Genética de Matanzas busca recuperar un legado

A través de un sendero perteneciente a la vaquería # 91 de la Empresa Genética de Matanzas, un joven ganadero conduce a los animales hasta una nave donde se alimentarán del forraje cultivado por los propios trabajadores de la unidad.

Hace tres años la falta de pienso importado representaba un obstáculo para la producción de leche, pero la realidad económica del país obligó a apelar a prácticas ancestrales como el empleo de forraje y plantas proteicas para alcanzar los nutrientes necesarios para el desarrollo de la masa ganadera.

En las 114 vaquerías y 56 centros de desarrollo de la Empresa Genética de Matanzas se ha asumido la siembra de alimento como una alternativa eficaz y necesaria que ha logrado revertir aquella tendencia de antaño de producir con la mirada en el horizonte, a la espera del arribo de los barcos con el norgold.

Tal era la dependencia de este alimento nutritivo, que sin él parecía imposible el desarrollo de la ganadería en la provincia.

Hoy en cambio, productores como Andy Guerrero no se imaginan sus vaquerías sin las áreas cultivables dedicadas al cultivo de kingrass, titonia, morera, entre tantas variedades de plantas que aportan los nutrientes necesarios en la dieta de los más vacuna.

Incluso el director de producción de la empresa, Nivaldo Molina Tápanes, habla con beneplácito de la siembra de 300 hectáreas de maíz, cultivo que aportará una doble ganancia, pues además de las mazorcas que se comercializarán, permitirá la fabricación de 10 mil toneladas de silo, a partir del aprovechamiento de la maloja.

Si bien la entidad, entre las mayores de su tipo en el país, no logra recuperar los niveles productivos de leche que les llenaba de orgullo, buscan diversificar las producciones para aminorar las elevadas pérdidas económicas con la que opera.

A ello se suman programas de desarrollo como la inserción del Proyecto Bufalino de Cuba, mediante el cual cerrarían el año con 1200 ejemplares, incrementando además la producción de queso y leche.

Creada por el líder de la Revolución cubana hace 53 años, la Genética ostenta el mérito de contribuir al despegue del desarrollo ganadero cubano al ser el lugar donde se creó la raza Mambí.

Desde entonces, y tras innumerables tropiezos, sus más de 1300 trabajadores laboran arduamente por recuperar ese prestigio ganadero que tanto les llenó de orgullo.


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Sobre el autor: Arnaldo Mirabal Hernández

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