Los geckos, miembros fascinantes de la familia Gekkonidae, son admirados por su capacidad única para trepar por superficies verticales y techos gracias a sus almohadillas adhesivas en las patas, así como por su habilidad para autotomizar su cola como una estrategia de escape ante el peligro.
Estos pequeños lagartos, distribuidos en una amplia variedad de hábitats, desempeñan un papel crucial en el equilibrio ecológico al controlar las poblaciones de insectos como insectívoros consumados.
Los caracoles, pequeños exploradores del mundo
Además de su importancia ecológica, los geckos tienen un impacto cultural significativo, siendo considerados en algunas sociedades como portadores de buena suerte y símbolos de protección espiritual.
Su capacidad para cautivar tanto en el reino animal como en el corazón humano los convierte en criaturas verdaderamente extraordinarias.