El trabajo a distancia resultó un método eficiente durante el confinamiento por la pandemia de covid-19, aunque a medida que cambió la situación epidemiológica esta modalidad quedó nuevamente relegada.
Hoy, el complejo panorama que vive la provincia de Matanzas con la disponibilidad de combustible exigirá retomar el trabajo a distancia y el teletrabajo, hecho que requiere de una mayor consciencia y responsabilidad para que las experiencias negativas se transformen en aprendizaje.
Es necesario entender que esta modalidad reporta beneficios no solo para la calidad de vida y las condiciones laborales de los empleados, sino también para la propia empresa.
Aportar desde casa posibilita que los trabajadores dispongan y organicen mejor su tiempo en activo, que concilien su vida personal y laboral, en un ambiente cómodo y adaptado a cada persona.
Además, ello no implica gastos superiores en transporte o alimentación, tema sensible si tenemos en cuenta los altos precios para ambos casos. Por otra parte, disminuye el estrés laboral y aumenta la motivación, el sentido de la responsabilidad y el compromiso con el trabajo.
Igualmente para la empresa se acortan los gastos de electricidad, a la par que se reduce el espacio necesario de oficinas y de los medios y recursos en explotación.
La mayoría de los jefes conciben esta forma solo como una vía obligatoria ante las dificultades, cuando es, ante todo, una estrategia que aplicada con organización y control puede llegar a ser mucho más eficaz y productiva que la presencialidad.
Es necesario entender que “estar” no es sinónimo de “rendir”, y reconocer que los estudios e investigaciones demuestran que en el mundo el trabajo a distancia reporta no pocos beneficios.
En una encuesta realizada por Cubadebate sobre esta modalidad durante el 2021, se debatieron diversas vivencias, algunas positivas y otras no tanto. Estados de opinión que deben tenerse en cuenta para revertir la situación. Por ejemplo, uno de los lectores expresó que se le negaron las vacaciones porque, a consideración de su jefe, si trabajaba desde casa no las necesitaba, un hecho inconcebible que pone al descubierto la falta de sentido común.
Otro aspecto que no debe ignorarse en este caso es el apoyo y la planificación familiar, para no sobrecargar en las labores domésticas a quien o quienes se encuentren trabajando desde casa, sobre todo exigir que respeten sus horarios y espacios de trabajo.
Existen muchos modos de asegurar la efectividad de este proceso, los jefes deben establecer canales que les permitan monitorear el flujo de trabajo y cada empleado ha de tener claras las prioridades que cumplir y su tiempo de entrega, así como lo importante de mantener la comunicación continua entre los compañeros de trabajo para no perder la interacción ni la socialización de los conocimientos.
Hay que romper los esquemas. Es cierto que en ocasiones no existen todas las condiciones para que las personas trabajen desde sus hogares, pero la mayoría de las veces se limita más por la subjetividad de personas reacias a reinventar los modos de hacer.
El trabajo a distancia, ya sea en la modalidad de teletrabajo, domicilio o en el terreno, tiene que convertirse en una opción para todos los días y no solo en respuesta a situaciones momentáneas.