En fotos de época: La catedral de San Carlos

La catedral de San Carlos Borromeo es, en parte, tan antigua como la ciudad misma.

Supe de la catedral por su parada. Fue en los tiempos de la Vocacional, cuando terminaba temprano los viernes y optaba por irme “embarcado”. La mayoría de las guaguas doblaban en Ayllón, así que tenía que bajarme una parada antes y luego caminar hasta el Viaducto. “¿Llega hasta la catedral?”, solía preguntarle a los choferes y, ante su respuesta afirmativa, subía a toda prisa con aquel maletín inmenso a rastras.

Como yo, son muchos los que visitan con frecuencia la parada de la catedral, muy concurrida la mayor parte del tiempo. Sin embargo, pocos se detienen a preguntarse por la antigüedad o estilo arquitectónico de tan majestuoso edificio.

La catedral de San Carlos Borromeo es, en parte, tan antigua como la ciudad misma. La fundación de Matanzas, el 12 de octubre de 1693, contó con la inauguración y primera misa de su iglesia parroquial ―de guano y tablas de palma―, destruida por una tormenta en los primeros años del siglo XVIII.

Posteriormente sería reconstruida, solo que esta vez frente a su posición original ―terreno destinado inicialmente a la plaza de armas―, sitio que ocupa hasta nuestros días. A lo largo de los siglos XVIII y XIX se llevarían a cabo numerosos cambios en su singular arquitectura, convirtiéndola en el que es quizás el mejor templo del eclecticismo cubano colonial.

En 1912, la hasta entonces iglesia de San Carlos adquirió el carácter de catedral al instituirse en ella la sede del obispo de la diócesis matancera, conformada el 10 de diciembre de ese año. En su archivo se conservan documentos de gran valor, como los asientos bautismales de José Jacinto Milanés, Juan Guiteras Gener y José White, o el acta de defunción de Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido).

Entre 2008 y 2016, gracias a la labor conjunta de conservadores y artistas matanceros, fue reparada de manera capital por el deterioro de sus estructuras. La calidad de sus labores, digna de todo tipo de elogios, es posible de constatar mediante la comparación de su estado actual con las fotos de época existentes.

(Por: Humberto Fuentes)

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