Palestina ha sido víctima durante 75 años de un genocidio por parte del gobierno de Israel. Se estima que más de 700 mil personas han sido desplazadas de sus lugares de origen, al punto de que el pueblo palestino vive en condición de refugiado dentro de su propio país.
En días recientes, el ataque del grupo armado Hamas en territorio ocupado por Israel sirvió de pretexto al gobierno de este país para llevar a cabo un bombardeo sin precedentes en Gaza, escenario de vida en hacinamiento para dos millones de palestinos y que bien podría ser considerado el campo de concentración más grande del mundo.
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Para obtener una visión más directa de cómo se viven los acontecimientos desde la zona del conflicto contactamos con Jalal Alkhateeb, un joven palestino residente en Jericó, Cisjordania, quien cursó estudios de Ingeniería Informática en la Universidad de Matanzas, sede Camilo Cienfuegos, y trabaja actualmente en el sector del turismo.
“Mi abuelo me contó cómo hace 75 años los colonos israelíes nos sacaron de nuestras tierras y mataron a mujeres y niños sin piedad, con el apoyo de estadounidenses y europeos. A partir de ahí comenzó el genocidio más largo de la historia, algunos lograron emigrar a países vecinos como refugiados, pero el resto nos convertimos en prisioneros dentro de nuestro propio país.
“Los Estados Unidos y la Unión Europea han apoyado siempre a Israel, se podría decir que lo han construido con billones de dólares para mantener el control militar sobre la región, por lo que la lucha siempre ha sido desigual.
“Hay algo que todo el mundo debe tener claro y basta con solo mirar los mapas desde 1948 hasta la actualidad: somos un pueblo que ha sido ocupado y al que le han robado sus tierras. Israel es el ocupante, el colono, el invasor que nos lo ha arrebatado todo y al que parece que nada le será suficiente. Si las personas logran interiorizar esto, entenderán mejor la situación de mi gente”.
Jalal reconoce la complejidad de la situación y que todo esfuerzo por contar la verdad sobre el conflicto es poco, ante la manipulación de la mayor parte de la prensa occidental, que se ha alineado con los intereses de Israel y Estados Unidos.
“Yasser Arafat, a quien muchos reconocen y respetan en Cuba, participó en la fundación del movimiento Al-Fatah, componente principal de la Organización para la Liberación de Palestina, y su labor fue fundamental para lograr los Acuerdos de Oslo en 1993, en los que se establecían las bases para la conformación de un estado palestino.
“¿Pero de qué sirvió todo? ¿Dónde están esos derechos humanos de los que tanto se jactan en las Naciones Unidas (ONU) y que tanto dicen defender y proteger? Todo fue mentira, basta con echar una mirada a Gaza para que vean cuánto cinismo existe en el relato occidental.
“En Gaza desde 2008 llueven las bombas, esto no es nada nuevo. Aunque aumente la magnitud de los ataques el daño es el mismo. Mueren civiles, mujeres, niños y ancianos por cientos. Los edificios y las casas caen, se pierden los hospitales y lo único que queda es el hambre y la desesperación.
“Y ahora sí cerraron todo, cortaron la luz, el gas, el agua, el internet, y solo pueden salir de Gaza quienes tengan una segunda nacionalidad. Es un plan para ´erradicarnos´, para borrar nuestra existencia.
“Nadie actúa al respecto. Occidente no reconoce nada y las bombas siguen cayendo. Los soldados israelíes nos humillan y nos deshumanizan. Nos mantienen encerrados, vivimos como prisioneros.
“No necesitan ninguna justificación para matarnos en el acto, porque no nos ven como personas sino como animales. Se ha vuelto común que maten a tu vecino, a tu familia, y que nadie pague por ello.
“Israel tiene el control total de lo que entra y sale de Gaza, es como una especie de interruptor que les da el poder de dejar a mi pueblo sin nada de un momento a otro, como lo han hecho ahora pese a que la ONU lo reconoce como un crimen de guerra.
“Si hasta nos han bombardeado con fósforo blanco, que provoca que los supervivientes a la explosión deseen haber muerto en un instante, porque les causa quemaduras, irritación y daño a los órganos, en los pulmones y los huesos, hasta que mueren.
“Los americanos y los israelíes controlan muchos medios y crean el estado de opinión que les sea más favorable. Nos venden como terroristas, como animales, como bombas andantes carentes de conciencia; cuando cometen tantas atrocidades y nosotros somos solo un pueblo que resiste y resistirá.
“Los bombardeos que está ordenando Benjamín Netanyahu también son una solución política a sus problemas internos. Cada vez que tienen elecciones o hay una situación social adversa, en Israel utilizan al pueblo palestino como catalizador.
“Muchos israelíes y judíos han apoyado la causa palestina porque entienden hasta qué punto somos víctimas, que el gobierno de Israel no nos ha dejado otra opción que defendernos.
“Yo sigo creyendo que no van a entrar por tierra y que no van a ocupar directamente a Gaza, nos les conviene porque saben que allí hay dos millones de palestinos que los odian con todo su ser. Personas que han perdido a sus hijos, madres, parejas, y que lo único que les queda es el rencor que sembraron sus opresores.
“En mi opinión, se lo van a pensar bien para entrar por tierra, pues saben que los espera un pueblo que los odia por el daño provocado. Un pueblo que lo ha perdido todo y que lo único que le queda es la voluntad de luchar por su libertad.
“La mejor manera de apoyar al pueblo palestino es mediante las redes sociales y los medios. Necesitamos que cuenten al mundo la verdad y que nos muestren como verdaderamente somos. Para que todos conozcan nuestro derecho a vivir en paz y tranquilos.
“Esta ocupación sionista, apoyada y armada por aliados estadounidenses y europeos, debe llegar a su fin. Deben reconocer nuestros derechos y devolvernos nuestra tierra. Mi pueblo no quiere más guerra, mi pueblo no quiere más muerte, queremos una solución justa y digna. Pero después de tantos años de genocidio cada vez creemos menos en que eso sea posible. La única alternativa que nos han dejado es la de luchar.
“A lo único que aspiramos es a poder tener lo mínimo que tienen otros pueblos. Una tierra nuestra, un trato internacional acorde con lo que dictan las leyes.
“Aquí estaremos y de aquí no nos mueve nadie, y si así debe ser, moriremos luchando en nuestra tierra. Yo tuve la experiencia de vivir un tiempo en Cuba, de estudiar allá, y mi pueblo siempre agradecerá que el pueblo cubano esté de nuestro lado y defienda nuestra causa”.