El agujero de la capa ozono de este año sobre la Antártida es uno de los más grandes jamás registrados. La Agencia Espacial Europea (ESA, en sus siglas en inglés) informó que alcanzó un tamaño de 26 millones de kilómetros cuadrados el pasado 16 de septiembre de 2023. Es el equivalente a casi tres veces el tamaño de Brasil.
El agujero es provocado por la presencia de sustancias que agotan la capa de ozono en la estratosfera y por condiciones específicas de la región. Su tamaño aumenta entre agosto y octubre. Habitualmente, alcanza su punto máximo entre mediados de septiembre y mediados de octubre, explica la ESA.
Antje Inness, científica principal del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera Copernicus, señaló en un comunicado que el agujero en la capa de ozono comenzó a crecer más temprano este año y ha crecido rápidamente desde agosto. Esto lo “convierte en uno de los mayores agujeros de ozono jamás registrados”, resaltó.
La ESA le hace seguimiento al agujero de la capa de ozono gracias al Copernicus Sentinel-5P. Lanzado en 2017, es el primer satélite Copernicus dedicado a monitorear nuestra atmósfera. Cuenta con un instrumento de última generación llamado Tropomi, capaz de detectar gases atmosféricos para obtener imágenes de los contaminantes del aire con mayor precisión y con altísima resolución.
¿Por qué está creciendo tanto el agujero de la capa de ozono?
El uso generalizado de clorofluorocarbonos dañinos, en productos como refrigeradores y latas de aerosol, dañó el ozono en lo alto de nuestra atmósfera en las décadas de 1970 y 1980. Esto generó un agujero justo en la región sobre la Antártida.
El tamaño del agujero suele variar en gran medida por la fuerza de una banda de viento que fluye alrededor de la zona antártica. La fuerte banda de viento es consecuencia directa de la rotación de la Tierra y de las fuertes diferencias de temperatura entre las latitudes polares y moderadas.
La ESA explicó en su comunicado que puede ser demasiado pronto para saber a qué se debe el crecimiento inusual de este año. Sin embargo, apuntó que algunos investigadores creen que podría estar relacionado con la erupción del volcán Hunga Tonga-Hunga Ha’apai, ocurrida entre diciembre de 2021 y enero de 2022.
El Hunga Tonga es un volcán submarino. Está ubicado a unos 30 kilómetros al sureste de Fonuafoʻou, una isla que pertenece a Tonga, un archipiélago polinesio en Oceanía. Tuvo un gran evento explosivo el 15 de enero de 2022, que provocó alertas de Tsunami en varias partes del mundo. La erupción inyectó una gran cantidad de vapor de agua en la estratosfera, que solo llegó a las regiones del polo sur después del final del agujero de ozono de 2022, explicó Innes.
“El vapor de agua podría haber provocado una mayor formación de nubes estratosféricas polares”, dijo la científica. “Los clorofluorocarbonos pueden reaccionar y acelerar el agotamiento de la capa de ozono”.
El objetivo: lograr cerrarlo
Un informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente en enero encontró que la capa de ozono va en camino a recuperarse. Las emisiones de sustancias producidas por los humanos que agotan la capa de ozono han disminuido sustancialmente. El reporte de la ONU confirma la eliminación progresiva del 99% de estos productos.
Es el resultado del Protocolo de Montreal, acordado por los países miembros de la ONU en 1987. Gracias a esto, los científicos predicen actualmente que la capa de ozono global volverá a alcanzar su estado normal alrededor del 2050.
Sería un hito clave para ayudar a frenar el cambio climático, asegura el Grupo de Evaluación Científica del Protocolo de Montreal. Esta reparación debería contribuir a evitar entre 0,3 y 0,5 °C de calentamiento global de aquí a 2100.
(Con información de Hipertextual)
El debate sobre el ozono va en dos direcciones. La primera, cuando hablamos de la Capa de Ozono, como la capa del gas que recubre la Tierra, que es beneficiosa porque protege al planeta de las radiaciones solares, es la que se hace referencia en el artículo, y que, como se subraya, el agujero es provocado por la presencia de sustancias que agotan la capa de ozono en la estratósfera (se refiere al uso generalizado de clorofluorocarbonos dañinos, en productos como refrigerantes y latas de aerosol, y algunos productos utilizados en procesos agrícolas, lo cual dañó el ozono en lo alto de nuestra atmósfera en las décadas de 1970 y 1980) lo cual motivó a la creación de consensos mundiales sobre la necesidad de eliminación y sustitución de estas sustancias en la actividad humana; y la segunda, en relación con el ozono atmosférico en las capas cercanas a la tierra, es decir, la presencia de dicho elemento en las capas inferiores de la atmósfera, que daña la salud y genera corrosión en edificios y rocas, hasta llegar que se considere un problema medioambiental grave, y el incremento de su concentración es resultado de la propia actividad humana, las emisiones de gases de efecto invernadero y el incremento de la temperatura global, y la mitigación de este efecto es trabajar para reducir las sustancias precursoras del gas, principalmente óxidos de nitrógeno y de sustancias orgánicas volátiles procedentes en gran medida del tráfico de vehículos y de los disolventes industriales, la concentración global de metano, gas generado por la ganadería, la gestión de deshechos, el tratamiento del agua y la agricultura, entre otras actividades.