En días recientes se dio a conocer que el equipo de béisbol de Matanzas categoría sub-12 obtuvo la medalla de bronce en el campeonato nacional, celebrado en los primeros días de mayo en la oriental provincia Granma.
Luego de un comienzo bastante discreto en la fase final del evento, en donde perdieron los tres primeros partidos disputados, ante los elencos de Granma, Cienfuegos y La Habana, los pequeños lograron imponerse frente a las selecciones de Sancti Spíritus y Ciego de Ávila para de esta manera obtener su pase a la discusión del metal bronceado y quedarse con el tercer lugar de la competencia.
Recordemos que, en la edición pasada del nacional, Matanzas escaló hasta lo más alto del podio. Esto habla de lo bien que compiten los conjuntos yumurinos en estas lides y lo difícil que se vuelven para sus rivales.
Desde el año 2015 han sido organizadas un total de siete ediciones, en las cuales la provincia ha participado en todas las fases finales, y solamente quedaron fuera del podio de premiaciones en dos oportunidades. Dichos datos reflejan el buen trabajo que desempeña la directiva del grupo infantil, convirtiendo a los yumurinos en contrincantes difíciles y claros favoritos a ganar una medalla.
¿Pero estos resultados son obra de la casualidad o la suerte de encontrar buenos jugadores dentro de un mismo grupo?
Es importante destacar el trabajo que realiza la dirección al mando de estos muchachos, hombres que asumen la tarea no solo de entrenar a los infantes sino de educar, enseñar y transmitir valores humanos.
Los Cocodrilitos son llamados a un concentrado meses antes de la competencia, lo que permite formarlos como equipo y vincularlos más al principal objetivo que es alcanzar un resultado satisfactorio en el torneo que se avecina.
Este tiempo de preparación posibilita las prácticas en el ámbito ofensivo y defensivo, también perfecciona el ABC del béisbol en los niños, la efectividad en el corrido de las bases y el aspecto técnico-táctico durante el desafío.
La importancia de llevar a cabo un estricto nivel de entrenamiento se refleja en los topes con otros equipos, previos a la decisiva competencia. Estos van orientando el nivel actual del conjunto y el idóneo para exhibir una óptima forma deportiva en el torneo.
La dedicación y empeño que muestran los entrenadores en la base de las distintas áreas, como es el pitcheo, los jardines, el cuadro y la receptoría, es vital para ganar los lugares que año tras año conquistan los nuestros.
La familia es uno de los pilares imprescindibles en el esfuerzo y sacrificio de los peloteritos, es el núcleo que en incontables ocasiones apoya la gestión de medios y artículos deportivos, facilita el transporte para los topes y brinda su cariño incondicional desde las gradas de los estadios.
El resultado alcanzado en tierras granmenses no fue por obra de la casualidad o la divina providencia, sino gracias a las innumerables horas que los protagonistas de esta historia estuvieron en los estadios, desafiando el clima, la difícil situación por la que atraviesa el país y demás obstáculos.
Nuestro terruño es cuna de atletas de sobrada calidad, y el resultado de su esfuerzo es lo que disfruta el pueblo de manera permanente en cada evento donde somos representados dignamente. (Por Oscar David Piñera Guillot, estudiante de Periodismo)
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