Del otro lado del mundo: Encuentros, hallazgos felices y robots

Beijing es inmensa y maravillosa, tal y como la describieron.

Los amigos a los que “torturé” antes de llegar a Beijing me hablaban de la ciudad justo como la maravilla que, de a poco, voy descubriendo en el tiempo que dejan los ratos libres y el azar. Me insistían en que instalara un VPN, que no tuviera miedo a perderme, que la comida me iba a gustar y, como me conocen, que fuera prudente, que aquí no todos iban a entender mis chistes y las personas podían malinterpretar algún que otro gesto efusivo. Que me iba a costar adaptarme, que probablemente cuando lo hiciera ya tocaría regresar.

Tres semanas después puedo decir, no sin un poco de nostalgia, que por fin siento la tranquilidad de lo conocido y que, en efecto, Beijing es inmensa y maravillosa, tal y como la describieron; aunque aún no visite La Muralla China, ni la Plaza Tiananmen, ni el Templo del Cielo y aunque, sí, eso también me genere un poco de ansiedad.

Tres semanas después sé comer con palitos (o eso creo), descubro que perderse en las calles de Pekín también tiene su encanto, que salir de noche aquí se siente tan seguro como en Cuba y que mis chistes son malos en cualquier sitio de este planeta. Por suerte, y por fin, llego a sentirme como en casa, que no es lo mismo, pero es casi igual.

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Cuando se piensa en el futuro, al menos en la versión de modernidad y desarrollo, probablemente se visualicen los robots. El cine ha hecho lo suyo en ese presupuesto con montones de filmes dedicados al tema, y si a ello añadimos el acelerado desarrollo tecnológico de China en los últimos años, pues la idea se coloca cada vez más cerca.

La 8va Conferencia Mundial de Robots 2023 es una prueba del gran desarrollo alcanzado por el gigante asiático en esta área.

Vengo a contarles que, si son de los que creen que los humanos serán reemplazados por robots, no se equivocan. Ya lo estamos siendo, al menos en algunas ramas de las ingenierías, la mecánica y la medicina. Al menos es lo que vivimos en la 8va Conferencia Mundial de Robots 2023 que se desarrolla en Beijing del 17 al 22 de agosto, un evento que no paró de sorprendernos.

La 8va Conferencia Mundial de Robots 2023 es una prueba del gran desarrollo alcanzado por el gigante asiático en esta área.

Cyberdogs, capaces de hacer volteretas, “disfrutar” las cosquillas y actuar imitando a un perro real; otros que bailan, realizan trabajos forzosos, de servicios; y algunos diseñados para pintar en tiempo real, fueron algunos de los más sorprendentes de la cita.

Lo llaman Chang Dai-Chien, como el famoso artista plástico chino, y es capaz de realizar dibujos mediante el reconocimiento facial.

Cerca de 140 empresas de robótica de China y otros países presentaron alrededor de 600 exposiciones en el Centro Internacional de Convenciones y Exposiciones Beiren Etrong de la ciudad de Beijing. Según los organizadores, más de 50 nuevos productos hacen su debut en la exposición de este año, lo que representa el mayor número de nuevos lanzamientos en la historia del evento, por una industria que mantuvo una expansión constante en la primera mitad de este año.

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Una semana de comprobar que hablo demasiado rápido, que hasta a las amigas latinas les puede costar entenderme. Días de prácticas en China Global Television Network (CGTN), de deslumbrarme, decepcionarme y de fascinarme otra vez. De enamorarme de su edificio rarísimo y sus vistas preciosas, de sentirme feliz con mi carrete repleto de fotos y los nuevos amigos.

He sufrido con la gastritis y echado de menos los cuidados de mamá. También me han conmovido los apapachos, los mensajes de preocupación y el cariño de la nueva familia que vamos construyendo aquí. Ha nacido Valeria y su tía no puede estar más feliz, aunque solo la conozca por fotos.

El helado de té es uno de los sabores más populares en la capital, donde el consumo de este tipo de infusiones resulta muy común.

He probado helado de té de jazmín y he recorrido la ciudad buscando libros en español, aunque en el móvil almacene más de los que podría leer y consciente de que me ocuparán algunos kilos en la maleta a mi regreso. Me he emocionado hasta las lágrimas con la bandera y he descubierto que los cubanos se reconocen en cualquier sitio y no sabría definir por qué. Que después de dos horas perdida, llegar a Encuentro puede alegrar el peor de los días y que no importa si sabes o no bailar: no es posible permanecer sentado cuando suena la música cubana.

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De Encuentro supe desde que llegué a Beijing por una colega cubana. Quise ir desde el inicio, pero la oportunidad, pospuesta en más de una ocasión, coincidió con uno de los trabajos de CGTN. No sabría decir por qué, pero por más que estudié el mapa y la ubicación en tiempo real no logré llegar a la primera. Fue la segunda de las vueltas sin sentido de la semana, pero sin dudas, encontrar ese pequeño rincón latino en medio de la capital china ha sido de los mejores hallazgos de este viaje.

El restaurante Encuentro reúne platos típicos de la gastronomía latinoamericana y caribeña y es además un espacio donde confluyen la música, el baile y la cultura de nuestro continente.

El sitio, creado en plena pandemia por Wen Zhiwei y algunos amigos, ostenta una oferta completa de comida latinoamericana en la capital, intentando ofrecer a los consumidores chinos una experiencia inmersiva en la gastronomía latinoamericana y caribeña.

El restaurante Encuentro reúne platos típicos de la gastronomía latinoamericana y caribeña y es además un espacio donde confluyen la música, el baile y la cultura de nuestro continente.

Pero no se trata solo de degustar platos, sino también ritmos como la bachata y la salsa. Encuentro es el espacio donde cada semana alumnos y profesores de la academia Sazón Cuban Dance School se reúnen para disfrutar y bailar la música cubana y el lugar en el que me he sentido más cerca de mi país desde mi llegada a Beijing.

El restaurante Encuentro reúne platos típicos de la gastronomía latinoamericana y caribeña y es además un espacio donde confluyen la música, el baile y la cultura de nuestro continente.

Otra certeza me queda: Encuentro y yo nos debemos muchos encuentros.

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Fin de semana de almuerzos, cariños, catarsis y de compartir el drama de la distancia. De respondernos “¡Estamos en China!” ante lo mejor y lo peor que nos pueda llegar a suceder. De reconocernos exóticos cuando un par de niños nos piden fotos y de no superar las risas estridentes y el bullicio a cualquier sitio al que vamos.

Otra semana en Beijing: una definitivamente muy especial, más tranquila, más segura, más feliz, y creo que se nota.

La bandera más bella que existe.

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Sobre el autor: Lisandra Pérez Coto

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