Eres una pequeña bola de pelos con patas que nace en lo profundo de un laberinto repleto de animales y criaturas extrañas, que en la mayoría de los casos duplican tu tamaño, y lo único que puedes hacer es avanzar para sobrevivir y encontrar tu propósito en la vida.
Así se nos presenta la aventura de Animal Well, uno de los juegos «indies» más jugados entre los estrenos del pasado mes de mayo. El título fue desarrollado por Shared Memory, publicado por Bigmode y relanzado por Nintendo.
El juego ha sido denominado como un metroidvania sin combate, ya que carece de acción directa y cada una de las 250 salas con las que cuenta el laberinto deberán ser vencidas huyendo o resolviendo ingeniosos y divertidos puzles que pondrán a prueba nuestra capacidad de observación.
Por el camino nos encontraremos juguetes, que nos servirán de herramienta para desbloquear caminos y solucionar acertijos que antes parecían imposibles, lo cual ampliará cada vez más el mapa e incrementará la dificultad. También deberemos encontrar los caminos ocultos que nos dejarán pistas sobre el mundo que habitamos.
Las criaturas que nos encontremos podrán ser tan hermosas como inquietantes, y seremos nosotros, en el papel de un recién nacido ingenuo pero temeroso de lo que lo rodea, los que deberemos decidir que es seguro y que no, para poder continuar en nuestro viaje de descubrimiento.
El título destaca por lo bien calibrados que están sus escenarios y lo bien diseñados que están sus puzles para que sean lo suficientemente complejos como para garantizar una sensación de éxito al completarlos sin llegar a ser frustrantes.
Los juguetes también cuentan con una segunda función, que, sin cambiar su mecánica, nos brindará otras oportunidades para interactuar con el entorno, algo que ya de por sí muestra la creatividad de Billy Basso como programador y estoy seguro que servirá de inspiración para futuras entregas de la escena «indie».
Sin hacerles spoilers a nadie, Animal Well nos brinda en unas 15 horas de juego, que perfectamente puede reducirse a tres si se juega con prisas, una experiencia divertida llena de secretos, con apartado artístico precioso. Una muestra de que, en el mundo de los videojuegos, con pocos recursos, se pueden lograr títulos increíbles.
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