Nomofobia, un tema para no perder de vista

En la era digital no resulta extraño escuchar, quizá cada vez con más frecuencia, sobre el impacto de las tecnologías digitales en la vida diaria, la importancia de saber decantar información ante el bombardeo constante de fake news o la temible adicción que provocan para muchos las redes sociales. Nos debatimos casi siempre mirando en otra dirección, sin embargo, a veces los efectos son más comunes y cercanos de lo que parecen.

La ansiedad que genera en un amigo comprobar que se agota la batería del móvil mientras aborda un ómnibus intermunicipal (y las escasas probabilidades de cargarlo a corto plazo); la influencer que rompe en llanto ante la imposibilidad de subir un contenido en redes sociales por la mala conectividad o el niño que acentúa cada vez más el desinterés por la escuela y desproporcionadamente la obsesión por los videojuegos, son muestras comunes de los efectos que se producen cuando no sabemos limitar a tiempo el uso de la tecnología en nuestras vidas.

Este fenómeno, denominado nomofobia, término acuñado en 2009 en Reino Unido, hace referencia al miedo irracional a estar sin el teléfono móvil, ese que se experimenta cuando el uso desmedido genera dependencia a estos dispositivos. 

Fotos: Tomadas de Internet

Creer que el no estar conectados hace que perdamos momentos importantes, preferir perder la cartera al móvil, desconectarnos del mundo real y enfocarnos en lo que sucede desde la virtualidad, dormir con el celular o permanecer pendientes a notificaciones son síntomas evidentes de que padecemos, en alguna medida, este trastorno.

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También es cierto que la transformación en los sistemas educativos, la extensión tras la pandemia del teletrabajo y las dinámicas de muchos empleos obligan, a veces, a concentrarnos durante horas en los dispositivos móviles. No obstante, ser conscientes de su uso o ampliar el espectro de actividades que se realizan pudiera frenar el impacto de la adicción y sus consecuencias.

Por otro lado, la exposición cada vez más temprana de los niños a las nuevas tecnologías merece toda la preocupación por parte de los padres y la familia en general. Premiarlos con más horas de juegos o navegación cuando simplemente cumplen con sus deberes escolares, no controlar estas actividades, así como restarle importancia a las prácticas de consumo que se tornen adictivas en detrimento de sus vínculos sociales, son algunas de las actitudes a evitar en el ámbito familiar si queremos evitar la nomofobia y sus efectos en el desarrollo de los más pequeños.

Algunos estudios señalan no solamente consecuencias desde el punto de vista psicológico o conductual, sino también cognitivo, que pudiera limitar, incluso, su rendimiento académico, razones de sobra para informarse e intervenir.

No se trata de ignorar o mantener al margen los adelantos tecnológicos y sus beneficios en la vida diaria, sino de prestar la debida atención a sus riesgos y actuar a tiempo cuando inciden negativamente en nuestro entorno.

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Sobre el autor: Lisandra Pérez Coto

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