El miércoles 25 de febrero de 1835 comenzó en Matanzas un “extraordinario espectáculo de animales vivos”. Se exhibieron al público dos elefantes, tres monos y tres caballitos. Estos habían sido trasladados desde Norteamérica a la capital, y de esta a Matanzas, por los señores de Banks, Trask y Compañía, quienes arrendaron el Teatro Principal, enclavado en la calle Manzano.
Integraron el espectáculo los paquidermos Pizarro y Elefanta, acondicionados para que mujeres y niños cabalgaran sobre ellos, algo nunca antes visto en la Isla. Además de tres pequeños caballos, se encontraban la diestra mona doña Bolena y los célebres simios Don Quijote y Sancho Panza.
Las funciones, efectuadas a las cuatro de la tarde y a las siete y treinta de la noche, a cuatro reales la entrada y a mitad de precio para los niños, contaron con la actuación de la Banda de Música del Regimiento Nápoles.
En el primer acto, Don Quijote mostraba sus habilidades sobre el caballo Tintín. Le seguía el elefante Pizarro, que bebía dieciséis galones de agua y consumía buena ración de maloja, maíz y naranjas. Lo mismo hacía Elefanta, precedida de las divertidas acrobacias de la mona Bolena que, vestida a la última moda parisiense, iba sobre la yegüita Mariposa.
Para el segundo acto, Pizarro trasladaba a cuatro personas sobre su lomo, seguido de Elefanta. El final del espectáculo era Sancho Panza, vestido de montero, sobre Trapolín.
En total se efectuaron nueve presentaciones. La última de ellas fue el domingo 8 de marzo. Al siguiente día se trasladaron para el vecino poblado de Limonar; pero Matanzas no olvidaría que en su Teatro Principal cabalgaron Don Quijote y Sancho Panza. (Adrián Álvarez Chávez y Eduardo Daniel González)