¿Universidad para todos?

Otorgamiento de carreras Universidad 2024

Otorgamiento de carreras para la Universidad en 2024. Foto: tomada del perfil de Facebook del IPVCE Carlos Marx

Nunca me preguntaron si quería ser universitario. Me tocaba. No podía ser de otra manera como hijo de dos profesionales. Nunca me lo recordaron ni ejercieron presión (directa). Mis padres me mantendrían hasta que yo les entregara mi título de licenciatura o ingeniería, y así se daría por concluido el pacto secreto entre ellos y yo. 

A causa del temor a quedarse por debajo de las expectativas al no vencer las pruebas de ingreso u obtener una carrera acorde, no constituía un asunto negociable u opcional. 

Ahora en las redes sociales se ha armado revuelo con el nuevo proceso para el otorgamiento de plazas para la Universidad y la poca preponderancia que toma el examen en él. Las personas repiten y repiten que estos cambios, donde puedes optar por matricular en la universidad, aunque no superaste la prueba o incluso no te presentaste a esta, provocarán un menoscabo en la preparación de los futuros profesionales. 

Sobre este tema creo que primero se debe entender que esta Isla no es la misma de hace 10 años (cuando puse un pie en el Alma Mater) ni de hace 20. Los diversos cambios económicos y sociales  han generado un contexto donde el anhelo de muchos no está en las aulas, sino en la vida, en el ganarse la vida, que se vuelve una necesidad ante la crisis financiera. 

A esto se le une la existencia de nuevas formas de gestión económica que ofrecen una vía más lucrativa que la estatal y no solicitan un título. No constituye un secreto para nadie que la emigración cada día nos golpea y que las personas se marchan a más corta edad. También se ha resquebrajado el paradigma de ser universitario como el éxito definitivo y definitorio.

Ante la disminución de personas con intenciones de entrar al sistema, se diseñó una estrategia para facilitar el acceso a este. Realmente, sin un proceso de selección riguroso, puede ocurrir que muchos de ellos no posean las condiciones, ya sea cognitivas, de ahínco o disciplina, para enfrentarse a las exigencias de la universidad. Sin embargo, solo su bregar por las diferentes instituciones dirá si poseen la capacidad o no. 

Bajo ninguna instancia lo que puede ocurrir es que las universidades bajen sus estándares para aumentar el número de graduados en ellas. Hay que evitar a toda costa el “promocionismo”. Un profesional debe dominar una serie de habilidades y conocimientos que le permitan ser útiles a la sociedad. Imagínense a un mal médico con un escalpelo en la mano y un paciente en la mesa de operaciones, o un puente al que le calcularon erróneamente el peso que puede soportar. 

Esto último, el “pasao de mano”, para escribirlo en buen cubano, pudiera ser más propicio sobre todo en especialidades que no cuentan con popularidad entre el alumnado, por la paga que les aguarda o las prerrogativas laborales. Sin embargo, potenciar esta apertura tan grande como “la solución” para suplir los vacíos implicaría caer en facilismos que originarían muchos otros perjuicios -tan dañinos o peor de los que sufrimos en la actualidad- a mediano y largo plazo.

Con respecto a las pruebas de ingreso, siempre he creído que se le otorga una importancia desmedida. En el cómputo final para establecer un escalafón, deberían pesar más las evaluaciones sistemáticas, las cuales ofrecen una idea más exacta del desempeño de un alumno que tres exámenes, porque, si al enfrentarte a estos, la suerte o los nervios no te acompañaron, o te equivocaste por distraído, se te troncha la continuidad de estudios. 

Puede que la nueva estrategia del Ministerio de Educación Superior sea el remedio circunstancial, un poco brusco, que hallaron ante una situación compleja; no obstante, también se debe tener en cuenta la coyuntura sociológica que enfrenta la Isla en estos momentos. Algo sí debemos tener claro, y es que si bien no se puede detener el proceso de preparar profesionales de calidad, tampoco deben regalarse títulos por indulgencia o presiones del contexto histórico concreto.


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2 Comments

  1. Muy clara y concreta su explicación,se entiende y se ajusta a los tiempos q se viven, pero pienso q los estudiantes q tienen muy buena calificación durante sus cursos del PRE y también sacaron muy buenas notas en sus pruebas de ingreso deberían de ser valorados por lo q son,ellos viven las mismas sircunstancias de los demás y aveces astà más q los q no pudieron aprobar,sin olvidarnos de los q no tuvieron buenas calificaciones en las pruebas de ingresos,pero si buenos resultados en el Pre, entonces después se puede otogar a los q siguen según su rendimiento escolar,es de máxima importación preparar buenos profesionales, según sus capacidad intelectual: una mamá 👋

  2. Muy de acuerdo contigo, mi querido Guillermo. Sobre todo con tus palabras finales …
    Mi curso ( 1971 – 72) que comenzó en 1972, fue el primero sin «entrada libre»…

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