“Hay que informar mucho más sobre el Parkinson”

Informar más sobre el parkinson

Cada 11 de abril se celebra el Día Mundial del Parkinson, una fecha instituida en 1997 en honor al nacimiento de James Parkinson -el neurólogo británico que descubrió y dio nombre a la enfermedad en 1817- y que tiene como propósito crear conciencia sobre este padecimiento neurodegenerativo.

El más reciente anuario estadístico de salud, reconoce al Parkinson entre las primeras 15 causas de muerte a nivel nacional. Se trata de una dolencia que no tiene cura, pero cuyo diagnóstico temprano representa un aspecto vital para el control y la evolución de la misma. 

Con motivo de esta fecha conversamos desde el Periódico Girón con el doctor Edel Martínez Rodríguez, jefe del servicio de Neurología en el Hospital Provincial Clínico Quirúrgico Docente “Comandante Faustino Pérez”, y jefe del grupo provincial de esta especialidad.

Doctor Edel Martínez Rodríguez

¿A qué llamamos Enfermedad del Parkinson? ¿Qué síntomas la caracterizan?

— La especialidad de neurología está integrada por grupos de acuerdo con su tipología. Tenemos las enfermedades vasculares, la epilepsia, la neuropediatría, pero también están las enfermedades neuromusculares, y dentro de este grupo de enfermedades neurodegenerativas se ubica lo que conocemos como síndrome parkinsoniano o la enfermedad de Parkinson.

“Se trata de una enfermedad que ahora, a pesar de que las estadísticas hablan de que uno de cada cien mil habitantes la padece, en la práctica lo que hemos visto es que la prevalencia es mucho mayor. Normalmente, afecta a los mayores de 60 años, sin embargo, apreciamos que se han incrementado los pacientes con Parkinson menores de 50, que son los llamados casos de ‘Parkinson juvenil’.

“Para empezar a hablar de Parkinson debemos citar los principales síntomas que provoca esta enfermedad, que se clasifican en síntomas motores y síntomas no motores. Los primeros son aquellos que tienen que ver con el movimiento, con la movilidad muscular, con la actividad de la locomoción de los pacientes, con el equilibrio y la coordinación.

“Existen cuatro manifestaciones fundamentales. La primera es la lentitud. No hay Parkinson si no tenemos este síntoma. Es típico en pacientes a la hora de caminar, ejecutar actividades y también se manifiesta en el lenguaje. En la faccia no te proyecta absolutamente nada, es lo que comúnmente denominamos facies hipomímica, que es cuando nos encontramos ante pacientes que no expresan emoción alguna. Es decir, no son capaces de mostrar felicidad, alegría o sorpresa. Por lo general, también suelen demorarse en dar una respuesta. Se trata de un síntoma que acompaña además la forma de caminar. En consulta son muy fáciles de identificar por su andar lento, dificultades en los giros, levantarse de una silla o incorporarse en la cama.

“El otro síntoma no motor es la rigidez en rueda dentada. La diagnosticamos cuando examinamos al paciente y detectamos que sobre todo en miembros superiores, se ha desarrollado rigidez de la articulación de la muñeca en forma de rueda dentada, de ahí el nombre. 

“Asimismo, destaca como otra característica típica en quienes la padecen la pérdida de los reflejos posturales, pacientes que se caen o que, simplemente, a la hora del examen con los especialistas no pueden mantener el equilibrio.

“Por otro lado, los síntomas no motores se asocian, por ejemplo, con los trastornos del sueño REM. Ahí encontramos la aparición de pesadillas, con movimientos o gritos durante ese proceso. También los trastornos autonómicos, en este caso de incontinencia urinaria, urgencia miccional y de la función sexual del paciente, tanto femenino como masculino.

“Clasifican en este grupo además, pacientes que padecen de constipación o estreñimiento, pero hay síntomas muy específicos que pueden ser, incluso, el comienzo de esta enfermedad, como la depresión. Llegan con mucha frecuencia a los cuerpos de guardia aquellos que la padecen, que acuden a consultas de psiquiatría y, simplemente, se trata de uno de los síntomas iniciales que desencadenan la enfermedad.

“Esos son los síntomas fundamentales cuando hablamos de Parkinson primario, el más común. Son casos que se les brinda ayuda psicológica, recomienda fisiatría y pueden con ello recuperar algunas de esas funciones en los primeros cinco años de evolución de la enfermedad, porque utilizan los medicamentos apropiados, con positiva respuesta durante ese tiempo”.

¿Cómo se diagnostican y cuál es el proceso de seguimiento que se le ofrece en la atención primaria de salud?

—El diagnóstico es clínico. Se le realiza un examen físico minucioso, neurológico y general que nos permite el diagnóstico en el momento que lo vemos o lo interrogamos. Existe, por supuesto, la determinación de algunos anticuerpos para conocer tipos de Parkinson genético, por ejemplo. También otras pruebas diagnósticas que realizamos para determinar si estamos ante un caso o no de Parkinson secundario.

“Otros pacientes llegan con un temblor específico, que al momento del examen físico determinamos que se trata de un Parkinson común, y hay que practicarle otros estudios para determinar, por ejemplo, si se trata de otro diagnóstico, como la enfermedad de Wilson, que es muy similar.

