Unreal Tournament
Hoy toca ponerse nostálgicos porque vengo a hablarles de un juego que se estrenó en el mundo en el año 1999 pero que jugué por primera vez con mis amigos en el 2005 y que para la fecha era el mayor despliegue gráfico que habíamos visto, y que nos podíamos permitir, valga la aclaración.
Unreal Tournament era lo que siempre habíamos deseado, un juego de tiros que perfeccionaba la fórmula del Quake y la llevaba a otro nivel con una jugabilidad más calibrada y nuevos modos competitivos y cooperativos para disfrutar conectados mediante cables de red.
La premisa era sencilla, escoge tu personaje, el estilo de juego y entra en uno de los mapas a reventarte a disparos con el resto de jugadores y muñecos manejados por IA en un ambiente futurista. El escenario estaba repleto de todo tipo de armas para probar y de trampas mortales para hacer la experiencia más dinámica.
El tipo de juego más común era el todos contra todos, donde durante un período limitado de tiempo había que correr como un loco disparando a todo lo que se moviera para acumular la mayor cantidad de muertes posibles. Pero también existían variantes más refinadas como el modo asalto, donde un grupo de jugadores debía asaltar la posición enemiga mientras los rivales hacían totalmente lo contrario.
Mi preferido siempre fue “el último hombre en pie”, dónde lo que contaba era la habilidad para esconderse y salvar el pellejo mientras el número de jugadores en la partida se iba reduciendo hasta que quedaran los suficientes para cazarlos y ser el único sobreviviente.
El punto fuerte de Unreal Tournament eran las armas. El título ofrecía una cantidad para nada despreciable de máquinas para matar que iban desde las más convencionales hasta las más raras y descabelladas que incluían un disparador de ácido, un propulsor de cuchillas y un mini lanzador nuclear que evidentemente también acababa con el usuario.
Otro aspecto a destacar era el alto nivel de gore del título, con un sistema de desmembramiento bastante efectivo para la época. Varias madres de mis amigos les prohibieron jugarlo por la facilidad con la que brazos, piernas y cabezas volaban al primer disparo de turno.
Lo curiosos es que ahora que me siento a ver el juego diecinueve años después, me encuentro con que lo que considerábamos una maravilla tecnológica en su época ahora es solo polígonos pixelados que se mueven toscamente en el monitor. Aún así la nostalgia queda y las horas de diversión que nos regaló nunca envejecerán mal.
