Cerramos el mes de septiembre con un océano Atlántico activo y productivo en cuanto a ciclones tropicales, mientras el mar Caribe, afortunadamente, permanece tranquilo. Ya hemos cruzado la frontera temporal que da paso al décimo mes del año, un periodo en que inevitablemente los cubanos, pensamos en ciclones.
Si comparamos la distribución de las áreas de formación y trayectorias predominantes en los meses de septiembre y octubre, vemos como hay una disminución notable en cuanto a la cantidad de organismos formados, sobre todo por la reducción de tormentas en el océano Atlántico. Sin embargo, se incrementan respecto al mes anterior en el mar Caribe.
Esto último viene dado porque en este momento del año, aunque no se registre regularmente un cambio notable en las temperaturas, ya llegan a nuestra latitud sistemas invernales como los frentes fríos. Estos generan zonas de mal tiempo y vorticidad (tendencia a la rotación ciclónica) que pueden desencadenar en la formación de algún ciclón tropical.
En la gráfica que muestra las trayectorias de los ciclones tropicales nombrados (tormentas tropicales y huracanes), que han afectado a Cuba, vemos como queda casi cubierta por las mismas. También se observa el predominio de trayectorias de sur a norte, muchas de ellas con origen en el propio mar Caribe, aunque se han “colado” no en pocas veces sistemas del océano Atlántico.
Si analizamos el mapa, solamente con aquellos que cruzaron como huracanes, es curioso como el territorio de Matanzas queda casi “al descubierto” en esta nube de trayectorias, indicando las pocas afectaciones directas que ha tenido ese territorio, a pesar de estar en el occidente.
A su vez, hay puntos de encuentro de numerosas trayectorias: sobre el oeste de Pinar del Río, al sur de Isla de la Juventud y varias que han cruzado muy próximas a La Habana. Entre estas últimas están las del “Ciclón del 26”, el huracán de 1933 y el de 1944 (el último de gran intensidad que ha afectado la urbe). La capital hace casi 80 años no es afectada por un organismo de tal intensidad, algo que influye en la memoria de las personas de lo que son este tipo de eventos, ya que los que lo vivieron siendo niños, hoy superan las 8 décadas de vida. El resto de los habitantes de la capital no conocen lo que es sentir los vientos con fuerza de huracán durante unas 14 horas, como ocurrió en esa ocasión, cuando también se reportó una racha de 262 kilómetros por hora. La tormenta de San Francisco de Borja en 1846, que ha sido el huracán más intenso que ha afectado La Habana, el único categoría 5, no se incluye en estas gráficas porque la base histórica utilizada data de 1851. No obstante, suplimos su ausencia con este mapa, de la autoría del profesor Luis Enrique Ramos Guadalupe.
Volviendo al mapa de las trayectorias de huracanes, vemos adicionalmente que en el caso del oriente cubano, además de una menor cantidad de trayectorias, también son menores las intensidades de los huracanes que han cruzado sobre esa región, con poco puntos de colores en tonos de rojo y violeta. El más intenso ha sido Matthew en 2016. Para la parte central, son más escasas aun las trayectorias de sistemas intensos.
Triste celebridad
Es quizás el mes con más tormentas célebres, ya que podemos citar otros nombres como: el Ciclón de los cinco días, el ciclón Flora, la tormenta de San Francisco de Asís, el huracán de San Marcos, el Huracán sin Precedentes, el huracán Fox.
Es necesario recordar que solo referenciamos aquellos ciclones cuyo centro ha cruzado sobre el archipiélago cubano, y que esa misma trayectoria es tomada como para hablar de afectación o no a un territorio. En la realidad, las afectaciones siempre se extienden a cientos de kilómetros alrededor del centro de circulación: los fuertes vientos, las lluvias y los efectos del mar, sobre todo cuando hablamos de sistemas intensos.
Si ampliamos la lista con ese criterio, serían muchos más y se incluiría por ejemplo el huracán Wilma (y que muchos a estas alturas se preguntaban porqué no había sido mencionado), que a pesar de que su centro cruzó algo alejado de Cuba, las marejadas generadas por su campo de vientos, provocaron inundaciones costeras fuertes en La Habana.
El último huracán que nos visitó en octubre fue precisamente Matthew en 2016, realmente el último sistema de relevancia, ya que aunque en 2017 tuvimos la visita de un “conocido” de la actual temporada: Philippe, este llegó a las costas de Cuba como una depresión tropical.