“El diagnóstico es imparable, no poseemos las cifras en estos momentos, pero hay un promedio de unos 10 a 15 casos mensuales

“Al paciente de Parkinson hay que seguirlo en consulta. Para ello, tenemos establecidos alrededor de 18 puntos en diferentes municipios como Pedro Betancourt, Jovellanos, Jagüey Grande, Unión de Reyes, Limonar, además todos los policlínicos en la cabecera provincial con las consultas que regularmente se ofrecen.

“Resulta raro no ver un aproximado de tres a cinco casos en cada una de las consultas semanales de pacientes con síndrome parkinsoniano, porque puede ser, efectivamente, Parkinson, pero también existen otras enfermedades que cursan con ella, con sintomatologías similares, pero que tiene otra denominación”.


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— Mencionaba anteriormente el Parkinson secundario, ¿Cuáles son las diferentes tipologías de esta enfermedad?

— Además del Parkinson primario, tenemos el secundario. Un paciente con una enfermedad cerebrovascular, hemorragia cerebral y sobre todo con infartos pueden desencadenar una enfermedad de Parkinson vascular. Un paciente con un tumor con localización específica en el cerebro, que tenga que ver con los ganglios de la base, que a su vez tienen funciones como vías específicas, puede también asociarse a la sintomatología de Parkinson.

“Y tenemos los llamados parkinsonismos atípicos, que son aquellos que vienen evolucionando como un Parkinson, pero que avanzan más tórpidamente, no tienen tantas respuestas al medicamento. En consecuencia, los tratamos diferentes y se identifican durante el proceso.

“En Neurología, como en el resto de las especialidades, se realiza un diagnóstico inicial primario. Es decir, vemos al paciente y después, en una segunda o una tercera consulta, ya es un diagnóstico certero.

“¿Qué pasa con los pacientes de Parkinson y con otras enfermedades degenerativas? Depende mucho de la ayuda de la familia, del empeño que ponga el núcleo de apoyo y el propio al tratamiento medicamentoso, a la atención psicológica que se le brinda, a los ejercicios de fisioterapia que son los que van a ayudar a que la persona diagnosticada tenga una evolución diferente.

“Son pacientes muy demandantes porque ven que el avance es lento después de que inician con el medicamento. Otros tienen una respuesta muy rápida, mejoran el estado de ánimo, pero es una enfermedad que tiene una prevalencia altísima en nuestra población, no solamente matancera, sino en el país y el mundo entero. Opino que debe prestársele bastante atención, 

“En el hospital Faustino Pérez atendemos los casos de Parkinson más complicados, que llegan al cuerpo de guardia, por ejemplo, que además de la enfermedad arriban a nuestros servicios con una sepsis (de cualquier tipo), o que vienen con un desequilibrio electrolítico, etc., y provoca que se descompensen. 

“Siempre se atienden y se les da seguimiento en la atención primaria. Por tanto, hay que mencionar y reconocer cuando se habla de su tratamiento a nuestro personal de salud implicado, no solo el médico, sino la enfermera, los psicólogos, todo un equipo multidisciplinario que es fundamental en estos casos”.

—¿Existe una mayor prevalencia en hombres que en mujeres?

—Mayormente vemos más hombres que mujeres, pero no tenemos estadísticas con esa diferenciación.

“Tampoco es que exista una diferencia en la sintomatología de uno u otro sexo porque depende de factores de riesgo y de cómo se esté predispuesto genéticamente como familia.  Hay tipos de Parkinson hereditario y otros que son idiopáticos, lo cual significa que tienen una causa desconocida. 

“Hay pacientes que padecen de temblor, pero eso no es parkinson, y normalmente la población se confunde en este aspecto. El parkinson genético es muy poco común, el que más predomina en la población es la enfermedad de Parkinson idiopática que es la primaria y la secundaria, porque tenemos alta incidencia de enfermedad cerebrovascular en la población. 

— ¿A qué factores de riesgo deberíamos prestarle atención entonces?

— Factores de riesgo como tal, yo creo que son comunes a todas las enfermedades crónicas no transmisibles. Evitar la obesidad, el hábito de fumar y el alcoholismo pueden ser conductas que contribuyan a prevenirlo, porque así se corrigen muchas de las causas que pueden generar un Parkinson secundario. Aunque no es una garantía. Hemos tenido en consulta pacientes que ni fuman, ni toman, que no son obesos, que llevan una vida saludable, sin estrés, y que, sin embargo, empiezan a padecerla.

“Nos llama la atención la presencia de esta enfermedad en pacientes más jóvenes, y ahí tiene que haber otras causas que corresponderá estudiar. Es una enfermedad con un curso irregular e impredecible, porque depende de cada paciente, depende de cada núcleo familiar y depende también de de cómo se cuida el paciente.

“Siempre resultará acertado ofrecer información sobre esta enfermedad porque ha ido en aumento en los últimos años, y el tratamiento oportuno es fundamental”.

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Sobre el autor: Lisandra Pérez Coto

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