resident Evil 8 propone mecánicas más clásicas, a la par que explota todas las referencias posibles del género de terror.
El enfrentamiento contra Lady Dimitrescu, por ejemplo, se puede resumir en un complicado juego del gato y el ratón, ya presente en entregas anteriores de la saga, donde un enemigo invulnerable te persigue de forma aleatoria por el mapa mientras que tu debes investigar cada esquina para encontrar los objetos que te permitan avanzar y encontrar la manera de derrotar a la señora.
Sim embargo, la zona siguiente toma más del terror psicológico y me recordó más a la demo P.T. desarrollada por Kojima Productions o Silent Hill The Room, donde debemos cumplir con un grupo de tarea en un espacio cerrado que se vuelve más siniestro a medida que progresamos.
El juego entero de por sí es una clara referencia a Resident Evil 4, por su ambientación, la disposición de los enemigos e incluso las armas, pero en el aspecto jugable mezcla lo positivo de muchas entregas de miedo anteriores para brindarnos una experiencia realmente aterradora.
Reconozco que con Dimitrescu volví a sentir la ansiedad de los juegos clásicos de la franquicia, de sentirme perseguido por un enemigo que puede matarme de un puñetazo y en la casa de Beneviento la pasé mal con la sorpresa que dejaron los desarrolladores.
Resident Evil 8 es un juego que hay que jugar sin referencias, videos de youtube, ni guías, porque lo que lo hace magistral es poder sorprendernos con cada giro argumental y con cada criatura que nos asecha. Lo cierto es que hacía tiempo que no disfrutaba tanto asustándome.
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