El noveno mes del año concentra la mayor actividad ciclónica en el océano Atlántico del norte, donde sus estadísticas despuntan en torno al 10 de esos 30 días.
Un incremento en el número de huracanes influye en su impacto en Cuba, informó a la Agencia Cubana de Noticias el profesor Luis E. Ramos Guadalupe, Coordinador de la Comisión de Historia de la Sociedad Meteorológica de Cuba.
Ramos Guadalupe recurrió en su evaluación a una cronología oficial del Instituto de Meteorología, según la cual 38 huracanes en ese espacio dañaron al país entre 1791 y 2022, equivalente a 32 por ciento del total general en 231 años.
En 2021, los profesores Nathalí Valderá, Cecilia González y Ramón Pérez, analizaron 170 temporadas ciclónicas del Atlántico y hallaron que el máximo absoluto de formación de ciclones tropicales en un mes le corresponden a él en 2020, añadió.
A la sazón, continuó, ocurrieron nueve ciclones tropicales, equivalentes a la formación de un organismo con nombre cada 72 horas e incluso el día 17 se formó Wilfred, el último nombre de la lista del año, que hubo que ampliar con nueve letras griegas.
De acuerdo con el experto cubano, en el archipiélago nacional sobresalen en ese tiempo las trayectorias longitudinales septentrional y meridional, lo que implica que Cuba haya sido afectada sin que el centro del sistema tocase el territorio nacional.
Solo entre 2003 y 2022, los huracanes de septiembre más notables para Cuba han sido Iván (2004), Ike (2008), Irma (2017) e Ian (2022).
En efecto, ese período es uno de los más lluviosos de la temporada ciclónica en Cuba, que concluye en noviembre próximo en la cuenca del Atlántico, el mar Caribe y el golfo de México.
La influencia del anticiclón del Atlántico disminuye considerablemente respecto a julio y agosto pasados, lo que, unido al paso frecuente de las ondas y las bajas tropicales, propicia el aumento de las precipitaciones, indicaron especialistas del Centro del Clima en su más reciente evaluación sobre el particular.