Hilda Elvira Santiago acompaña en el piano a la Orquesta Sinfónica de Matanzas. Fotos: Raúl Navarro.
“Nuestros muchachos son músicos talentosos con una formación muy completa. La Orquesta está en un buen momento para crecer, aprender y hacer, pero necesita un director que les dé una motivación, que atrape y encauce su interés”.
Esta fue la valoración de la pianista Hilda Elvira Santiago, tras concluir el concierto de celebración por el aniversario 73 de la Sinfónica de Matanzas, en la tarde del sábado 25 de noviembre, en que acompañó la interpretación del Danzón No. 2, de Arturo Márquez.
El nombre de esta artista ha estado estrechamente ligado al devenir de la más importante agrupación clásica yumurina, pues incluso antes de ser profesional, a finales de los años 60, hizo algunas incursiones en los escenarios junto a sus integrantes.
En 1974, después de un período de trabajo en La Habana, se trasladó a su ciudad natal y entró a formar parte del prestigioso staff de músicos que por entonces comandaba el maestro Reynold Álvarez Otero.
A casi medio siglo de integrar sus filas, la versada instrumentista, que cuenta con el respaldo de una sólida carrera y el reconocimiento del público, resulta de las voces más autorizadas para juzgar como “el talón de Aquiles de la Orquesta” la inestabilidad de su dirección durante los últimos tiempos. A día de hoy se encuentra acéfala, aunque se barajan diversas propuestas.
“Necesitamos un director que venga a enseñar, no a adquirir conocimientos aquí, que es lo que hacen ahora: traen a alguien muy joven que aprende, se ejercita, luego se va y volvemos a la misma situación.
Elvira evoca con emoción la época en que la Sinfónica se encontraba bajo la batuta de Roberto Sánchez Ferrer y Tomás Fortín y, muy especialmente, de Elena Herrera, quien asegura fue una verdadera “maestra. Los muchachos de aquellos tiempos hoy son músicos experimentados, la mayoría desgraciadamente no están en Matanzas.
“Una buena parte de los actuales integrantes son muy jóvenes y buenos desde el punto de vista musical, porque provienen de la academia, lo mismo de la Escuela de Nivel Medio que del Instituto Superior de Arte. No hay nadie empírico, como pasaba antes, que sonaba muy bien pero llevaba otro tipo de esfuerzo por parte de los directores.
“Justamente por eso se necesita de alguien que sea como un profesor, no para que venga a dar clases sino para que los entrene con el ejercicio diario, en el montaje de obras, porque así es como una agrupación de este tipo logra integrarse, poseer un correcto ensamblaje, lo que llegó a tener en un momento determinado de su historia”.
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