Pocos imaginaron que el exfutbolista y entrenador Xabi Alonso podría acabar con la supremacía del Bayern de Múnich en la Bundesliga, cuando en octubre del año 2022 suplantara a Gerardo Seoane para asumir las riendas de un Bayer Leverkusen que solo acumulaba cinco puntos en sus ocho primeras jornadas.
Dos años después, el otrora mediocampista español levanta el primer título liguero del club en toda su historia desde que ascendieron a primera división en 1979. Un triunfo que gana méritos también por su excepcionalidad, pues el último entrenador que levantó el escudo de la Bundesliga para un equipo que no fuera el Bayern fue el actual entrenador del Liverpool, Jürgen Klopp, con el Borussia Dortmund en 2012.
Xabi llegó para dirigir a un equipo joven y talentoso al que dotó de su sello personal. Con un sistema 5-3-2, usado por lo general por equipos pequeños que buscan sostener marcadores bajos, priorizando la solidez defensiva y una fuerte presencia en el centro del campo, el técnico no creó nada novedoso en el mundo del fútbol, pero su ejecución fue magistral.
Jugadores como el delantero nigeriano de 23 años Victor Boniface, el lateral izquierdo Álex Grimaldo, el portero checo Matej Kovár; y el joven defensa holandés Jeremie Frimpong, elevaron su nivel técnico y físico para derrochar fútbol partido a partido y, pese a su edad, cargar con el peso del equipo.
En segunda línea estuvieron jugadores de probada calidad cómo Exequiel Palacios, Granit Xhaka, Jonas Hofmann, Jonathan Tah, Piero Hincapié, Patrik Schick y Edmond Tapsoba que mostraron sus mejores versiones para consolidar un equipo sólido en todos los aspectos.
Aunque la estrella del equipo, sin dudas, fue el mediocentro alemán Florian Wirtz, que a sus 20 años de edad mostró ser uno de los jugadores con más proyección a futuro en este deporte. Con 26 titularidades en la liga, cinco en la Europa League y cuatro en la copa de Alemania, acumuló cifras increíbles.
El joven talento fue el líder del equipo en regates y duelos vencidos, además marcó en momentos claves y dejó plasmadas jugadas que quedarán en los archivos del club.
De esa manera el Bayer Leverkusen ganó un juego tras otro, al punto de igualar la racha de imbatibilidad que ostentaba la Juventus, de Turín, con una racha de 43 partidos sin perder, un número que podrían superar los alemanes en los cinco partidos que aún le quedan por delante.
En la liga jugaron 29 partidos, ganaron 25 y empataron cuatro. El equipo marcó 74 goles para una media de 2,55 por partido, 43 como local y 31 como visitante. En el aspecto defensivo permitieron solo 19, de los cuales solo uno fue desde fuera del área para que tengan una idea de la solidez en la última línea.
El club alemán también está en la final de la Copa de Alemania en la que es favorito ante el Kaiserslautern, actualmente en la segunda división de la Bundesliga, y tiene allanado el camino hacia la semifinal de la Liga Europa tras la victoria por 2-0 en la ida ante el West Ham inglés.
El Bayer Leverkusen jugó, ganó y enamoró a millones de fanáticos del fútbol por todo el mundo, Xabi, con su sencillez logró poner al equipo por delante de su figura y ser uno más de un colectivo. En el partido que marcó la victoria liguera, un mar de aficionados se lanzaron al terreno del estadio BayArena a celebrar codo con codo con los jugadores y, por supuesto, con su entrenador.
El fútbol de clubes, como la mayoría de deportes profesionales, está marcado por el dominio habitual de los equipos con un mayor presupuesto o inversores multimillonarios, pero una vez cada cierto tiempo reaparece la magia que provoca que amemos tanto este deporte y un equipo en apariencia pequeño rompe la inercia y levanta trofeos.
Una victoria que no hizo más que crecer cuando el propio Xabi Alonso comunicó a la prensa que seguirá en el Leverkusen la temporada que viene, porque a sus jugadores les falta mucho por crecer, y a él junto con ellos, para rematarlo con un: “Estoy muy agradecido y creo que es la mejor forma de continuar este camino juntos”.
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