Heredia bajo la mirada acuciosa de Mireya Cabrera Galán

Heredia

José María Heredia: contribuciones a la literatura mexicana (1825-1839) es el título del libro con el que la investigadora matancera Mireya Cabrera Galán ha obtenido, en fecha reciente, el Premio Uneac de Ensayo Artístico-Literario Enrique José Varona.

Este volumen inédito, dividido en ocho capítulos, recoge el período del exilio definitivo del cantor del Niágara, durante la que también fue una etapa crucial de México; las empresas en las que participó; sus relaciones con otros escritores; su huella imborrable en la naciente cultura latinoamericana. 

“Existen facetas de la vida creativa de Heredia que no son tan conocidas en Cuba. Mi propuesta trató de visibilizar su obra en relación con el mundo intelectual, especialmente en el ámbito literario —explica la autora—. Es una mirada al personaje inmerso en el contexto del surgimiento de una de las naciones más importantes del continente”.

Cabrera Galán no hace particular hincapié en los años anteriores a la partida del bardo, porque ese resulta, según su criterio, el período más estudiado. Prefirió enfocarse en su vida en México, una labor investigativa que pudo desarrollar, en gran medida, gracias a las bibliotecas virtuales y la ayuda de algunos colaboradores. 

“Cuando arriba, procedente de los Estados Unidos, el cubano no es un desconocido. Había visitado el país con anterioridad, junto a su padre, y allí había escrito composiciones notabilísimas como En el Teocalli de Cholula, considerado uno de los principales textos de la poesía romántica en Hispanoamérica, por eso en esta segunda ocasión lo acompaña ya una aureola de gran poeta. 

“El año 1826 resulta definitorio: participa en la fundación del Instituto de Ciencias, Artes y Literatura, y crea El Iris, la primera revista literaria ilustrada que ve la luz tras la independencia, junto a dos impresores y litógrafos italianos: Claudio Linati y Florencio Galli”. 

Para la historiadora, el santiaguero Heredia se encuentra, sin lugar a dudas, entre los iniciadores y principales promotores de lo que pudiéramos llamar la incipiente literatura autóctona mexicana. 

“En sus publicaciones se preocupa por divulgar las obras europeas, pero también la de sus contemporáneos del patio, entre ellos figuras de mayor o menor renombre: José Joaquín Pesado, Manuel Carpio, Guillermo Prieto, Fernando Calderón, Francisco y Eulalio María Ortega e Ignacio Rodríguez Galván”. 

Sobre su relación con este último, quien fue para la nación azteca lo que José Jacinto Milanés para Cuba, una de las principales voces de la poesía romántica y alma de la asociación literaria conocida como la Academia de Letrán, se centran dos de los capítulos del texto. 

“En 1828 compila una antología poética que se considera la primera de su tipo. Luego, funda otras dos revistas, Miscelánea y Minerva, en las que va a fungir como director, redactor, editor y hasta impresor, oficio que aprendió junto a su esposa Jacoba Yáñez, con el fin de contar con un medio alternativo de sustento en caso de que la situación política del país se hiciera insostenible.

Mireya Cabrera Galán recibe el premio de la Uneac por su obra sobre Heredia
Mireya Cabrera Galán recibe el premio de la Uneac

“Muy importante fue su obra como profesor en el Instituto Literario de Toluca, ciudad en la que vivió gran parte de los años que residió en México. Sus lecciones históricas, adaptadas a la juventud americana, son estimadas en conjunto (constan de cuatro tomos) como el primer texto, redactado en español para el conocimiento de la historia universal. Importante: su reflejo de la historia del continente americano, de Latinoamérica.

“Viviendo allí y poco antes de su muy comentado viaje a Cuba para reencontrarse con su madre, Heredia realizó una excursión al Nevado de Toluca, nombre con el que se conoce el volcán Xinantecatl y que le inspiró una de las páginas más hermosas de la última etapa de su vida.

Viaje al Nevado de Toluca se considera un texto precursor de la crónica científica. Casi al final del mismo, escribe: ‘Dos días forman época en mis recuerdos, por asociarme a grandes misterios de la naturaleza. En el último subí al Nevado de Toluca: el anterior me vio inmóvil, atónito, al pie de la gran catarata del Niágara’”.

Mireya Cabrera Galán es especialista en Gestión de Patrimonio Documental de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Matanzas. Ha publicado varios títulos relacionados con la historia yumurina, entre ellos El Ateneo de Matanzas: su historia y trascendencia (Ciencias Sociales, 2000) y Dolores María Ximeno: otras miradas (Ediciones Vigía, 2016). 


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Sobre el autor: Giselle Bello Muñoz

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